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Juan Carlos Flores Alonso: reproducción, espermatozoides e infertilidad

Juan Carlos Flores Alonso: reproducción, espermatozoides e infertilidad

Agosto 13, 2021 / Por Alejandro Hernández Daniel

Portada: Doctor Juan Carlos Flores Alonso, catedrático del Departamento de Embriología de la Facultad de Medicina de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla / Representación de un espermatozoide a punto de entrar en un óvulo maduro de la estrella de mar Marthasterias glacialis (anteriormente Asterias glacialis) por el suizo Hermann Fol, en “Note sur la fécondation de l´Etoile de mer et de l´Oursin”. Se considera como la representación más temprana del proceso de fecundación.

 

Tarde soleada en San Pedro Cholula, bajo los portales y frente a la Plaza de la Concordia. Vuelvo a encontrarme con un antiguo profesor de la Escuela de Biología de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). Hace ya doce años que le había perdido la pista, desde que tomé la asignatura de Estructura y Función Celular que él impartía. Desde mi punto de vista, fue una de las materias que más disfruté. Sin embargo, a pesar de que en ese entonces llevábamos una buena relación alumno-profesor, por alguna extraña razón, dejé pasar la oportunidad de preguntarle acerca de su trayectoria y cómo es que él mismo había elegido ser biólogo, por lo que en esta ocasión no iba a dejar pasar la oportunidad de hacerlo.

De manera reciente, y debido a mi interés en la historia de las disciplinas de la embriología y biología del desarrollo, supe que el doctor Juan Carlos Flores Alonso es hoy en día catedrático del Departamento de Embriología de la Facultad de Medicina de la BUAP y trabaja en el Laboratorio de Biología de la Reproducción en el Centro de Investigación Biomédica de Oriente del Instituto Mexicano del Seguro Social.

Originario de Atlixco, el doctor Flores formó parte de la décima generación de la Escuela de Biología, ingresando en 1996. Al momento de elegir una carrera profesional, consideró dedicarse a estudiar medicina; no obstante, al tener una inquietud por la investigación científica y tras un diálogo de intercambio con el profesor Arturo Reyes Lazalde, quien lo convenció de ingresar a Biología al argumentar que en medicina no se hace investigación, el doctor Flores Alonso optó por probar al menos un año en la licenciatura científica y resolvió en quedarse.

Comparte que, durante su paso por la Escuela de Biología y tras dedicarse a trabajar y experimentar en varias disciplinas, laboratorios y proyectos como criogenia en ratones, extracción de anestésicos en plantas o microbiología entre otras, tuvo contacto con la doctora Laura Ofelia Riboni Rodríguez, lo que significó un acercamiento con la disciplina de la Biología del Desarrollo así como de la Reproducción, aunque de manera indirecta, estableciendo posteriormente vínculos más sólidos con académicos y profesores que se han dedicado a la enseñanza de esta materia en la Escuela de Biología, como las doctoras Angélica Trujillo Hernández y Rosalina María de Lourdes Reyes Luna.

Con la doctora Reyes Luna y el doctor Néstor Manuel Delgado Ponce colaboró en el Centro de Investigación de Oriente del Instituto Mexicano del Seguro Social en Atlixco, durante su tutela. Cuenta que fue la primera vez en que contó con un espacio de trabajo en laboratorio propio, aunque se le encomendó montar su propio microscopio (herramienta icónica e indispensable de quien se dedica a la embriología y biología del desarrollo) así como ordenar sus propios reactivos, lo cual le facilitó impartir cursos de microscopía.

Su tesis de licenciatura, Determinación del sexo en el espermatozoide, fue uno de los temas de los que gustaba abordar en sus clases, a la vez que generó experiencia trabajando con espermatozoides de toros, anticonceptivos y movilidad de espermatozoides en humanos relacionados con problemas de infertilidad. Tiempo después decidió realizar sus estudios de maestría en Biología de la Reproducción en cercanía con la doctora Gabriela González Mariscal, en el Centro de Investigación en Reproducción Animal de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, asociado al nombre del reconocido investigador Carlos Beyer Flores (aunque no llegó a trabajar directamente con el doctor Beyer), donde aprendió técnicas de manipulación de espermatozoides y óvulos así como obtención de embriones, para finalmente realizar su tesis de maestría: Inyección intracerebroventricular de prolactina y expresión de conducta maternal.

Indica que usualmente, cuando se habla de reproducción asistida, la mayoría de las investigaciones se dirigen al estudio de obtención, maduración e implantación de óvulos, es decir de las células sexuales femeninas. Sin embargo, el doctor Flores ha dedicado su atención al estudio de los espermatozoides y su proceso de producción dentro de los testículos —conocido como espermatogénesis—, trabajando desde hace algunos años en el fenómeno conocido como fragmentación o rotura del ADN espermático en seres humanos, es decir del material hereditario, así como las causas que lo producen, tanto procesos naturales como inducidos por enfermedades como la diabetes o ciertos factores ambientales como temperatura, toxinas, ciertas drogas como el tabaco, fármacos como el diclofenaco o paracetamol, falta de sueño, condiciones de estrés que merma el metabolismo, alimentación alta en contenido de carbohidratos y grasas saturadas o incluso la radiación de aparatos electrónicos cotidianos como el uso de celulares o equipos de cómputo portátiles.

Menciona que la película Los niños del hombre, dirigida por el mexicano Alfonso Cuarón, fue algo que dejó huella en su trayectoria profesional, pues se dedicó a incursionar en reproducción asistida, problemas de infertilidad en humanos asociados con problemas de obesidad, diabetes y consumo de sustancias dañinas con las que se fabrican varios tipos de plásticos. Esto último es uno de sus principales preocupaciones, pues afirma que en el caso de las investigaciones que ha realizado en espermatozoides de ratones, tras darles agua calentada en recipientes de plástico en el microondas, las toxinas liberadas por estos plásticos en el líquido producen daños en el material genético contenido en el núcleo de los espermatozoides de estos animales, lo cual arroja indicios de que esto también puede resultar perjudicial en la fertilidad o podrían generar bastantes problemas posteriores a la fecundación, como problemas de implantación o abortos, así como a lo largo del desarrollo de un ser humano después de su nacimiento.

Actualmente, en su laboratorio, trabaja en la localización y correlación de sitios de rotura de ADN de varios de estos factores que lo provocan con técnicas moleculares y microscopía de alta resolución, utilizando pruebas de colorimetría, es decir, la utilización de algunas sustancias para identificar por el color espermatozoides sanos (verde) o dañados (naranja o rojo). Aunque también existen otras técnicas que se utilizan en otros laboratorios como la utilización de marcadores de rotura, citometría de flujo utilizando colorantes llamados fluorocromos o más caras, complejas y laboriosas que requieren equipo sofisticado como hibridación fluorescente o electroforesis de célula única.

Considera que a pesar de impartir clases a futuros médicos, suele remarcar de manera clara a sus alumnos que la investigación biológica (que no médica) es importante en tomar en cuenta pues una carrera como medicina no enseña ni prepara a sus estudiantes para hacer investigación que integre procesos biológicos y no solo humanos a nivel genético, celular, fisiológico y del desarrollo.

Alejandro Hernández Daniel

Alejandro Hernández Daniel
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