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Un lugar donde sea lo que no es: La imaginación

Un lugar donde sea lo que no es: La imaginación

Agosto 05, 2022 / Por Rebeca Garrido

El que tiene imaginación, con qué facilidad saca de la nada un mundo.

Gustavo A. Bécquer

 

La existencia de pensamientos que pueden ser espontáneos o controlados, y que pueden trascender el tiempo, el lugar y/o las circunstancias, es uno de los fenómenos cognitivos que más ha atrapado nuestra atención: la imaginación.

Utilizamos la palabra imaginación (imaginería mental) para referirnos a la capacidad que desarrollamos en la infancia y que nos permite: planificar y anticipar el futuro, crear mundos ficticios y palabras sin significado, y trasladarnos mentalmente a otro tiempo, lugar y momento (Taylor, 2013). Es considerada una maquinaria de procesamiento de información general que reordena el conocimiento previo para generar un nuevo razonamiento. Se construye a partir de las interacciones que se tienen con el entorno y se complejiza tras exposiciones repetidas al mismo, de tal forma que hace uso de diversos elementos de la experiencia (Zittoun, 2008 en Zittoun y Cerchia, 2013).

 

 

Imaginación y percepción

La percepción es el proceso a través del cual nuestro cerebro interpreta la información sensorial presente en el entorno y construye a partir de ella una experiencia estable, con la que pueda interactuar de manera exitosa. La imaginería mental se construye a partir de la interacción, de tal forma que no solo necesita de la información sensorial existente sino también de una retroalimentación constante del entorno (Jansen, 2017 en Jensen y Moran, 2013).

Gran parte de los estudios sobre imaginación se han centrado en describir su componente visual, ya que el procesamiento de este tipo de información es muy detallado y, por lo tanto, muy informativo. No obstante, la imaginería mental puede experimentarse a través de los cinco sentidos (Taylor, 2013).

Es a partir de lo anterior que se ha establecido una estrecha relación entre ambos fenómenos, la imaginación y la percepción, ya que siempre que estamos imaginando, también estamos percibiendo a través de nuestros sentidos (Taylor, 2013).

 

 

Aproximaciones al estudio de la imaginación

Diversas aproximaciones al estudio de la imaginación parten de plantear una ruptura entre: la manera en la que nos relacionamos con la realidad y con otros (Zittoun y Cerchia, 2013), y el flujo del pensamiento (Pearson, 2019). Es usual atribuir connotaciones negativas a la imaginación cuando ésta desvía la atención de alguna tarea y, por lo tanto, es usada de manera “desmedida”, haciendo que la mente divague. (Antrobus, Singer y Greenberg, 1966; Klinger , 1971 en Taylor, 2013). Sin embargo, aún cuando se cree que el divagar implica: menor procesamiento de información externa, problemas de distracción o fallas en funciones ejecutivas, es en realidad un factor protector que salvaguarda un tren de pensamiento interno de las distracciones presentes en el exterior (Barron et al, 2011 en Taylor, 2013; Pearson, 2019), de tal forma que cuando estamos imaginando, también estamos protegiendo información que será importante y necesaria en un siguiente momento.

 

 

Por otro lado, la imaginación también ha sido estudiada bajo el marco de la cognición situada, el cual propone que para crear un estado imaginativo, es necesario tener un referente que se pueda “manipular”. Un referente es aquella cosa, lugar o situación que es tomada como punto de partida o modelo para construir otras (Barsalou, 2020), por ejemplo: la Torre Latinoamericana es un referente de un edificio alto.

 

 

Estos se construyen y se complejizan conforme se interactúa con ellos, ya que la interacción permite abstraer todos los elementos sensoriales que los constituyen (Barsalou, 2020). Entre más interacción se tenga con un referente, más refinado será el conocimiento que se tenga sobre este. La imaginación y la cognición situada requieren únicamente de los detalles más relevantes, es decir, aquellos que tienen una relación directa con los componentes que son inmediatamente visibles, de tal forma que solo necesita conocer lo que ocurre en el ahora para poder construir (Stein, 2007).

 

 

La imaginación nos permite explorar las distintas posibilidades de acción (affordances) que tenemos sobre nuestros referentes. En ese sentido, el contexto juega un papel fundamental, ya que es el encargado de dar forma a nuestra imaginación. Las claves contextuales reactivan el conocimiento previo que se tenía sobre ese lugar y ese objeto, dicho de otra forma, disparan procesos top-down o cognitivos. Una vez que se reactiva el conocimiento previo, comienza la formación de simulaciones e inferencias a partir del objeto percibido, permitiéndonos explorar un sin fin de posibilidades con él (Barsalou, 2020).

