De color humano

Vivir entre la espada y la pared

Vivir entre la espada y la pared

Marzo 03, 2023 / Por Eliana Soza Martínez

Se acerca el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, y sigue siendo necesario hablar sobre la violencia contra este grupo que conforma la mitad de la población mundial, ni siquiera somos una minoría. Cada semana me entero de uno o varios feminicidios en alguna parte de Bolivia. En contrapunto, hoy leí en los periódicos nacionales sobre una mujer que fue llevada a la cárcel por asesinar a su marido, apuñalándolo. La noticia no daba demasiados detalles, solo que la acusada afirmaba que lo hizo tratando de defender a su hijo de un año, a quien su cónyuge amenazó con un cuchillo. Los padres de la víctima escucharon gritos, acudieron a la habitación de la pareja y encontraron al hombre desangrándose. Lo llevaron a un centro de salud, pero en el camino perdió la vida.

La verdad es que la legislación de mi país es un enigma para la ciudadanía. En mi imaginario, basado en las películas, se debería considerar la inocencia de la mujer hasta no comprobar lo contrario. Sin embargo, a diferencia de lo que pasa en la pantalla grande, en la policía y la fiscalía bolivianas no habrá un detective que investigue a profundidad para hacer relucir los hechos. Los padres del occiso ya están pidiendo la pena máxima para su nuera y la custodia del nieto.

Sin saber exactamente lo que pasó, es decir, si en realidad la mujer quería asesinar a su marido ni las circunstancias en las que se dio el crimen, me pongo a pensar si habrá una investigación real o solo se ceñirán en lo que se encontró en la escena del crimen, el arma ensangrentada y en las declaraciones de los padres de la víctima. El niño, único testigo ocular, no podrá decir nada y aunque fuera algo mayor, tampoco lo tomarían en cuenta. Entonces todo se centrará en lo que afirmen los abuelos y la acusada.

Me pregunto si se buscará declaraciones de los vecinos, de los allegados a la pareja para indagar si la mujer era violentada. Algunos afirmarán, si fuera así, que debería haber denuncias en la policía, pero sabemos que en los pueblos, por vergüenza, miedo e incredulidad de los uniformados, las mujeres no denuncian a sus victimarios. ¿Cuáles serían las verdaderas razones de este asesinato? ¿Habrá atenuantes si se tratara de defensa propia? ¿Se realizará una investigación para indagar estos aspectos? Será por mi pobre convicción en la legislación boliviana y las personas que están a cargo, que lo dudo mucho.

Entonces, esto me lleva a reflexionar sobre la necesidad de que las mujeres sepan defenderse de forma física, porque no existe una estructura institucionalizada que las proteja. Debemos admitir que si esta señora no tiene dinero para contratar un buen abogado, pueden darle la pena máxima, a pesar de que estuviera defendiendo a su hijo o a ella misma a la hora del hecho. Digo que es necesario saber defensa personal porque tal vez otra sería la historia si la acusada tuviera esas habilidades. Es probable que nadie hubiera sido asesinado y al verdadero victimario lo encontraran solo golpeado. Esto creyendo en las declaraciones de la acusada.

También podríamos hacer el ejercicio de pensar qué hubiera pasado si la víctima sería la esposa. Solo si hubiese muerto las autoridades harían algo, porque si la hubieran golpeado incluso es posible que ni la policía interviniese. En este sentido, el conocimiento de defensa personal sería un paliativo que tendrían a mano las mujeres para defenderse y tener la posibilidad de escapar. Sin embargo, incluso si así fuera, con más razón las autoridades no interferirían y la pregunta que debemos hacernos es: ¿cuál podría ser una salida para alguien que depende económicamente del marido, vive en la casa de los suegros y tiene un hijo que criar?

En conclusión, para mí esta mujer, si sufría de violencia intrafamiliar, estaba acorralada y en el momento álgido tuvo que elegir entre morir o matar, porque es una realidad que las mujeres en nuestros países viven más de lo que queremos imaginar. Es lamentable, pero solo son atendidas si las golpean tanto como para que el médico forense les dé una baja de quince o más días y aun así no tienen garantías de que su pareja se aleje y no vuelva a golpearlas. Por tanto, la última interrogante que planteo, pensando en este caso que no es aislado ni el único sería, ¿qué opciones tenemos las mujeres si somos víctimas de violencia en nuestros propios hogares?

 

Eliana Soza Martínez

Eliana Soza Martínez (Potosí, Bolivia) Autora de Seres sin Sombra (2018). 2da. Edición (2020) Ed. Electrodependiente, Bolivia. Junto a Ramiro Jordán libro de microficción y poesía: Encuentros/Desencuentros (2019). Antología Iberoamericana de Microcuento (2017), compilador Carvalho; Escritoras bolivianas contemporáneas (2019) compiladoras: Caballero, Decker y Batista, Ed. Kipus. Bestiarios (2019), Ed. Sherezade, Chile. El día que regresamos: Reportes futuros después de la pandemia (2020), Ed. Pandemonium, Perú. Brevirus, (2020), Brevilla, Chile. Pequeficciones: piñata de historias mínimas (2020) Parafernalia, Nicaragua. Historias Mínimas (2020), Dendro Editorial, Perú. Microbios, antología de los Minificcionistas Pandémicos (2020), Dendro Editorial, Perú. Caspa de Ángel: cuentos, crónicas y testimonios del narcotráfico, Carvalho y Batista. Umbrales, Antología de ciencia ficción Latinoamericana (2020), Ediciones FUNDAJAU, Venezuela. https://www.facebook.com/letrasenrojo Instagram: @Eliana.Soza https://www.youtube.com/channel/UCJC8RtYxDvq0JVrb2ZIioeg

Eliana Soza Martínez
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