Ensayo

Qunitas

Qunitas

Febrero 01, 2022 / Por María Teresa Andruetto

Santiago (Tiago) Ares padeció desde su nacimiento, en 1990, graves problemas de salud a causa de una rara enfermedad llamada agammaglobulinemia, que consiste en la carencia en sangre de gammaglobulina, cuya ausencia genera un severo déficit de inmunidad. Por eso sufrió toda su vida graves afecciones intestinales y debió someterse cada tres semanas a intervenciones en las que se le suministraba la proteína en forma de suero durante varias horas. La enfermedad lo llevó naturalmente a dedicarse a la vida intelectual. “Era un pibe muy inteligente, muy irónico, que te hacía morir de risa sin perder el gesto serio”, dice el padre, pero el fallecimiento de su madre, cuando tenía 20 años, fue un golpe duro para su estado de ánimo y su salud general, y murió por un cáncer de colon poco antes de cumplir los 25.

Tiago, como todos lo llamaban, fue el creador, junto a otros tres compañeros de facultad, del kit para bebés recién nacidos de madres carenciadas conocido como Qunita. También fue quien lo propuso al gobierno nacional para destinarlo a las beneficiarias de la Asignación por Embarazo. La idea de crear un kit para recién nacidos se le ocurrió cuando se enteró de que el colecho de padres e hijos en los sectores más vulnerables es una de las mayores causas de mortalidad infantil por asfixia o muerte súbita. Tiago siempre tuvo en claro la función social de lo que hacía. Así nacieron las Qunita, que primero se llamaron Wawa, esas cuyo programa bajó, en un año, el 2.5 de mortalidad por colecho en todo el país, las mismas que el juez Bonadio mando a destruir.

Tiago Ares murió, muy poco después de haber visto realizado su sueño, por un cáncer de colon que se lo devoró en apenas un año, pero que no le impidió, en plena quimio, recibirse de diseñador Industrial de la UBA con promedio 9, y —como dice su padre— un “10” como ser humano, que le otorgamos todos los que lo conocimos.

 

“Tenía una manera lateral de solucionar lo que para nosotros era un problema.” “Miraba un punto ciego, era un pibe que sabía dónde estaba el punto ciego.” “Le interesaba un modelo de país, le interesaba la industria nacional para el desarrollo.” Su frase preferida: “hay que meterle épica”. “Me dejó fuerza, ganas, me enseñaba.” “Me llenaba de fascinación, yo no conocía gente más chica que yo a quien admirar.” “Se fue dejándonos algo a todos.” “El tipo tenía la particularidad de hinchar las bolas y cambiarte en todo.” son algunas frases de amigos, compañeros de estudio, profesores. Sabía que tenía infinitos recursos, pero por un tiempo muy limitado, dice su papá.

La historia sucedió así:

Diseño es una carrera muy cara, muchos tenían que dejarla por no poder afrontar los costos. Ahí había un problema y el Estado tenía que solucionar ese problema. Así nació un programa estatal que tuvo tres convocatorias y más de 25 millones de pesos en premios para desarrollar prototipos.

Una profesora preguntó en una cátedra: ¿ustedes saben cuál es el índice de mortalidad infantil y por qué motivo?

Hablaron de cunas y de infancia y se mencionaron, como ejemplo, las cunas de Finlandia, que son de cartón.

En un pasillo, Tiago le dijo a la profesora: “me quedé pensando en el tema. Si aquí las hacemos así, van a decir que ponemos a los chicos en cajas de cartón”.

Después, con otros tres compañeros, empezaron a trabajar en lo que más tarde sería Qunita, para ver qué se podía hacer y con qué material. El objetivo: asistir a las madres que tenían su primer y segundo hijo en condiciones no favorables, para poner lo aprendido al servicio de una sociedad que sostiene al Estado, para que después el Estado pueda sostener a los sectores necesitados de esa misma sociedad.

El Proyecto se hizo en el taller de diseño de la UBA. Obtuvo una calificación de diez y los profesores insistieron en que lo presentaran en Innovar, en la categoría Universidades. Hubo veinte proyectos elegidos y este fue de los primeros,

Un sueño

“Pienso en qué le voy a devolver yo a la educación pública, porque mi educación vale mucho”, dijo Tiago.

Dice el padre:

“Después le escribió por las suyas una carta a Cristina, para contarle por qué había abrazado la causa de Néstor. El día que va a verla había estado internado el día anterior, le habían hecho quimio. Cuando ella se entera (por otros) de que él estaba enfermo, se pone muy nerviosa.”

Dice la profesora:

“Presentaron el Proyecto en Tecnópolis. ¡Estaba la presidenta! Fue muy lindo ver a Tiago tan entero. Por ese entonces todavía teníamos esperanza de que viviera… Estaba en primera fila con los otros compañeros. Cuando termina el acto, la presidenta le hace seña, le dice ‘subí’ y él saltó. Le costaba, se cansaba, pero no sabemos cómo saltó la valla hacia el escenario… y le entregó una cuna en miniatura que había hecho para ella, que acababa de ser abuela.”

Antes de que muriera, alcanzaron a decirle que la presidenta había quedado muy emocionada con su carta y que la mandó guardar en el Archivo de la Nación, donde están las cosas importantes para la memoria del país.

Asumir la vida con todo lo que ella conlleva, sin desvalorizarla inventando otra vida ni buscando huidas. Aunque todo esto ha sido tan difícil, me has ayudado a ser también yo mejor persona, dice su padre en un video que se llama Santiago Ares. Diseñador. Homenaje, que puede verse en YouTube sobre Tiago, el que saltó la valla.

 

Santiago Ares. Diseñador. Homenaje

 

María Teresa Andruetto

Arroyo Cabral, Córdoba, Argentina (1954). Hija de un partisano piamontés que llegó a Argentina en 1948 y de una descendiente de piamonteses. Estudió Letras en la Universidad Nacional de Córdoba en los años setenta. Después de una breve estancia en la Patagonia y de años de exilio interno, al finalizar la dictadura trabajó en un centro especializado en lectura y literatura destinada a niños y jóvenes. Formó parte de numerosos planes de lectura de su país, municipales, provinciales y nacionales, así como de equipos de capacitación a docentes en lectura y escritura creativa.

Ha hecho de la construcción de la identidad individual y social, las secuelas de la dictadura y el universo femenino los ejes de su obra.

Su obra literaria incluye, entre otros títulos, Stefano (1997), Veladuras (2004), Lengua Madre (2010), La lectura, otra revolución (2014), No a mucha gente le gusta esta tranquilidad (2017) y Poesía reunida (2019).

Recibió el V Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil en 2009 y premio Hans Christian Andersen, el "Nobel de la Literatura Infantil", en 2012, entre otros.

María Teresa Andruetto
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