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El poder del cloro

El poder del cloro

Julio 15, 2022 / Por Ana Yadira Ramírez Gaona

Imagen portada: Brenda Flores Ramírez

 

Todos, en más de una ocasión, hemos utilizado el cloro en alguna de sus variantes y quizá nos convendría conocer sus propiedades.

 

 

Como sabemos, el cloro es muy común en la naturaleza y se encuentra disuelto en 3% de los océanos y agua salada. Se encuentra presente en 0.05% de la corteza terrestre, en el suelo o en rocas salinas.

Existen 1800 compuestos clorados. Entre los más empleados están el cloruro de sodio (sal de mesa), ion cloruro, ácido hipocloroso, anión hipoclorito, que se usan en la producción de miles de productos. Algunos de estos compuestos tienen propiedades antibacterianas. A continuación daremos un vistazo a algunos de los usos y aplicaciones de este maravilloso elemento.

 

¿Nosotros tenemos cloro?

En el sistema digestivo está presente como ácido clorhídrico (HCl), que ayuda en la absorción de proteínas, vitaminas como la B12, minerales como el hierro, calcio, cobre y zinc.

También refuerza nuestro sistema inmune por su acción antibacteriana y antiparasitaria: evita que las bacterias del intestino lleguen a colonizar el estómago.

 

 

El término cloro procede el griego chloro y significa “amarillo verdoso”, un nombre que hace honor a su apariencia, ya que efectivamente es un gas verdoso que se vuelve líquido a -34°C. Este fue descubierto en 1774 por el químico sueco Carl Wilhelm Scheele.

 

¿Cuáles son las principales aplicaciones del cloro?

El cloro es uno de los desinfectantes más utilizados de superficies y alimentos. Fue utilizado por primera vez en el área de maternidad de un hospital en Viena hace más de 150 años. Es muy práctico y efectivo para la desinfección de microorganismos patogénicos, como bacterias, algas, moho, hongos, esporas, bacterianas, virus, protozoarios y microorganismos peligrosos para la salud humana, rompiendo las uniones químicas, específicamente su capa lipídica, logrando eliminar los agentes infecciosos.

 

 

Potabilización del agua. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda el cloro como el medio más eficaz y barato para potabilizar el agua, ya que se ha determinado que 80% de las enfermedades se transmiten por ese medio. Se utiliza el hipoclorito de sodio (NaClO), que elimina microorganismos y previene enfermedades, incrementando la esperanza de vida de la humanidad. También elimina olores y sabores. En la piscina, el hipoclorito se emplea para mantener el agua limpia y en óptimas condiciones sanitarias.

 

 

En la sanidad, se emplea en la fabricación de medicamentos, utensilios médicos (bolsas de sangre, tubos estériles, catéteres, radiografías) porque están hechos de cloruro de polivinilo (PVC).

 

En la vida diaria, en las casas se usa para limpiar y desinfectar pisos, baños, superficies y eliminar manchas en telas.

 

Así se usa el Cloro:

  • Para la limpieza de pisos: puedes utilizar una solución al 0.2%. Para eso diluye 10 mililitros de cloro en 5 litros de agua.
  • Para lavar el baño: diluye ¼ de taza de cloro en 2 litros de agua. Vierte en el inodoro, deja reposar 5 minutos y haz correr el agua.
  • Para ropa blanca en lavadora: agrega ½ de taza de cloro por cada 30 litros de agua. A mano, emplea ⅓ de taza de cloro por cada 9 litros de agua.
  • Para desinfectar superficies: diluye ⅓ de taza de cloro en 1.5 litros de agua.
  • Usa guantes de limpieza cuando lo uses, nunca lo mezcles con otros productos de limpieza ya que puedes generar nuevos productos tóxicos dañando tu sistema respiratorio, principalmente.

En la industria está presente en plásticos, como poliuretano y policarbonatos, usados en embalajes, construcción, electrodomésticos, automóviles, pinturas, aislantes, equipos de comunicación, cosméticos, etc.

En la guerra, el cloro fue el primer gas empleado como arma química en el siglo XX, durante la Primera Guerra Mundial. El uso del gas cloro, desarrollado por Fritz Haber, afecta tanto al sistema respiratorio como a la vista y la salud de nuestra piel. Incluso en grandes cantidades puede provocar la muerte.

 

¡Precaución!

El cloro puede causar irritación ocular, orofaríngea, esofagial y quemaduras gástricas. Causa corrosión en los metales. Reacciona de forma tóxica con el amoniaco y ácidos (presente en los productos desinfectantes comunes), por lo que no deben hacerse mezclas de desinfectantes.

 

 

El gran mito

El dióxido de cloro (ClO2) se ha empezado a ingerir con la finalidad de contener la pandemia de COVID-19, argumentando que su “ingestión aumenta los niveles de oxigenación en sangre, con efectos preventivos y curativos”, pero en realidad ocurre todo lo contrario. La agencia encargada de la regulación de fármacos en Estados Unidos (FDA) ha advertido sobre los problemas que ocasiona: fallas respiratorias, cambios en la actividad eléctrica del corazón, baja tensión arterial ocasionada por la deshidratación, fallas en el hígado, vómito, diarreas graves, destrucción de glóbulos rojos. Así que lo más recomendable es no poner en riesgo nuestra salud.

Como puedes leer, el cloro está presente en muchas de nuestras actividades cotidianas como son la limpieza de superficies, blanqueamiento, eliminación de olores, purificación del agua.

Te recomiendo siempre leer la etiqueta de cualquier producto de limpieza, seguir las instrucciones de uso y desecho del mismo.

Para conocer más sobre este fascinante tema:

¿Cómo FUNCIONA el CLORO? (y la ORINA en ALBERCAS 🤽‍♀️)

 

Referencias:

Ana Yadira Ramírez Gaona

Soy Ana Yadira Ramírez Gaona, Química Farmacobióloga de formación. Obtuve el grado de maestría en Microbiología Médica en la Universidad Autónoma de Puebla. Actualmente, docente de química a Nivel Medio Superior, en la BUAP.

Estoy interesada en el aprendizaje de la vida microscópica y el mundo molecular en general, y todo lo que esté relacionada con la química. ¡Es un mundo fascinante por conocer!

Ana Yadira Ramírez Gaona
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