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Sobre la pandemia y Flores para Algernon

Sobre la pandemia y Flores para Algernon

Julio 13, 2021 / Por Laura Serrano

Hace unos días, charlando con un muy buen amigo a través de una red social, me comentó que debido a la pandemia había perdido a gran parte de su familia, la mayoría de ellos jóvenes o que no se consideran adultos mayores, por lo que él se sentía muy preocupado por estar en el mismo rango de edad, además de que los adultos mayores, que antes recibían cuidados de estos jóvenes, se encuentran ahora solos, sin alguien que los ayude a seguir viviendo en aislamiento.

Esto puso a la familia en un predicamento: ¿deben mudarse para vivir juntos? ¿Alguno de los sobrevivientes podrá atenderlos a todos?

Esta situación llevó a mi amigo a decirme que se sentía como Charlie Gordon, el protagonista del cuento de ciencia ficción y posteriormente extendido a novela: Flores para Algernon, de Daniel Keyes. Yo no conocía la novela, así que, intrigada, le pregunté de qué trataba y me dijo que era difícil de explicar, que mejor la leyera. Así que me envió una copia por correo electrónico y en cuanto tuve oportunidad empecé a leerla.

Debo decir que nunca había oído de esta novela, a pesar de que se publicó en 1960 y al parecer es muy conocida. Creo que me hace falta leer otros géneros. No obstante, en cuanto inicié mi lectura, me atrapó. Está narrada desde el punto de vista del personaje principal y trata de la evolución del protagonista —quien tenía un retraso mental— luego de someterse a una cirugía para ser más inteligente. El procedimiento se realizó también, al mismo tiempo, en un ratón de laboratorio llamado Algernon.

Charlie Gordon, el protagonista, escribe reportes diarios de lo que sucede y aprende. En los primeros días se lee una escritura errática y sin ortografía, más bien fonética. Pero a medida que Charlie toma clases y aprende más cosas, se nota la transformación de los informes y la percepción de las cosas se torna más clara, más consciente. Esto, desde luego, también se nota en la evolución del ratón, que es sometido a pruebas constantemente, en laberintos cada vez más complicados, con la finalidad de que llegue a su alimento después de atravesarlos. Transcurridos unos meses, el avance de la inteligencia de Charlie es cada vez más notoria para quienes lo rodean y, al mismo tiempo, él es más consciente de sí mismo y de la diferencia en cómo lo trataban antes y ahora. Antes era percibido como alguien inofensivo, indefenso, a quien debían proteger de todo, incluso de pensar o trabajar. Ahora, conforme evoluciona, mostrando cada vez más habilidades para mejorar el entorno en su trabajo, los compañeros se vuelven hostiles, incluso le temen. Por otro lado, los científicos que realizaron la operación están ansiosos de mostrar estos progresos al mundo, por lo que asisten a un simposio médico, llevando a Charlie y a Algernon. Charlie se da cuenta de que no es visto como una persona sino como otro sujeto de laboratorio. Él se había preparado para responder preguntas, dar ideas de otros experimentos o proyectos, pero nadie se dirigió a él. Todos se dirigían al jefe de científicos mientras que a él solo lo miraban igual que a Algernon, dentro de su laberinto. En un intento por ayudar al jefe, trató de intervenir en una conversación y sólo consiguió resaltar las carencias en el trabajo de su colegas, ya que Charlie para este momento, hablaba y escribía en cinco idiomas de manera fluida, y estaba aprendiendo otros más.

Lo sucedido lo llevó a sentirse sumamente frustrado, pues no entendía qué había hecho mal, pues sólo había tratado de contribuir. Así que tomó a Algernon y se fue del simposium sin decir nada a nadie. Desapareció por un tiempo para estar solo y reflexionar sobre lo sucedido. Al volver de su aislamiento, se presentó en su trabajo y el patrón le comunicó que los demás lo perciben como peligroso y altanero, sabelotodo y orgulloso, así que le habían pedido que lo echara. Así que, sin más, se quedó sin trabajo y sintiéndose herido y muy solo. El final del libro es algo que debo dejar al lector pues, como decía mi amigo, es difícil de explicar, por lo que les invito a leerlo. Realmente vale la pena. Si el lector es más visual, dejo la liga de la película, realizada en el año 2000.

Después de leer este libro, entendí que mi amigo, quien es sumamente brillante, se siente cada vez más identificado con Charlie Gordon, ya que está en medio de una familia que sufre y no comprende del todo su entorno y los peligros que conlleva la pandemia que vivimos. La comunicación es un ejercicio que le demanda mucha concentración para poder llegar a la persona con la que habla, ya que se trata de personas con diferentes puntos de vista, diferentes edades y sobre todo diferentes grados de enfermedades relacionadas con la edad.

Se siente, al igual que Charlie, incomprendido: tan consciente del entorno y la percepción que la familia tiene de él, pero tan lejano de ellos, que llegan a verlo como al enemigo. No puedo dejar de preguntarme: ¿la inteligencia puede llegar a ser un motivo de aislamiento y tristeza? Si bien es una pregunta para otros expertos, creo que se trata la manera en la que resolvemos los conflictos, del mejor modo posible para cada uno, lo que puede hacer una diferencia ante la tristeza que nos trae a veces el ser inteligentes y entender el mundo de manera más clara y consciente que otros.

¿Usted qué opina?

 

Laura Serrano

La Dra. Laura Serrano es aficionada a las novelas de misterio, sobre todo de los autores Agatha Cristy y Sir Arthur Conan Doyle. Es doctora en electrónica y tiene diez años de experiencia en caracterización de materiales y dispositivos para energías alternativas. Actualmente trabaja en el Instituto de Física de la BUAP y es docente de materias de electrónica en la Universidad del Valle de Puebla.

Laura Serrano
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