De color humano

Tejiendo redes femeninas

Tejiendo redes femeninas

Enero 29, 2021 / Por Eliana Soza Martínez

[email protected]

Esta semana, el tema que quiero compartir con ustedes fue inspirado por un post de Facebook que decía: “Si eres #mujer, #niña y ves que alguien te va siguiendo mientras vas por la calle o te sientes amenazada, sea donde sea, agárrame de la mano, sin pena, aunque no me conozcas, has como si me conocieras de toda la vida, explícame rápidamente lo que sucede, algo podremos hacer, gritamos juntas, corremos juntas, nos defendemos juntas. Debemos cuidarnos unas a otras”. A más de ser un buen consejo de seguridad, en el fondo, el mensaje de protegernos unas a otras me parece maravilloso. Es importante que cada una esté consciente de que construyendo redes y una comunidad entre mujeres las cosas de verdad podrían cambiar en todos los ámbitos de nuestra existencia.

Lamentablemente esto no ocurre a menudo, a pesar de que muchas tenemos convicciones feministas. A la hora de actuar como comunidad, apoyo y soporte, primero están nuestros intereses, la actitud competitiva, el egoísmo y hasta la envidia en contra de la otra. En los espacios laborales, en los educativos y otros, cuando en vez de ayudar, de trabajar en equipo damos la espalda en un tema de acoso sexual, por ejemplo, nos callamos, no respaldamos a las compañeras.

¿Cuántas veces hemos sido testigos de violencia contra niñas, jóvenes o mayores? ¿Hicimos algo para actuar? ¿O más bien pensamos que no era nuestro problema y que no deberíamos inmiscuirnos? Si somos sinceras, es lo que hacemos. Nos resulta incómodo usar la voz para decir basta. Si nos piden que seamos parte de la instancia acusadora, preferimos no meternos en problemas y callamos por miedo, por egoísmo.

¿No sería un mundo mejor si entre nosotras camináramos de la mano y no nos empujáramos? Por supuesto que sí. Qué diferente se tornaría la cotidianidad si en cada mujer encontráramos una compañera, una amiga, una cómplice, alguien con quien podamos contar, en especial cuando tengamos problemas. Por eso las relaciones madre e hija y entre hermanas son las que se deberían replicar. Esto no quiere decir que vivamos en una armonía utópica, porque tampoco es natural, pero sí que nuestra unión, como red de apoyo, sirva en los momentos de crisis y necesidad; que llegue principalmente a las más vulnerables, por situación de pobreza, de enfermedad, de violencia, de discriminación, etc.

Un ejemplo maravilloso de esto es un proyecto que se lleva a cabo en México, denominado Señorita Confeti. Se trata de un tipo de comunicación que se ha organizado a través del correo físico. La iniciativa consiste en que unas se toman el tiempo de escribir mensajes motivadores a otras y, si quieren, incluyen algunos dulces o pequeños detalles que hacen del día de quienes la reciben mejor y más inspirado. Parece algo tan sencillo, pero se ha demostrado que contribuye bastante a la autoestima de las afortunadas que cogen los paquetes y es un instrumento efectivo de empoderamiento femenino.

Así encontramos formas nuevas en las que podemos protegernos unas a otras. La del post en Facebook también es una magnífica idea, porque las mujeres sabemos cómo es sentirse en peligro y, lamentablemente, en las calles de nuestras ciudades parece no importarle a nadie. Sin embargo, si todas nos ponemos alertas no solo para cuidarnos a nosotras mismas sino a las demás haremos una gran diferencia.

De la misma forma, si en momentos de crisis, como esta pandemia, podemos tender una mano, servir de apoyo, respaldar a otra mujer que está siendo atacada, que no es valorada, que no sabe cómo actuar en cierta situación, que necesita un consejo o que le enseñen a hacer algo, que desea ser escuchada, estamos construyendo tramas solidarias. En la cotidianeidad si reconocemos y valoramos la labor de nuestras compañeras de trabajo, de estudio, una docente tal vez, también contribuimos con un granito de arena.

Esto no excluye a los varones. Si desde donde están se incluyen a estas redes, bienvenidos. Entre todos crearemos comunidades solidarias que serán replicadas por las nuevas generaciones y que harán de la convivencia social más agradable y en la que prime el bien común. Así que ya saben, la próxima vez que vean a otra mujer, encuentren en ella una aliada, una cómplice, una jugadora del mismo equipo, a la que debemos respetar, ayudar y proteger.

Eliana Soza Martínez

Eliana Soza Martínez (Potosí, Bolivia) Autora de Seres sin Sombra (2018). 2da. Edición (2020) Ed. Electrodependiente, Bolivia. Junto a Ramiro Jordán libro de microficción y poesía: Encuentros/Desencuentros (2019). Antología Iberoamericana de Microcuento (2017), compilador Carvalho; Escritoras bolivianas contemporáneas (2019) compiladoras: Caballero, Decker y Batista, Ed. Kipus. Bestiarios (2019), Ed. Sherezade, Chile. El día que regresamos: Reportes futuros después de la pandemia (2020), Ed. Pandemonium, Perú. Brevirus, (2020), Brevilla, Chile. Pequeficciones: piñata de historias mínimas (2020) Parafernalia, Nicaragua. Historias Mínimas (2020), Dendro Editorial, Perú. Microbios, antología de los Minificcionistas Pandémicos (2020), Dendro Editorial, Perú. Caspa de Ángel: cuentos, crónicas y testimonios del narcotráfico, Carvalho y Batista. Umbrales, Antología de ciencia ficción Latinoamericana (2020), Ediciones FUNDAJAU, Venezuela. https://www.facebook.com/letrasenrojo Instagram: @Eliana.Soza https://www.youtube.com/channel/UCJC8RtYxDvq0JVrb2ZIioeg

Eliana Soza Martínez
La joven homosexual: amar a una mujer

Abril 24, 2024 / Por Antonio Bello Quiroz

Palabras al límite del tiempo

Abril 24, 2024 / Por Márcia Batista Ramos

David Hockney y el libro abierto

Abril 19, 2024 / Por Maritza Flores Hernández

Mediterraum

Abril 19, 2024 / Por Fernando Percino

En pocas palabras

Abril 19, 2024 / Por Márcia Batista Ramos

La Noche de los CAMPEONES

Abril 19, 2024 / Por Julio César Pazos Quitero

Desaparecidos

Abril 17, 2024 / Por Antonio Bello Quiroz