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Educación en ciencia y tecnología a lo largo de la vida

Educación en ciencia y tecnología a lo largo de la vida

Noviembre 18, 2022 / Por Alejandro Hernández Daniel

Foto / Exposición temporal "La preservación de organismos...arte desconocido". Crédito de la fotografía: Colectivo Cultura Científica Cholollan

Unos días después de tomar la decisión de renunciar a mi trabajo en el Instituto de Estatal de Educación para Adultos (IEEA) y antes de mi inhabilitación definitiva a inicios de este mes, a las figuras operativas se nos envió una invitación por parte del recién encargado del despacho de la dirección general del instituto, para participar en un coloquio de investigación educativa que se llevó a cargo en la Universidad Iberoamericana campus Puebla. Sinceramente, durante los dieciocho años que llevaba colaborando dentro del instituto, no recuerdo ninguna ocasión en el que este tipo de invitaciones a eventos académicos se hicieran.

Así que antes de irme, decidí aprovechar y asistir a aquel coloquio, además de buscar satisfacer mi curiosidad sobre cuantos colegas que pertenecen a mi coordinación irían, pues, aunque el instituto cubre y da atención a la demanda de acreditación y certificación en procesos educativos de alfabetización básica, primaria y secundaria a buena parte de la población que podría considerarse vulnerable, durante el tiempo que permanecí, noté que la rigidez y rutina burocrática- administrativa, la falta de incentivos económicos y de vez en cuando algunos que otros intereses políticos además de los conflictos derivados por ello, dejan poco margen para fomentar el interés para la investigación educativa dentro de la institución.[1]

Antes de comenzar el evento, decidí buscar en internet sobre la trayectoria de algunos de los ponentes invitados, fue así como di con un artículo de la Dra. Cecilia Fernández Zayas[2] quien participó con una charla. La Dra. Cecilia, es actual editora de la revista cuatrimestral Decisio que es un proyecto editorial del Centro de Cooperación Regional para la Educación de Adultos en América Latina y el Caribe (CREFAL), especializada en la difusión de resultados, experiencias, y sistematización de investigación en Educación de Jóvenes y Adultos (EJA) tanto gubernamentales como no gubernamentales.

En ese artículo de la Dra. Fernández Zayas, se sigue que “La EJA es un espacio de reflexión amplio e indeterminado (…) es un campo dúctil[3] que así como puede restringirse a lo más [funcional], o a lo más [escolar] (…) abarca también una amplia gama de reflexiones e iniciativas”. Más adelante escribe: “Esta especificidad en el sujeto de la EJA, sin embargo, se ha ido diluyendo en enfoques como el Aprendizaje a lo Largo de la Vida [ALV] (…) como una visión amplia de educación que viene de la tradición de la Educación Fundamental[4] y la Educación Permanente (EP) y que se refiere al entramado de políticas, reflexiones y prácticas acerca de la EJA tanto en el ámbito escolar como en el no formal”.

Es así que tanto la Educación Permanente como el Aprendizaje a lo Largo de la Vida que consideran a la Educación de Jóvenes y Adultos, cobraron para mí un interés particular, pues la primera me hizo pensar en una curiosa analogía con la historia de dos disciplinas de la biología, la Embriología y la Biología del Desarrollo.

Verán, la Educación Permanente, concibe los procesos educativos abiertos a cualquier etapa de aprendizaje de la vida de una persona además de plantear que el final de la escolaridad no es el final de la educación, es decir, abre la posibilidad a que, tras la culminación de un grado superior, llámese licenciatura, posgrado, maestría o doctorado se siga aprendiendo fuera de las aulas universitarias, incluidos los científicos e ingenieros. Por lo que ayuda a difuminar una delimitación tradicional de la Educación de Jóvenes y Adultos y a dar continuidad a los procesos educativos.

Esto último me hizo recordar y comprender de inmediato tal concepto al haber leído hace algunos años, un popular libro homónimo de una disciplina de la biología contemporánea, Biología del Desarrollo de Scott F. Gilbert,[5] donde se puede leer:

“Tradicionalmente, el estudio del desarrollo animal ha sido denominado embriología, comprendiendo la fase de un organismo entre la fecundación y el nacimiento”, esto es, anteriormente, la embriología era considerada como una sola disciplina científica antes de su intersección con otras. Gilbert continúa: ”Pero el desarrollo no se detiene con el nacimiento, o aún en la madurez. La mayoría de los organismos nunca detiene su desarrollo (…) por esta razón se empieza a hablar de Biología del Desarrollo” (…) una disciplina diferente de la Embriología, que integra ya diferentes niveles de estudio en biología: molecular, químico, celular, tisular, órganos, sistemas, ecología y evolución.

Es decir, este cambio conceptual de la tradicional Educación de Jóvenes y Adultos, la Educación Permanente y el Aprendizaje a lo largo de la vida, encuentra en el cambio entre la Embriología a la Biología del Desarrollo un paralelismo interesante.