 

¿Es infinita la imaginación?

Diversas investigaciones se han centrado en estudiar la magnitud de la imaginación, no obstante, es importante distinguir dos componentes para estudiar su temporalidad: la magnitud de una imaginería mental concreta y la magnitud de los procesos imaginativos. El primer componente hace referencia a un proceso constituido en el tiempo, que es efímero y temporalmente extenso, ya que podemos explorar un sinfín de posibilidades con un mismo objeto durante un largo periodo de tiempo, pero este eventualmente terminará al no encontrar más características con las cuales interactuar. Por el contrario, el segundo componente se considera un proceso infinito, ya que podemos hacer uso de la imaginación tantas veces como queramos y con todo tipo de referentes y contextos. De tal forma que, la magnitud o temporalidad de la imaginación está en función de cómo se estudia el fenómeno (Van Dijk y Rietveld, 2020).

 

 

¿Es necesaria la imaginación?

La imaginación es capaz de trasladarnos a lugares donde podemos volar o tener características físicas extraordinarias, así como de modificar el tiempo y de orientar nuestro pensamiento hacia escenarios que nos resultan agradables. Sin embargo, esto no sería posible si no existiera una experiencia corporal previa en un contexto. La imaginación expande la experiencia humana que, de otro modo, sería un estado lleno de limitaciones (Pearson, 2019).

Algunas investigaciones han estudiado el papel de la imaginación en estados o situaciones estresantes y se ha observado que funge como factor protector, ya que le permite a los individuos trasladarse momentáneamente a una mejor situación en lo que la condición estresante se resuelve (Pearson, 2019).

La imaginación nos ha permitido estudiar con mayor profundidad las funciones mentales, ya que prácticamente cualquier comportamiento o proceso cognitivo puede beneficiarse de estas maravillosas simulaciones sensoriales que hacen uso de imágenes mentales. La necesitamos, porque es importante contar con un lugar donde podamos explorar un sinfín de posibilidades con nuestro entorno físico y social, necesitamos un lugar donde sea lo que no es. ¿Puedes imaginar los colores de las imágenes? ¿Qué tal los sonidos del contexto en el que se encuentran? ¿Y los aromas? ¿Y las texturas? Y de pronto ya no estás aquí, estás en cada imagen.

 

 

Material complementario

Gfeller, F. y Zittoun, T. (2013). The Embodied Dimension of Imagination. Expanding the Loop Model. Integrative Psychological and Behavioral Science. https://doi.org/10.1007/s12124-020-09550-3

Thomas, N. Are Theories of Imagery Theories of Imagination? An Active Perception Approach to Conscious Mental Content. Cognitive Science, 23(2), 207-245.

 

Referencias

Barsalou, L. (2020). Challenges and Opportunities for Grounding Cognition. Journal of Cognition, 3(1), 31. DOI: http://doi.org/10.5334/joc.116.

Jensen, R. y Moran, Dermot. (2013). The Phenomenology of Embodied Subjectivity. Contributions To Phenomenology. Springer. DOI 10.1007/978-3-319-01616-0.

Pearson, J. (2019). The human imagination: the cognitive neuroscience of visual mental imagery. Nature reviews neuroscience, 20(10), 624-634.

Stein, A. (1994). Imagination and situated cognition. Journal of Experimental & Theoretical Artificial Intelligence, 6:4, 393-407, DOI: 10.1080/09528139408953795.

Taylor, M. (2013). Imagination. The Oxford Handbook of Developmental Psychology, 1: Body and Mind, 1-80. DOI: 10.1093/oxfordhb/9780199958450.013.0028.

Van Dijk, L. y Rietveld, E. (2020). Situated imagination. Phenomenology and the Cognitive Sciences. https://doi.org/10.1007/s11097-020-09701-2.

Zittoun, T. y Cerchia, F. (2013). Imagination as Expansion of Experience. Integrative Psychological and Behavioral Science, 47, 305-324. DOI: 10.1007/s12124-013- 9234-2.

Rebeca Garrido

Rebeca Garrido es una estudiante de 8° semestre de Psicología en la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México. Actualmente realiza su tesis en el área de Ciencias Cognitivas y del Comportamiento de la misma facultad. Sus temáticas de interés son: percepción, desarrollo cognitivo, cognición animal, cognición basal, modelamiento computacional, psicología matemática y análisis de la conducta. Ha tomado diversos cursos de ilustración científica y tiene interés en la divulgación de la ciencia.

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