Electricidad y soberanía nacional

En el 12 de octubre, día de la hispanidad —o bien el día de la raza, no sé cuál— pensé en el problema de la electricidad en México, relacionado con empresas extranjeras, principalmente la española Iberdrola. Es muy simbólico cómo un problema técnico y tecnológico se traslada al terreno de la lucha ideológica y cómo todo ello se articula con la defensa de la soberanía nacional y un proyecto de transformación que conduzca al país hacia un nuevo régimen. Durante los sexenios neoliberales, partiendo desde Carlos Salinas de Gortari pero principalmente los de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto, se puso en marcha una política privatizadora encaminada, entre otras cosas, al desmantelamiento del sector energético de la nación, buscando aniquilar a PEMEX y a la Comisión Federal de electricidad. En este proceso se buscó la entrada de empresas extranjeras, usando entre sus argumentos ideológicos el de la transición a “energías limpias”.

La derecha es vehemente al sostener la defensa de la inversión privada, y para ello se vale de una gran cantidad de mentiras, tal como un supuesto incremento en las tarifas o que el precio de la luz se mantendrá por medio de subsidios que vendrían de nuestros impuestos, ente los muchos males que traería la Reforma Eléctrica propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador —que ellos llaman contrarreforma—. Pero la realidad, como narra Nancy Flores en Contalínea (06/10/2021), es que “el dominio en el mercado eléctrico de México que tiene la empresa española Iberdrola se deriva de un comportamiento abusivo, ventajoso, con el uso de información privilegiada que obtuvo al contratar al expresidente Felipe Calderón y su exsecretaria de Energía, Georgina Kessel Martínez, señaló esta mañana el presidente Andrés Manuel López Obrador”, lo cual es el colmo del entreguismo: un expresidente y una exsecretaria de Estado son empleados de la empresa que se ha adueñado del mercado eléctrico mexicano.

“En su conferencia de prensa, [López Obrador] expuso que las reformas que se hicieron en el pasado beneficiaron a privados y no al pueblo, y que ‘en el caso de la industria eléctrica, la empresa más favorecida es española: Iberdrola. Quiero que se enteren todos los mexicanos que esa empresa contrató a la señora que estaba de secretaria de Energía del gobierno de Calderón. Imagínense una empresa que contrata a la exsecretaria de Energía. Se supone que el gobierno tiene que representar a todos, no puede estar al servicio de una minoría rapaz, no se puede utilizar al gobierno para hacer negocios privados; los únicos negocios que deben interesar a los funcionarios públicos son los negocios públicos. Entonces, muy vivos, abusivos, ventajosos, los de esta empresa contratan a la señora que tenía desde luego, como todos los funcionarios, información privilegiada. Pero no sólo eso, termina el gobierno de Calderón y lo contratan a él como consejero de Iberdrola. Entonces así dominan todo el mercado eléctrico’.”

Es curioso cómo esta empresa española es defendida por la derecha cuando se está dando un debate acerca del papel de España en la construcción de México, el cual está plagado de ideología. Por un lado, los que llegan al extremo de quitar la estatua de Colón del Paseo de la Reforma, los que denostan la conquista como algo monstruoso, sin entender que fue algo determinante para el surgimiento del embrión de nuestra nación; y por otro, los derechistas y ultraderechistas como Vox en España, que exigen una reivindicación de Hernán Cortés que pasa por un remozamiento de su sepulcro. Como si ellos tuvieran legítimo derecho de adueñarse de Cortés. Y bueno, en ese escenario paradójico, nos encontramos con una empresa española, que pareciera buscar una reconquista por la vía del mercado.

“Pero una muestra de lo nefasto de la empresa Iberdrola es lo que ocurre precisamente en España, donde en la misma semana en la que el precio de la energía eléctrica alcanzó su máximo histórico, más de 106 euros por megavatio/hora (2 mil 600 pesos), la red de complicidades, chantajes y espionaje que hay alrededor de este negocio multimillonario se va despejando. Y en la mira está esa empresa, la hegemónica y poderosa Iberdrola, creada en el País Vasco, pero que actualmente es una de las multinacionales españolas que más lucran con el negocio de la electricidad y las energías alternativas o renovables.

