Desde el Sur

El amorío de Barbie

El amorío de Barbie

Octubre 15, 2024 / Por Márcia Batista Ramos

El mundo es ancho y profundo. Tiene miles de historias sueltas en el aire y existe gente dispuesta a contarlas sin pelos en la lengua.

En el mundo hay Barbies que no vienen de la fábrica de juguetes Mattel. Existen Barbies altas y chaparritas, flacas, gordas y chiquititas, solteras, viudas y divorciaditas, feas y de caras bonitas… En fin, en el mundo hay una Barbie para cada gusto, pero en el centro de América del Sur, entre los paralelos 57º26′ y 69º38′ de longitud occidental del meridiano de Greenwich y los paralelos 9º38′ y 22º53′ de latitud sur, hay una Barbie única que no reivindica la libertad como en la campaña de Mattel, donde la creadora de Barbie, Ruth Handler, recuerda que “tú puedes ser lo que quieras ser”, ya que para ella la muñeca Barbie siempre ha representado a una mujer que elige por sí misma.

La Barbie en cuestión apareció en los medios custodiada por un hombre que le decía cuándo ella debería hablar, contando su historia donde el amor con el primer mandatario —hombre casado, por cierto— parece algo cotidiano y frívolo, como tomarse una gaseosa fría en un día de calor, en un anuncio televisivo.

Barbie quería ser dignataria de Estado y dijo que, para conmemorar el nuevo cargo, se dejó seducir por su futuro jefazo. Y cuenta que, en el palacio presidencial, “pasó lo que tenía que pasar”. Y después del sexo vino el romance, que duró seis meses, pero un embarazo, sin el consentimiento del padre, hizo que el romance terminara sin adiós, sin cargo, sin nada.

Empero, estando Barbie en la calle, como en un melodrama barato, una movilidad blanca, sin placas, la atropella y ella pierde el feto que llevaba en el vientre, que si hubiera nacido le daría el poder de torcer la mano del primer mandatario y ser una reina entre tantos plebeyos.

La complejidad, la ambivalencia y los matices surrealistas con sus imágenes irracionales y oníricas salta a la vista cuando habla la Barbie sobre el disfraz de taxista, fetos y otros juegos de poder. A medio relato de un romance consensuado, recordé a Hemingway que, en el cuento “Colinas como elefantes blancos”, relata una conversación entre una joven y su pareja cuando él le menciona la “operación”: “─Y piensas que estaremos bien y seremos felices. ─Lo sé. No debes tener miedo. Conozco mucha gente que lo ha hecho. ─Yo también, dijo la muchacha, Y después todos fueron tan felices”, antes del final. Empero, según Barbie, no hubo una conversación. Entre lágrimas, ella relató el suceso del auto blanco sin placas, que la atropelló, al parecer intencionalmente, para provocarle la pérdida.

Me hubiese gustado que antes de aparecer ante las cámaras, por lo menos Barbie hubiese leído algo sobre las representaciones de interrupciones forzosas de embarazo, para, limitadamente, hacer un poco creíble su relato. Honestamente, la crudeza hace daño en las entrañas de quien relata y de quien, como yo, que al no tener nada mejor que hacer, observa la pantomima.

¿Por qué tendría que esperar un roce literario con Lorrie Moore, Ariana Harwicz o Sara Gallardo de alguien que dice todas las bobadas que dijo la Barbie ante el planeta?

Tal vez, la Barbie en cuestión no sabe que la Barbie de Mattel, en las novelas de Random House, asistió a la secundaria Willows, mientras que, en los libros Generation Girl, publicados por Golden Books en 1999, asistió a la escuela secundaria ficticia Manhattan International, localizada en la ciudad de Nueva York. La Barbie del asunto pensaba tener aptitudes para ser dignataria de Estado sin poder distinguir la V de “vaca” de la B de “burro”. La ficción siempre se queda chica ante la realidad repulsiva que nos rodea. “La importancia de no entenderlo todo”, es un libro de artículos de Grace Paley que no tiene nada que ver con el amorío de Barbie.

 

Márcia Batista Ramos

Nació en Brasil, en el Estado de Rio Grande do Sul, en mayo de 1964. Es licenciada en Filosofía por la Universidade Federal de Santa María (UFSM)- RS, Brasil. Radica en Bolivia, en la ciudad de Oruro. Es gestora cultural, escritora y crítica literaria. Editora en Conexión Norte Sur Magazzín Internacional, España. Columnista en la Revista Inmediaciones, La Paz, Bolivia y columnista del Periódico Binacional Exilio, Puebla, México, Mandeinleon Magazine, España, Archivo.e-consulta.com, México, Revista Barbante, Brasil, El Mono Gramático, Uruguay. Además, es colaboradora ocasional en revistas culturales en catorce países (Rumania, Bolivia, México, Colombia, Honduras, Argentina, El Salvador, España, Chile, Brasil, Perú, Costa Rica, USA, China, Nepal, Uzbekistán, Paquistán, Arabia Saudita). Publicó: Mi Ángel y Yo (Cuento, 2009); La Muñeca Dolly (Novela, 2010); Consideraciones sobre la vida y los cuernos (Ensayo, 2010); Patty Barrón De Flores: La Mujer Chuquisaqueña Progresista del Siglo XX (Esbozo Biográfico, 2011); Tengo Prisa Por Vivir (Novela Juvenil, 2011 y 2020); Escala de Grises – Primer Movimiento (Crónicas, 2015); Dueto (Drama, 2020); Rostros del Maltrato en Nuestra Sociedad –Violencia Contra la Mujer. (Ensayo, 2020); Universo Instantáneo (Microficción, 2020).

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