CTS

Edmond Béraneck: fotografía de un maestro olvidado de Jean Piaget

Edmond Béraneck: fotografía de un maestro olvidado de Jean Piaget

Marzo 05, 2021 / Por Alejandro Hernández Daniel

Fotografía: Edmond Béraneck: Bulletin de la Société Neuchateloise des Sciences Naturelles

 

En octubre del año pasado escribí en este espacio una colaboración titulada “¿Por qué Béraneck no?” sobre un dato que había llamado mi atención durante largo tiempo: ¿por qué el biólogo suizo Jean Piaget había propuesto, como parte integrante de su método psicogenético, un “submétodo” al que llamó embriológico? Entre más buscaba una explicación a esta pregunta en la literatura disponible, me iba dando cuenta que había muy poco escrito y documentado al respecto.

Se pueden encontrar artículos e incluso libros, aunque no suelen ser usuales, explorando los conceptos “biológicos” de Piaget que, en su mayor parte, son escritos por psicólogos, historiadores o uno que otro colega biólogo interesado en la historia de la biología. Sin embargo, embriología y biología no son sinónimos.

La embriología surgió como un cuerpo de conocimientos generados por especialistas, limitado a una actividad descriptiva que estudiaba, principalmente en animales, la fecundación de un óvulo hasta su eclosión o nacimiento; es decir, como una disciplina precientífica, propia de lo que se conoce como Historia Natural que, a mediados del siglo XIX, pasó a ser parte de la formación de médicos entrenados en anatomía y naturalistas con interés en zoología, teniendo una presencia notable en universidades alemanas.

Solo a finales del siglo XIX y principios del XX se volvió en una disciplina científica al integrarse a la Biología, que ya no tenía el objetivo de describir a los seres vivientes sino explicar su unidad, diversidad y continuidad, lo que implicaba un profundo cambio conceptual. En las décadas de los años treinta y cuarenta, la embriología terminaría por unirse a otras disciplinas como la genética, biología molecular, evolución y, de manera reciente, ecología en lo que hoy se conoce como Biología del Desarrollo.

Por lo que las técnicas, conceptos, libros de textos especializados, instrumentos y experimentos en embriología que Piaget conoció en la Universidad de Neuchâtel, en Suiza, eran muy diferentes a aquellos que se conocían cuando publicó, en 1950, su Introducción a la Epistemología Genética, donde escribió por primera vez e introdujo el “Método Embriológico”. O diecisiete años después, cuando salió a la luz otro libro suyo: Biología y conocimiento. Ensayo sobre las relaciones entre las regulaciones orgánicas y los procesos cognitivos, donde teoriza nuevamente sobre la relación entre la embriogénesis orgánica y esa “embriología mental”.

Es curioso que el propio Piaget ya había notado y advertido que estudiar una ciencia desde el presente —o en este caso una disciplina como la embriología—, aunque puede ayudar a aclarar ciertas incógnitas, no bastaba para explicar su origen o procedencia. En este sentido, hasta ahora las publicaciones que exploran los conceptos relacionados con la embriología, como embriogénesis, ontogenia o desarrollo de la obra de Piaget, lo hacían desde el análisis de una biología moderna tomando como referencia y punto de partida el interés que mostró Piaget en los trabajos del escocés Conrad Hal Waddington, uno de los fundadores de la Biología del Desarrollo, pero que habían omitido una cuestión fundamental: ¿quién había iniciado o entrenado a Piaget en embriología?

Uno de los problemas al estudiar estos detalles de la vida de Piaget —tal como pudo compartir conmigo el psicólogo e investigador argentino Fernando Vidal, autor de uno de los libros de referencia obligada sobre los primeros años de Piaget titulado Piaget antes de ser Piaget—, es que el biólogo suizo en ocasiones borró intencionalmente muchas pistas por lo que, hasta ahora, lo único que se sabía sobre su formación en embriología era una mención marginal en una autobiografía suya publicada en 1952 donde se sigue que entre otras materias que llamaban su atención en aquellos años en la Universidad de Neuchâtel era la de embriología, que impartía un tal profesor de apellido “Benareck”.

No obstante sólo se mencionaba el apellido (que, por cierto, estaba mal escrito) y no el nombre. Indagar de quién se trataba no fue sencillo, hasta que pude dar con un obituario escrito en 1920 por un cercano amigo de Piaget que, considero personalmente, jugó un papel fundamental en esta pesquisa: el naturalista y zoólogo ginebrino Maurice Bedot, que fue profesor de la Universidad de Ginebra, director del Museo de Historia Natural de Ginebra y fundador de la revista Revue Suisse de Zoologie, en la cual incluso Piaget llegó a publicar algunos artículos.

En ese obituario, escrito por Bedot en la misma Revue, fue donde finalmente pude saber sobre el maestro de embriología de Jean Piaget, el también suizo y valdense* Edmond Béraneck que, de acuerdo con Bedot, después de haber obtenido un doctorado en ciencias, tuvo la intención de familiarizarse con los métodos de trabajo de las universidades alemanas, donde hizo estancias en el laboratorio de Ernst Haeckel, en la Universidad de Jena, además de conjugar esos conocimientos de manera posterior trabajando en las estaciones marinas francesas de Roscoff y Villefranche-sur-Mer con Hermann Fol, un escrupuloso especialista en embriología suizo nacido en Francia que se destacó por desarrollar diferentes técnicas de observación y fotografía en microscopio.

