Narrativa
Junio 21, 2022 / Por Yadhira Ruiz
Como una sombra las presencias inundan mi vida, y entre ayer y hoy se enredan las palabras para ocultar las pérdidas y el dolor. ¿Cuántos hemos perdido? ¿Cuántos más se irán? Y la memoria juega a tenerlos enfrente sin dejar que descanse por un momento.
Los sueños cada vez son más vívidos y los mensajes parecen dejar claro que no hay refugio para descansar. ¿Cuáles han sido los momentos de cordura? ¿Cuáles los de delirio?
Dejemos soñar que la vida corre, dejemos hacer para después alzarlos contra la injusticia… Retorcidas las realidades demuestran su yugo. Aquí llegó la sombra, aquí el alivio. Los muros danzan y el sueño rodea la vigilia.
Quien recurre al hecho desnudo, enloquece. Las manos tejen sueños, sueños. Las ilusiones de una existencia sin rezago. Deambulan las sombras ululando.
Hoy la noche está que arde. Mi cama no ofrece descanso porque el calor, porque no hay lluvia… En la oscuridad recuerdo que tengo deberes y, aunque ya es hora de descansar, comienzo. Bajo las escaleras y enciendo la luz, salgo por agua, una telilla y recorro los sillones. El polvo pinta el agua. Después los estantes. Intento no hacer ruido, los demás duermen. Intento ahogarme en el reloj estático de esta noche. ¿Dónde fue el tiempo? ¿Quién resbala el tiempo que nos cobra después el descanso necesario? La sala, el comedor. Reemplazo el agua y uso escoba y trapeador, la sala y el comedor, luego la cocina. El silencio es buena compañía que constante me cobija y hace que desee un baño frío. Subo las escaleras, entro, abro la llave, las gotas hacen lo suyo mientras me deshago de mis ropas. Entro despacio para no sentir el golpe: primero mis brazos, las piernas, la cabeza y de lleno mi cuerpo renace. La mente regresa, sí.
Y recuerdo el reloj cucú, lo escucho sonar. Entonces son las 4 am y como pepitas, que le gustaban a Rules. Su foto inexpresiva en el altar y la vela danzante me pica la vista. No sé por qué lo soñé, pero está feliz. La sonrisa de la abuela me dice más que el recuerdo de su cumpleaños. Tal vez por eso rezo y me tranquiliza. Mas esta noche que se come mi mente, que se come el polvo, llega a su fin.
Liduvina Yadhira Ruiz Ruiz Nació en Ciudad de México pero desde su niñez vive en Puebla de Zaragoza. Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Ibero Puebla. Al terminar, laboró como asistente en el departamento de Difusión Cultural de la misma casa de estudios. Durante seis años se desempeñó como periodista cultural y ha participado en periódicos en Puebla como El Financiero, La Opinión, ¿¡Cómo!?, la revista para ocio Ónix, el suplemento cultural Metzcalli.
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