Gorilas en Trova

Dos pingüinos y un conflicto

Dos pingüinos y un conflicto

Enero 20, 2023 / Por Maritza Flores Hernández

Distinguir un pingüino de otro podría resultar interesante, especialmente si estamos celebrando el Día de la Concienciación por los Pingüinos. Sin embargo, esto no es nada fácil. Por cierto, querido lector, ¿Usted cómo diferencia a un pingüino de los restantes?

Como siempre las respuestas las hallamos en la literatura, cuanto más en la infantil, donde se plasman las asombrosas dudas formuladas por los que nunca se detienen en la observación del mundo: los niños.

En el cuento “Dos pingüinos”, de la colección Diecisiete cuentos y dos pingüinos, de Daniel Nesquens, con ilustraciones de Emilio Urberuaga, un par de pingüinos salen del agua y entablan comunicación:

 

…Un pingüino le dice al otro:

—Veo que sabes nadar muy bien. ¿Cómo te llamas?

El otro respondió:

—Pingüino.

—¡Anda, como yo! —afirmó el pingüino preguntón, el más mojado. Y en seguida se dio cuenta de que había algo que no entendía—. Pero… entonces, cuando alguien nos llame: “eh tú, pingüino”, los dos nos volveremos.

—¿Y tú qué quieres? — le preguntó, algo tieso, el otro pingüino.

—Yo quisiera que nuestras madres nos pusieran un nombre cuando nacemos.

 

El relato inicia prácticamente al modo del típico chiste dicho entre niños: “¿qué le dijo un pingüino a otro pingüino?”

Querido lector, Usted lo recuerda, generalmente el otro niño respondería: “¿Qué le dijo?”

Y el primero prosiguiendo con el juego, replicaría: “Nada. Porque los pingüinos nadan.”

Excepto que, en esta historia, el sentido va por un rumbo divergente, revestido de la simplicidad de los diálogos infantiles, ya que tras el connato de broma se sigue con el lance amistoso de reconocer lo buen nadador que es el Otro, sobreviene la pregunta inicial y junto con ello el descubrimiento.

 

… ¿Cómo te llamas?

El otro respondió:

—Pingüino.

 

Dicho esto, querido lector, imagine: si usted fuera un pingüino y el otro —que también es un pingüino, aunque totalmente dispar a Usted— se llamara de manera idéntica, Pingüino, ¿cómo podría Usted saber en qué momento se refieren al Otro y no a Usted, cuando pronuncien su nombre, Pingüino?

Suponga que Usted, querido lector, es estrella de cine y en la entrega del Premio la Academia, fallan todas las cámaras; no obstante, el evento continúa y proclaman: “El Oscar es para … ¡Pingüino!”, sin mencionar por cuál película.

Cabe la posibilidad de que el Pingüino, coprotagonista de “Batman vs El Pingüino” (filme aquí totalmente inventado), se figurara que el premio es para él y se levanta a aceptar el galardón, arrebatándole a Usted un justo mérito.

Desde luego, podría ser exactamente al revés. Que dentro de la misma supuesta película de “Batman vs El Pingüino”, el Comisionado pronunciara el clásico: “Pingüino, Usted queda arrestado. Levante las manos”

¿Quién levantaría las manos, Usted o el Otro Pingüino? ¿O ambos aprovecharían la situación para huir?

Por otro lado, esta obra es un álbum ilustrado, así que luego de esta parte inicial del relato, aparecen hermosas imágenes creadas por el madrileño Emilio Urberuaga.

En la primera de ellas se ve una banquisa de mediano tamaño flotando en el gélido mar antártico. En ella, viajan tres pingüinos jóvenes y un adulto. Éste último examina el agua; tal vez, busca a alguien un poco más allá de la superficie. A lo lejos, grandes glaciares recortan el cielo azul, con unas cuantas nubes blancas.

En la subsecuente, en el mismo mar y bajo el mismo cielo, mas a una distancia diversa —pues no se ven los glaciares ni otras banquisas—, dos pingüinos jóvenes charlan animadamente sobre un bloque de hielo marino a punto de desaparecer en el agua. Al fondo, se mueve un enorme buque.

El oriundo de Zaragoza, España, Daniel Nesquens, narra lo planteado y hecho por ambos pingüinos. Usted, querido lector, ¿Cómo resolvería el problema de la singularidad confundida aparentemente con la del Otro? ¿Invitaría al Otro Pingüino a la mesa de las negociaciones? ¿Serían amigables? ¿Qué podrían encontrar en esas banquisas o en un fragmento de ellas?

Todo esto y más está reservado a los ojos de quien acepte el reto de leer el resto de este breve cuento.

Como siempre querido lector, Usted tiene la última palabra.

Maritza Flores Hernández

Cuentista, ensayista y también abogada. Egresada de Casa Lamm, donde hizo la Maestría en Literatura y Creación Literaria. Considera el arte, la ciencia y la cultura como un todo. Publica dos columnas literarias cada semana, en distintos diarios. Su obra ha formado parte de la antología de cuentos “Cuarentena 2020”.

Maritza Flores Hernández
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