”Mientras en la mayoría de los hogares españoles se cuida hasta el mínimo detalle para poner a funcionar una lavadora, un horno o un lavavajillas —siempre en horario en el que la tarifa no sea estratosférica, pues las tarifas varían a lo largo del día—, en el consejo de administración de Iberdrola hay una gran preocupación: el futuro inmediato de su presidente, Ignacio Sánchez Galán, en el terreno judicial, pero, sobre todo, la inquietud de saber hasta dónde llegarán las investigaciones abiertas en las que se presume que la empresa energética no sólo espió y chantajeó a competidores, líderes sociales y de opinión contrarios a sus intereses, sino que también creó una inmensa red de complicidades para liderar lo que hoy es un escándalo sin filtros: el trucaje o manipulación de las tarifas de energía con que se abastece la sociedad.

”En la factura que cada mes llega a los hogares españoles hay desde hace algo más de un año una tendencia firme: el incremento sin tregua y cada vez más acuciado del precio de la luz. En esa factura, se explica, hay al menos 50 por ciento de factores internos del mercado, sobre todo la liberación del precio y la especulación. Pero también hay 50 por ciento que depende directamente del gravamen fiscal que aplica el gobierno español, presidido por la coalición del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y Unidas Podemos (UP), que en su día prometieron atacar desde la raíz esta situación que daña la economía familiar.

”En este escenario, de crisis sanitaria y económica, España lleva al menos un año encadenando una serie de alzas de la tarifa eléctrica que ya se tildan sin tapujos de ‘escandalosas’, de hecho, se ha conseguido que cada semana se hable del ‘récord del máximo histórico del precio de la luz’. A la espera del próximo, que presumiblemente será el de la próxima semana. Y así sucesivamente.

”Mientras tanto, en la empresa que ha controlado el sector en las últimas décadas, Iberdrola, que además tiene enormes y poderosos intereses en otros países, entre ellos México, preocupa sobre todo el futuro judicial de su presidente, Sánchez Galán, y que se den a conocer lo métodos, presuntamente ilegales, que han utilizado para controlar las tarifas, acallar a adversarios y coaccionar a líderes sociales y de opinión.

”El escándalo se descubre, en parte, gracias a las declaraciones y grabaciones que ha hecho y entregado al respecto el que fuera su espía de cabecera —así como el de otros grandes empresarios y multinacionales españoles—, el excomisario José Manuel Villarejo. Y toda esa información se va acumulado en el juzgado de Manuel García Castellón, de la Audiencia Nacional de España, el tribunal competente para juzgar delitos de corrupción.” (con información de Armando G.Tejeda, La Jornada 13-10-2021.)

Pareciera que hay una conjunción entre la inversión privada en el manejo de la electricidad y la corrupción, lo que sugiere que dejar en manos de la libre empresa impide la planeación y control de recursos por parte del Estado, que debe ser el garante de la soberanía nacional. El cuento de que las empresas del Estado están condenadas al fracaso carece de fundamento, y las experiencias fallidas en México tienen como explicación la corrupción, la cual se consolidó durante el neoliberalismo. Como escribió Javier Melgoza Valdivia, parafraseando a Marx, podríamos decir: “Un fantasma recorre la industria eléctrica internacional: el fantasma de la privatización...” En efecto, en el curso de los últimos tres lustros, diversos países han sido testigos de intensos y variados procesos de privatización de sus sectores eléctricos (http://dcsh.izt.uam.mx › cede › POLIS › Polis-2000-120).

En contra de esa visión, un ejemplo emblemático de empresa estatal exitosa es Électricité de France (EDF), el primer productor de electricidad de Francia y de Europa y la tercera compañía eléctrica del mundo, cuyo principal accionista es el gobierno, con el 83.6% de su capital social.

En el caso de México, lo que está en juego es la soberanía nacional, así como la instrumentación de políticas innovadoras que permitan fortalecer y consolidar la industria eléctrica nacional. Se trata de un momento crucial para la defensa de nuestros recursos naturales, siendo otro caso delicado el del Litio, que busca ser protegido por la nueva reforma eléctrica. Aquí veremos cómo se comportan los legisladores, y sabremos si están al servicio de la nación o de los intereses empresariales, lo cual será muy ilustrativo de la realidad política del país.

En el reino de Ubú bien se habría enseñoreado el neoliberalismo. Afortunadamente, en su época no existía, pero sí otras formas atroces de despojo, pero no con los matices y sutilezas tramposas que se utilizaron en México con la llamada reforma energética del 2013. Pero la similitud de Ubú con los sátrapas que pretenden apropiarse de los recursos naturales de la nación es su avidez por el dinero, por lo que buscan convertirse, tal como el padre Ubú, en “señores de las phinanzas”.

¡Para mí es suficiente!

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Al respecto ver:

Ismael Ledesma Mateos, Ubú, “Electrificación y neoliberalismo”, febrero 19, 2021