Káos

Decir adiós...

Decir adiós...

Mayo 16, 2023 / Por Antonio Bello Quiroz

 

Para Ismael Ledesma y Jesús Bonilla, en su memoria 

 

Que el mundo es y será una porquería, ya lo dijo Enrique Santos, y hoy tengo un día de esos en que sufro toda esa poesía cruel...

Luis Eduardo Aute

 

Hoy, 14 de mayo del 2023, es un día de esos que se tornan difíciles para escribir. Pero pocas cosas permiten dar un giro a lo insoportable como escribir. Hoy, a las 5:34 desperté con la dolorosa noticia de la lamentable muerte de Ismael Ledesma Mateos. Ha sido un gran amigo con quien que me han unido viejos y muy entrañables lazos de camaradería y trabajo. La noticia, que me dejó perplejo, se volvió asombro cuando, en sus redes otro amigo, Jorge Arrazola, nos recordó que justo hace justo dos años también moría Jesús Bonilla, otro gran y brillante amigo, cómplice de muchas correrías y apuestas, y proyectos, y fiestas... ¡Vaya coincidencia! Justo en torno al día del maestro se van dos, para mí, grandes maestros y amigos.

Nos conocimos los tres en circunstancias que escapan a mi recuerdo, ellos, Bonilla y Ledesma ya se conocían; no se si Ledesma me llevó a Bonilla o Chucho me llevó a Ismi (le cagaba que le dijeran así, y Bonilla era el especialista en decírselo, gozaba alegremente al hacerlo). En el fondo creo que Ismael gozaba en silencio cuando la fina ironía de Chucho se descargaba contra él con tan amorosa furia. Ismael odiaba, y lo expresaba exaltado, que alguien fumara cerca, o peor, si en la rocola de algún bar alguien se atrevía a poner música de José José. Lo cierto es que en los principios de nuestra larga amistad nos reuníamos asiduamente en la antigua Bella Elena, en la plazuela del Barrio de Los Sapos. Y de pronto, yo ni se cómo pero ya estábamos colaborando en el suplemento Tiempos de Reflexión, del Diario La Opinión, dirigido por Ismael Ledesma; también ya de pronto me encontraba dando una clase, Ciencia, Sociedad e Historia, en la Escuela de Biología de la BUAP, misma que Ismael Ledesma había fundado y dirigía en el tercer patio del edificio Carolino. Desde esos tiempos, Ismael, Jesús y quien esto escribe, (junto con otro gran mosquetero que se nos adelantó aún más, el extraordinario escritor Alejandro Meneses) anduvimos entre bares y aulas por muchos años... de ahí colaboramos en El Viejo Topo, suplemento que dirigía Jesús Bonilla, creo que en el periódico Intolerancia, más tarde en el periódico El Universal, después en la Revista Erinias que yo dirigía, Bonilla editaba, Meneses corregía e Ismael era miembro del consejo de redacción, en la Escuela Libre de Psicología. Los tres, o cuatro, colaboramos en varios suplementos, proyectos abortados y horas y horas y horas de convivencia. Caminamos juntos en varias direcciones de la vida. Junto a Ismael y con Bonilla, y creo que de alguna forma Alejandro Meneses y el historiador Sergio Andrade, “emprendimos” (como se dice en el mundo financiero), y nos hicimos cargo del célebre bar Candilejas, en la 9 Norte y casi 2 Poniente... El final de esa aventura se puede suponer: nos lo bebimos todo el bar. 

Ismael, ya radicando en la ahora CDMX, después de ser despedido de la escuela que el mismo había creado en la BUAP, regresaba a Puebla con cierta frecuencia y nos convocaba, en los últimos años, en el célebre bar El portalito de Santiago

Con los encuentros y desencuentros que la amistad procura y soporta, nos encontramos por último en el proyecto donde ahora se puede leer esto, el suplemento que aquí nos hospeda fue fundado por Jesús Bonilla (ahora dirigido muy atinadamente por Gregorio Cervantes), donde Ismael Ledesma y yo hemos sido nuevamente colaboradores frecuentes. 

Siento un dejo de orfandad por la partida de estos dos grandes hermanos mayores, uno el mejor biólogo, el otro el mejor ensayista que he conocido. Una sensación quizá sólo comparable con la partida, hace ya muchos años de aquel gran maestro de vida que fue para mi Javier Mena.

Si algo tenía Ismael Ledesma era pasión. Hablaba y se apasionaba, hacía y se apasionaba y gritaba y gesticulaba...y vivía. Con muchos otros queridos camaradas nos pasamos largas y hermosas noches, bebiendo cada quien lo que quería y escuchando a María Conchita Alonso. Los escenarios eran generalmente dos: la casa de Ismael, o un departamento que yo tenía en el hermoso Centro Histórico de Puebla, un departamento que compartí por un tiempo con el querido abogado Polo Uribe. La casa Bello-Uribe era como se le conocía. Polo era amigo entrañable de Ismael, además de ser en muchos tramos de vida su abogado.

Un momento que lamento haberme perdido de vivir con estos hoy recordados maestros, fue la experiencia de campaña cuando Ismael se postuló para la rectoría de la BUAP. Entre copa y copa se hablaba con mucha frecuencia de esa aventura. La aventura que sí viví con Ismael y Bonilla fue la infamia que en su momento cometió la BUAP, tan profundamente amada por el Dr. Ledesma, al despedirlo. 

Ismael era feliz contando sus anécdotas de lucha universitaria, en ocasiones con cierta exageración que Chucho aplacaba con diligencia y sarcasmo . Al ser despedido de la BUAP, Ismael encontró un lugar en la UNAM, pero siempre miró con nostalgia a Puebla. Tenía un sueño que de vez en cuando se le deslizaba compartir, con rubor y con una carcajada pícara y sonante: soñaba con ser gobernador de Puebla, y lo decía con esa forma tan propia de él, tan seria y a la vez con mucha agitación e hiper ventilando. Otro entrecruce que tuve con Ismael era el psicoanálisis, él, como analizante por muchos años, con cierta complicidad me solía contar lo que ocurría en su experiencia en el diván, sus construcciones e interpretaciones.

Hoy pensaba escribir sobre la insidiosa soledad, y de alguna manera lo he hecho. Escribo sobre la soledad ante la muerte de Ismael Ledesma. 

Mucho hemos compartido y ahora toca decir adiós...

Antonio Bello Quiroz

Psicoanalista. Miembro fundador de la Escuela de la Letra Psicoanalítica. Miembro fundador de la Fundación Social del Psicoanálisis. Ha sido Director fundador de la Maestría en Psicoanálisis y Cultura de la Escuela Libre de Psicología. Ha sido Director de la Revista *Erinias*. Es autor de los libros *Ficciones sobre la muerte*; *Pasionario: ensayos sobre el crimen* y *Resonancias del deseo*. Es docente invitado de diversas universidades del país y atiende clínica en práctica privada en Puebla.

Antonio Bello Quiroz
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