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¿Miedo al dolor? La visión Epicureísta de la Química Farmacéutica

¿Miedo al dolor? La visión Epicureísta de la Química Farmacéutica

Julio 30, 2021 / Por Fernanda I. Saldivar González

Portada: Peter Paul Rubens, Prometheus atado, ca. 1611-1612

 

El dolor es una de las sensaciones menos placenteras que está muy presente en nuestras vidas, desde nuestro nacimiento hasta nuestra muerte. En algunas personas, tal como lo describió y experimentó Frida Kahlo, “el dolor no es parte de la vida, se puede convertir en la vida misma”. En este sentido, no es de extrañar que sea la causa más frecuente de consulta médica y el motivo más habitual de solicitud de medicamentos sin receta.

Pero, ¿qué es dolor?, ¿sirve de algo experimentar dolor?, y ¿qué ocurre cuando tomas medicamentos para aliviar el dolor (analgésicos, llamados en términos médicos)? El dolor es una experiencia personal que resulta desagradable y que está influenciada en diversos grados por factores biológicos, psicológicos y sociales. Séneca escribió que en el dolor solo existe lo que nuestra opinión dice de él. Marco Aurelio, más de un siglo después, agregó que suprimir ciertos elementos de la creencia lleva a la tranquilidad. Ahora, con resultados de décadas de investigación experimental, se sabe que tan constitutiva al dolor es la lesión como lo que ella significa para el organismo. Para conocer algunos ejemplos de cómo nuestras experiencias modifican nuestra percepción al dolor puedes ver el siguiente video.

En este sentido, tampoco nos debería extrañar que haya más diversidad en las formas de experimentar dolor que en nuestras maneras de lidiar con él. En un intento por clasificar los diferentes tipos de dolor, los científicos han establecido varios criterios como la duración, la fisiopatología o la etiología de la enfermedad que lo ocasiona. En la literatura científica, es común clasificar el dolor en dos categorías generales: dolor agudo y dolor crónico. El dolor agudo, también llamado nociceptivo, tiene una función de protección biológica, en donde las terminaciones nerviosas que terminan justo debajo de la piel, tendones, articulaciones y órganos del cuerpo (nociceptores), generan una alarma a nivel del tejido lesionado, y la transmiten a otras áreas del sistema nervioso central. A diferencia del dolor agudo, el dolor crónico no posee una función protectora, y suele ser refractario a los tratamientos farmacológicos.  El dolor crónico es persistente y puede autoperpetuarse por un tiempo prolongado después de una lesión, e incluso, en ausencia de ella, por lo que el factor psicológico juega un papel importante.

Si bien a nadie le gusta experimentar dolor, este no necesariamente es malo. Es la señal de aviso inicial de que algo va mal en tu cuerpo, lo que te permitirá seguir los pasos necesarios para corregir el problema. Algunos expertos consideran que el dolor es el quinto signo vital y, al igual que la respiración, el pulso, la temperatura y la presión sanguínea, su monitoreo es indispensable, por lo que ya se han generado estándares y guías para su correcto seguimiento (Pain Assessment and Management Standards).

La columna rota, Frida Kahlo

 

Respecto a nuestra forma de lidiar con el dolor, ha cambiado a través del tiempo y ha sido uno de los temas que más se han reflexionado desde la antigüedad. Epicuro, quien sufrió en carne propia fuertes dolores de vejiga y de intestinos, escribió en sus textos sobre el miedo a los dioses, a la muerte, al dolor y al fracaso. La lucha contra estos miedos era designada como el “tetrafármaco” o medicina contra los cuatro miedos más generales y significativos, haciendo alusión a un remedio griego compuesto de cuatro ingredientes. Epicuro proponía hacer dichosa la inevitable mortalidad de la vida, y para ello, teníamos que aprender a gozar el placer de estar vivos, saber discernir lo que es verdaderamente valioso, y compartir en la amistad tanto la vida como el conocimiento. Para Epicuro, en donde hay gozo no hay, durante el tiempo que esté, dolor ni sufrimiento ni ambas cosas a la vez.

En este sentido, los químicos farmacéuticos se han tomado muy en serio estas ideas y sin querer, han seguido una visión epicureísta al buscar diseñar y desarrollar fármacos para aliviar el dolor y hacer más gozosa la vida. Desde aspectos biológicos y químicos, la solución ideal sería eliminar la causa que produce dolor. Con frecuencia, esto no es posible o no puede hacerse con la suficiente rapidez y se precisa un tratamiento sintomático. Para ello, se utilizan fundamentalmente los analgésicos, aunque también pueden emplearse coadyuvantes (fármacos sin acción analgésica propia, pero que administrado con analgésicos convencionales contribuyen a disminuir el dolor por otros mecanismos). Los dos medicamentos más vendidos para aliviar el dolor son el paracetamol y el ibuprofeno, este último considerado un antiinflamatorio no esteroideo (AINE, por sus siglas en inglés). Estos medicamentos suelen ser eficaces para tratar los dolores más habituales, y a las dosis recomendadas y en tratamientos cortos son bastante seguros. Para dolores más severos los médicos suelen recomendar medicamentos opioides como el fentanilo, la hidromorfona, la morfina, la oxicodona, la oximorfona y el tramadol. No olvides que ante cualquier tipo de dolor que presentes debes acudir al médico y no debes sobrepasar las dosis recomendadas, porque pueden producirse efectos adversos que pongan en riesgo tu salud.

A pesar de que no hay solución para todos los tipos de dolor, los constantes avances en la elucidacion de los mecanismos que producen dolor y en diseño de fármacos, junto con las terapias psicológicas, nos permiten perderle el miedo al dolor, el cual en muchas ocasiones nos atenaza más que el dolor que se presenta. No cabe duda que la tecnología médica actual ayuda mucho más a disminuir el dolor y la agonía que puede traer consigo que los rudimentarios conocimientos médicos de la época epicúrea.

Para saber más sobre el tema puedes consultar los artículos de The Journal of Pain (https://www.jpain.org/) y PAIN, The Journal of International Association for the Study of Pain (https://journals.lww.com/pain/pages/default.aspx).

 

 

Fernanda I. Saldivar González

Maestra en Ciencias Químicas y licenciada en Química Farmacéutico Biológica, ambas por la Universidad Nacional Autónoma de México. Actualmente, Fernanda se encuentra estudiando el doctorado en el área de diseño de fármacos asistido por computadora en el grupo DIFACQUIM (https://www.difacquim.com/). Tiene un interés particular por generar material educativo y de divulgación con el fin de compartir e informar sobre temas novedosos y de interés en la química y en el diseño de fármacos.

 

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