De color humano

¿Por qué celebrar los cumpleaños?

¿Por qué celebrar los cumpleaños?

Septiembre 10, 2021 / Por Eliana Soza Martínez

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Estos últimos meses hemos estado inundados de malas noticias por todos los medios. Por eso les propongo cambiar de tema a uno más agradable y que también es importante en la vida. Nuestro día de nacimiento, ya que esta semana será el mío. ¿No les ha pasado que cuando se acerca su cumpleaños tienen sentimientos encontrados, unos felices y otros negativos? A mí me pasa cada año.

Hasta hace poco lo esperaba igual que Navidad, porque significaba un día mágico en el que yo era especial para todos. Sin embargo, creo que con el tiempo perdemos la ilusión de esperar y celebrarlo. La idea de un año más de existencia ya no nos es tan agradable. ¿O sí? ¿Nos alegramos y festejamos esta fecha?

Pienso que, a diferencia de los niños y hasta los adolescentes —que esperan ansiosos agasajar este día—, los adultos llegamos a ver esta celebración como el recuerdo de que el tiempo implacable va dejando su huella a través de la madurez. A diario y por la mayoría de los medios nos bombardean con la noción de que debemos combatir el envejecimiento, especialmente el físico, con cremas, pastillas y todo lo que uno se pueda imaginar.

Este miedo a vernos mayores es real. Será por eso que desde hace un tiempo ya no esperé con tanta ilusión mi cumpleaños, pues me acercaba al cambio de dígito tan temido por las mujeres. La mayoría, a cierta edad, tenemos vergüenza de admitir los años cumplidos. Quisiera decir que soy una excepción, pero mentiría.

Pienso, mucho antes de responder, cuando me preguntan sobre mi edad; y es que nos hemos acostumbrado a que solo la radiante juventud sea celebrada como el valor fundamental en cuanto a belleza y admiración, por lo que las mujeres somos propensas a sentirnos cada vez peor por cumplir años. Nos han hecho creer que esto significa que todo lo bueno que teníamos (lozanía) se va con el paso de las primaveras.

Cuando más bien deberíamos ver al transcurrir del tiempo como la forma de evolucionar en mejores personas. Cada experiencia, error, éxito y todo lo que vivimos nos regalan enseñanzas que nos impulsan a ser más sabios, claro, si sabemos aprender de cada una; a ver el lado positivo; a cambiar si necesitamos hacerlo. Por supuesto que esa actitud no es fácil.

Cuántas personas vemos que se han dado por vencidas, que dejaron a la tristeza hundirlos y ahora viven ahogadas en droga y alcohol. En el peor de los casos se suicidaron al no encontrar un camino, una forma de superar los problemas de la vida.

En contraposición, otras personas, que incluso han sido diagnosticadas con enfermedades terminales o incurables, que no pueden ver, escuchar, hablar, caminar, que han perdido partes de su cuerpo, luchan y viven plenamente cada día y agradecen disfrutar un amanecer más porque es una nueva oportunidad para continuar. Cuando pensamos en ellas, las preocupaciones por vernos más viejos se vuelven ansiedades demasiado superficiales.

Recordemos y, como decía un amigo, re-aprendamos de los niños a disfrutar y celebrar cada año que nos regala la vida. Tomemos lo vivido y que sea un reto transformarlo en sabiduría, en madurez, pero de aquella que endulza las frutas, que mejora el vino.

Tomemos las arrugas, las canas, como estandartes de que hemos sido felices en todos estos años. Que sean los recuerdos de haber engendrado vida, reído sin vergüenza, entregado mucho a los demás, amado intensamente, recibido heridas, pasado problemas y conflictos, pero sobre todo haber sobrevivido a las adversidades del destino. Llevemos con orgullo la experiencia, con la seguridad en nosotros mismos, el conocimiento de nuestros cuerpos, mentes y espíritus para vivir con felicidad cada día y compartir con los más jóvenes lo que ya sabemos y que en muchos casos nos ha costado grandes sacrificios.

Festejemos siempre el cumpleaños, ya que fue el momento en el que nos dieron la oportunidad de hacer algo grandioso en esta vida: hicimos nacer una madre; pero especialmente, cada año, ese día recordemos, que fue el comienzo de nuestro existir. El de la muerte ya no podremos disfrutarlo.

 

Eliana Soza Martínez

Eliana Soza Martínez (Potosí, Bolivia) Autora de Seres sin Sombra (2018). 2da. Edición (2020) Ed. Electrodependiente, Bolivia. Junto a Ramiro Jordán libro de microficción y poesía: Encuentros/Desencuentros (2019). Antología Iberoamericana de Microcuento (2017), compilador Carvalho; Escritoras bolivianas contemporáneas (2019) compiladoras: Caballero, Decker y Batista, Ed. Kipus. Bestiarios (2019), Ed. Sherezade, Chile. El día que regresamos: Reportes futuros después de la pandemia (2020), Ed. Pandemonium, Perú. Brevirus, (2020), Brevilla, Chile. Pequeficciones: piñata de historias mínimas (2020) Parafernalia, Nicaragua. Historias Mínimas (2020), Dendro Editorial, Perú. Microbios, antología de los Minificcionistas Pandémicos (2020), Dendro Editorial, Perú. Caspa de Ángel: cuentos, crónicas y testimonios del narcotráfico, Carvalho y Batista. Umbrales, Antología de ciencia ficción Latinoamericana (2020), Ediciones FUNDAJAU, Venezuela. https://www.facebook.com/letrasenrojo Instagram: @Eliana.Soza https://www.youtube.com/channel/UCJC8RtYxDvq0JVrb2ZIioeg

Eliana Soza Martínez
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