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Cuando la rama se rompe, los días azules de la maternidad. Depresión perinatal

Cuando la rama se rompe, los días azules de la maternidad. Depresión perinatal

Octubre 22, 2021 / Por Nancy Magaly Mejía Quezada

Portada: George Romney, Medea Contemplating the Murder of her Children, Mid-1770

 

Todos hemos escuchado alguna vez que los bebés son una bendición. ¿Entonces todo es felicidad tras la llegada de un nuevo integrante a la familia? Se piensa que el embarazo y el parto son los eventos vitales más importantes y de mayor felicidad para una mujer, pero ¿qué pasa cuando la rama se rompe? Si, cuando esa nueva mamá no se siente feliz, llora sin razón aparente y se desespera porque su hijo no le agrada tanto como desearía… Contrario a lo que se puede pensar, no es anormal y tampoco es una razón por la cual deba avergonzarse o esconderse la nueva madre. De hecho, es muy común: alrededor de un 13 a 19 por ciento de las mujeres experimentan síntomas depresivos durante el embarazo o después del parto.

La depresión perinatal es una enfermedad médica real y puede afectar a cualquier madre, independientemente de su edad, raza, ingresos, cultura, educación, pues es el resultado de una combinación de factores genéticos y ambientales, entre los que se incluyen el estrés, las exigencias físicas y emocionales de tener hijos, cuidar a un nuevo bebé, los cambios hormonales que ocurren durante el embarazo, los antecedentes médicos personales o familiares, entre otros. Algunos de los síntomas más frecuentes de la depresión perinatal son la tristeza, ansiedad, irritabilidad, culpa, pérdida de interés, dificultad para concentrarse, dolores corporales, problemas digestivos y dificultad para crear un vínculo emocional o dudas constantes sobre la capacidad de cuidar al nuevo bebé.

Imagina que recibes la noticia de que vas a tener un bebé. El mensaje puede ser recibido con una mezcla de sentimientos: desde la alegría hasta inseguridad, miedo o incluso el rechazo inicial, aun cuando conscientemente deseas al futuro bebé. Para explicar esto, se ha propuesto que la mujer embarazada realiza un trabajo psicológico de adaptación en tres etapas: primero toma conciencia de lo que le está pasando a ella y a su cuerpo, posteriormente entiende que el proceso incluye a otro ser distinto de ella y que por ahora está dentro de su cuerpo, y finalmente se da cuenta que además del bebé, existe el padre de éste, lo que da lugar al surgimiento de la noción de paternidad.

Para el final del embarazo, la madre y su familia tienen la tarea psicológica de “hacer lugar” para su hijo o hija. Este “hacer lugar”, en primer término, se refiere a que la mujer y su compañero se preparan psíquicamente para pensarse, no como individuos, sino como una entidad conjunta con el bebé. Además, se refiere a las tareas que acompañan a este proceso, creando espacios físicos para acomodar al recién nacido. A esta serie de conductas preparatorias algunos autores las denominan “preparar el nido”.

Dichos procesos pueden ser de gran significado o carga para la mente y provocar que la depresión se instale. Por ello es necesario actuar. Es importante insistir en que tanto la depresión prenatal como la depresión posparto son trastornos temporales con tendencia a la cronicidad, pese a que sin tratamiento sus síntomas y consecuencias pueden prolongarse durante semanas, meses o incluso años, se estima que sólo un 23% de las mujeres afectadas reciben asistencia psicológica y el suicidio se encuentra dentro de las primeras causas de muerte perinatal, siendo responsable del 20% de las muertes maternas durante el primer año tras el parto.

El bebé desde que está en el útero es sensible al estado mental de la madre y puede ser afectado, dando como resultado un parto de alto riesgo, bebé prematuro o aborto; así como determinados problemas en el desarrollo físico y cognitivo, tal es el caso del bajo peso o retraso en el lenguaje. Contrariamente a lo que se piensa, los bebés sí recuerdan lo que sucede en la etapa perinatal, y esa memoria inconsciente tiene una influencia profunda sobre su desarrollo psíquico a largo plazo, por lo tanto, sobre la sociedad.

Es importante saber que la depresión perinatal es un tema que debe ser hablado ante la sociedad como un problema de salud que aqueja a muchas mujeres que están próximas o se han convertido en madres. Se hace necesario acudir a un equipo multidisciplinario de salud que respete, escuche y acompañe a las mujeres en el proceso de adaptación a la maternidad, a través de la comunicación para brindar una atención sanitaria digna durante el embarazo, el parto, el postparto y la lactancia.

No olvides que la salud física y mental de la madre durante el posparto es igual de relevante que la salud del recién nacido. Si eres o conoces a una persona embarazada, debes considerar comenzar a hablar de la maternidad sin juzgar, respetando el proceso de transición a la maternidad y ayudando a la reconciliación con dicha experiencia, evitando romantizar y rompiendo con el ideal que la sociedad impone teniendo a la maternidad como sinónimo de mujer.

Esto le puede pasar a cualquiera, infórmate y busca ayuda en caso de que la rama se rompa.

Para más información, ingresa a depresión perinatal.

 

REFERENCIAS

  1. Kendell, R.E., Chalmers, J.C., and Platz, C. (1987). Epidemiology of puerperal psychoses, British Journal of Psychiatry, 150, 662-673.
  2. Maldonado-Durán, M., Sauceda-García, JM., Latirge, T. (2008). Cambios fisiológicos y emocionales durante el embarazo normal y la conducta del feto. Perinatol Reprod Hum, 22; 5-14.
  3. Marcos, R., Rodríguez, M., Izquierdo, N. y M. Olivares. 2017. Depresión perinatal: rentabilidad y expectativas de la intervención preventiva. Clínica y salud, 28(2). Disponible en: https://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1130-52742017000200049
  4. Muzik, M. y Borovska, S. (2010). “Perinatal depression: implications for child mental health” en Mental Health in Family Medicine, 7; 239-247.

Nancy Magaly Mejía Quezada

Licenciada en Terapia Física egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma del Estado de México, misma institución en la que actualmente es Maestranda en Ciencias de la Salud con línea de generación y aplicación del conocimiento en Bioética, Sociedad y Salud Mental.

Trabaja de manera autónoma cumpliendo con el ejercicio profesional de la Fisioterapia en el medio privado. Es miembro certificado y activo de la Asociación Mexicana de Fisioterapia, Colegio Nacional de Fisioterapia y Terapia Física A.C. (AMEFI) y de la Asociación Mexicana de Fisioterapia en Salud mental (AMEFISAM) como miembro del Comité de Investigación y como alumna del Diplomado en Fisioterapia en Salud Mental.

Su actividad se ha desarrollado en tres grandes rubros: la Terapia Física y Rehabilitación, la Salud Mental y la Investigación en Ciencias de la Salud. Sus objetivos personales se basan en el desarrollo de proyectos que promuevan la intervención para el correcto desarrollo del ser humano, el progreso del conocimiento, la preservación, reproducción y difusión de la información entre la comunidad científica y principalmente la facilitación del acceso al conocimiento para el público en general.

Nancy Magaly Mejía Quezada
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