Como ya había mencionado, la disciplina de la embriología en aquel entonces era una especialidad de las universidades alemanas, por lo que Edmond Béraneck importó aquellos conocimientos y conceptos a la Universidad de Neuchâtel, donde entrenó posteriormente a Piaget, aunado a lo que aprendió con su maestro Hermann Fol.

Esto podría sugerir un interesante fenómeno social similar a lo que escribió Ismael Ledesma-Mateos en su libro Biología institución y profesión: Centros y periferias, como “Introducción”, que forma parte de un modelo explicativo llamado Modelo de Gradiente, que implica la movilización de ideas, conceptos o paradigmas entre diferentes comunidades científicas y en donde ocurren procesos de “domesticación social”, es decir, que surgen versiones híbridas con características locales distintas a los países de origen. Por lo que se sigue que lo que Piaget aprendió de embriología de Béraneck no fue una copia o calca de lo que se hacía en el laboratorio de Haeckel en Alemania.

Es así que cobra relevancia el hallazgo de un personaje como Béraneck, pues como también compartió Fernando Vidal, se trata de una figura que pudo haber sido importante en la formación de Piaget y al parecer resulta valiosa la idea de seguir la pista de la embriología y de reintegrar esta disciplina en el análisis de su pensamiento y obra.

Todo esto es prometedor e impactante, ya que no se había abordado a Piaget desde esta perspectiva anteriormente. Sin embargo, me provocaba cierto sinsabor, pues de todo lo que había averiguado sobre Edmond Béraneck, no había podido hallar alguna imagen o fotografía suya. Tal como puede notarse en anteriores publicaciones mías en este espacio, tengo un interés particular por las imágenes y las representaciones visuales. Por tal motivo, me parecía desconcertante no poder encontrar una fotografía de Béraneck.

Pero todo eso cambió hace un par de noches cuando, al seguir la pista de una revista de Neuchâtel, pude por fin encontrar una imagen que comparto ahora con ustedes. Lo interesante es que fue escrita de nueva cuenta por Maurice Bedot como otro obituario de Edmond Bérancek en el Bulletin de la Société Neuchateloise des Sciences Naturelles. Por lo que el testimonio documental de Maurice Bedot en las revistas científicas suizas ha prestado un servicio por demás importante en el conocimiento de este olvidado maestro de Piaget y que tal vez sin el cual, éste no hubiera podido tomar las bases para la elaboración del método embriológico como parte de su epistemología genética.

Esto agrega otra dimensión para estudiar a Piaget desde la biología, agregándose a sus ya de sobra conocidos estudios sobre malacología y debates en torno a la filiación de su pensamiento con posturas lamarckistas o darwinistas. Por ejemplo, hasta donde es posible saber, aunque Piaget no publicó trabajo alguno respecto a la embriología como disciplina, el historiador de la ciencia William Coleman afirmó que el efecto de las investigaciones en embriología se adoptó como un método nuevo en las actividades de clasificación de algunos naturalistas.

Esto es un punto relevante, pues aunque los trabajos Edmond Béraneck sobre embriología no parecen en apariencia estar vinculados con los intereses de Piaget en malacología, al ser de su interés otro grupo de organismos como reptiles o gusanos anillados, Maurice Bedot dejó constancia de que Fol llegó a publicar trabajos concernientes a la embriología de los moluscos, por lo que no se descarta que Piaget hubiera aprendido por medio de Béraneck sobre los trabajos en embriología de Fol de este particular grupo de organismos.

Este colaboración está dedicada a mi hija Tonalli, a su mamá Judith —a quien tantas veces agobié con mis charlas sobre Piaget—, a mi madre Francisca, a tres profesores de la para mí todavía Escuela de Biología de la Universidad Autónoma de Puebla: Guillermo Tello Romo, Antonio Fernández Crispín e Ismael Ledesma-Mateos, de la Facultad de Estudios Superiores de Iztacala de la Universidad Nacional Autónoma de México. De manera póstuma a mi hermano Armando, quien me ayudó en la traducción de textos en francés escritos por Maurice Bedot, y a Rolando García Boutige destacado científico argentino colaborador cercano de Jean Piaget en Suiza. Por último agradezco de manera especial a Fernando Vidal por tomarse la molestia de responder mis mensajes electrónicos.

 

 

* Gentilicio de los habitantes del cantón suizo de Vaud.

Alejandro Hernández Daniel

Alejandro Hernández Daniel
La joven homosexual: amar a una mujer

Abril 24, 2024 / Por Antonio Bello Quiroz

Palabras al límite del tiempo

Abril 24, 2024 / Por Márcia Batista Ramos

David Hockney y el libro abierto

Abril 19, 2024 / Por Maritza Flores Hernández

Mediterraum

Abril 19, 2024 / Por Fernando Percino

En pocas palabras

Abril 19, 2024 / Por Márcia Batista Ramos

La Noche de los CAMPEONES

Abril 19, 2024 / Por Julio César Pazos Quitero

Desaparecidos

Abril 17, 2024 / Por Antonio Bello Quiroz