Respecto a la Educación a lo Largo de Vida, Carlos Alejandro Vargas Tamez de la Universidad de Deusto en el País Vasco, escribe en un artículo: “El concepto del ALV, ha estado presente desde la década de 1920 y 1930, restringiéndose a las oportunidades educativas para personas adultas, principalmente trabajadores. Sin embargo, medio siglo después, el concepto de Educación Permanente reconfiguró la idea del ALV e introdujo algunos elementos, (…) que incluye a diversos sectores y colectivos sociales, que se produce en diferentes entornos [formal, no-formal e informal] y que contiene una variedad de propósitos sociales, culturales y económicos”, añadiendo además que “debe ir más allá de las preocupaciones económicas, y que la educación y el aprendizaje deben contemplar otros propósitos sociales y culturales igualmente importantes, como la convivencia en sociedades más equitativas y el desarrollo del pensamiento crítico para transformar la realidad social”.[6]

Por lo que, desde mi punto de vista, abre la posibilidad de organización de colectivos de ciencia ciudadanos, integrados por diversidades étnicas, etarias, socioeconómicas, culturales, religiosas, sexuales, físicas y de género. Pudiendo ser partícipes, desde campesinos, industriales, comerciantes y mecenas locales, estudiantes, profesores normalistas, profesionales científicos con formación especializada, hasta aquellos adultos con carrera trunca, educación media superior, educación media y básica, actividades laborales y situaciones económicas en entornos no formales e informales que comparten un espacio común como municipios, juntas auxiliares o barrios, que de manera potencial, pueden colaborar en diversas metas y objetivos, desde el planteamiento, exigencia y gestión de un nuevo espacio público dedicado a la ciencia y la tecnología, una representación local de gobierno reflejada en una regiduría, la organización y gestión de programas de ciencia y tecnología periódicas que tengan por objetivo el público no especializado como derecho humano hasta la resolución de problemas locales muy específicos, más no dejando de lado el contacto y colaboraciones con universidades e institutos los cuales, a veces atraviesan dificultades para saber aproximarse a las comunidades.

Por otra parte, también cabría considerar la planificación logística, movilización y utilización de infraestructura disponible como materiales de laboratorios de gobierno o particulares, refaccionarias automotrices, casas de cultura, archivos municipales, fábricas de alimentos y bebidas donde se lleven a cabo complejos procesos de producción industrial, consejos de ciencia y tecnología estales, colecciones científicas institucionales o privadas, medios de comunicación y rutas de transporte público locales, redes sociales digitales, etcétera. Es decir, aprender a transformar de manera colectiva con lo que se tiene al alcance.

Esta reflexión, no es gratuita pues tras ejercer un poco de tiempo el ejercicio periodístico, llegué pensar: ¿Dónde están los científicos de mi municipio?, ¿cuál es su formación?, ¿a qué se dedican?, ¿en dónde trabajan?, ¿en dónde viven?, ¿qué espacios frecuentan?, ¿a qué instancias del gobierno municipal alguien puede acudir para orientarse en temas de ciencia y tecnología?, ¿por qué razón se debería de considerar que nuestros intereses intelectuales y científicos, organización de tertulias con colegas e investigación se limitan a espacios universitarios o laborales inexistentes en nuestro municipio, colonia o barrio? ¿Acaso los científicos mean, cagan, comen, se transportan y realizan sus actividades en un limbo misterioso lejos de la colonia, unidad habitacional o barrio en el que viven, lejos de la gente y de otros científicos?

Me pregunto si los colegas científicos, a veces sean completamente ajenos a cómo en la vida cotidiana, adultos mayores que piden ayuda para cobrar sus pensiones en los cajeros de los bancos, ayuda por la dificultad que representa en ocasiones el realizar una llamada por celular a familiares en los Estados Unidos o para ordenar el pedido por internet de su pequeño negocio, ayuda para consultar e imprimir su cita de vacunación de una nueva dosis contra el SARS-CoV-2, interpretar el nuevo etiquetado en alimentos y bebidas procesados, sin contar la otra cara de la moneda de los numerosos casos de resistencia a vacunarse o la incapacidad de comprender la diferencia entre un virus o una bacteria.

Es importante saber que se debe trabajar por condiciones de formación ciudadana que ayude a movilizar a los colegas científicos y a las personas con las que conviven hacia la participación en los asuntos que les afectan, y que éstos son más que aquellos que sólo se relacionan con su vida científica y académica productiva, y para ello, tanto la Educación Permanente y el Aprendizaje a lo Largo de la Vida algo podrían aportar.

Si bien como apunta Sergio Lesbegueris profesor de Sociología Universidad de Buenos Aires, y Especialista en Gestión y Conducción del sistema Educativo y sus Instituciones de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO-Argentina),[7] (vii), que la Educación de Jóvenes y Adultos a la cual están relacionadas de manera inextricable la Educación Permanente y el Aprendizaje a lo Largo de la Vida, “nació con un rasgo [remedial], [deficitario] de [reponer] a cierta gente que había caído del sistema (…) no alcanzamos a ver que la educación de jóvenes y adultos, tiene potencial político”, y agrego y finalizo, de emancipación.

 

 

[1] Una lectura sugerida, es el capítulo de libro “La educación básica de adultos” de la socióloga e investigadora Sylvia Schmelkes en: Los grandes problemas de México. VII Educación, (2010), edición coordinada por Alberto Arnaud y Silvia Giorguli, El Colegio de México.

[2] “El aprendizaje a lo largo de la vida en diálogo. La revista Decisio número 39” en: Sinéctica. Revista electrónica de educación.

[3] Que es capaz de cambiar y transformar su forma.

[4] Se refiere a la educación integral de una comunidad específica, no de las masas, tanto de sus componentes como de su vida cotidiana misma.

[5] Biología del Desarrollo de Scott F. Gilbert, Editorial Panamericana, (2005).

[6] “Los múltiples propósitos del aprendizaje a lo largo de la vida. Pautas para una conceptualización” de Carlos Vargas Tamez en: Desicio, 39, Septiembre-Diciembre, (2014).

[7] Lesbegueris, Sergio, (2020), “Conversación sobre las mutaciones del trabajo y la realidad de la Educación de Jóvenes y Adultos”, Diplomatura Educación de Jóvenes y Adultos, Unión de Trabajadores de la Educación-Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UTE-UMET), Módulo 2, Introducción a los estudios del trabajo. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=d3HDGCPZYHQ

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