Tinta insomne

Literacidad: El mundo, la interacción y los libros

Literacidad: El mundo, la interacción y los libros

Enero 07, 2025 / Por Fabiola Morales Gasca

No hay dos personas que lean el mismo libro.

Edmund Wilson

 

El leer sin pensar nos hace una mente desordenada. El pensar sin leer nos hace desequilibrados.

Confucio

 

Querido lector: finalizamos un año complicado para muchos de nosotros e iniciamos uno nuevo, cargados de ilusión y esperanza. ¡Enhorabuena, hemos sobrevivido! Es tradición que en los periódicos digitales, blogs y suplementos culturales aparezcan las listas de los mejores libros del año, incluso en las publicaciones personales de cada bibliófilo se enorgullece publicar una foto o lista de los libros leídos del año. Esto me recuerda el nivel de lectura y los medios en nuestro país que, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), “En 2024, 69.6% de los mexicanos alfabetos de 18 años y más leyó alguno de los siguientes materiales: libros, revistas, periódicos, historietas o páginas de Internet, foros o blogs, apenas 1.1 puntos más que el 68.6% que los leyó en 2023, pero 14.6 puntos menos que el 84.2% que los leyó en 2015”.

Otro dato interesante que el INEGI proporciona es que, aunque tradicionalmente los hombres leen más, hubo un incremento en las mujeres que leen: “69.9 de cada 100 varones alfabetos mayor de edad leen; en las mujeres, 63.3 de cada 100. En un año disminuyeron los hombres lectores pero aumentaron las mujeres lectoras, pues en 2023 leyeron el 71.7 y 65.7%, respectivamente.” La población lectora de libros leyó en promedio 3.2 ejemplares al año, según los datos del MOLEC 2024 (Módulo sobre lectura, INEGI)

Es agradable saber que hay un incremento del número de mujeres que leen y sobre todo que escriben —lo cual se puede apreciar en las librerías, lo que permite disminuir brechas—. Al cerrar este ciclo confieso que mi biblioteca estuvo llena de interesantes libros tanto de mujeres como hombres, así como volúmenes físicos y también digitales. Por desgracia, visité menos las bibliotecas públicas este año por el vencimiento de mi credencial, pero siempre son estas la primera opción para los que no contamos con tantos recursos económicos o para tener tomos imposibles de conseguir porque han sido descartados en las librerías. También es grato conocer que en la red existen bibliotecas digitales y gratuitas que proporcionan miles de libros al alcance de cualquiera. Ejemplo esto son las versiones digitales de las destacadas novelas Pedro Páramo, de Juan Rulfo, o Cien años de Soledad, del escritor colombiano Gabriel García Márquez, de las que mucho se habló durante los meses anteriores por ser llevados tanto a película y serie respectivamente. La novela La vegetariana, de la escritora surcoreana Han Kang, recién laureada con el premio Nobel de Literatura 2024, puede hallarse también en internet de forma gratuita para ser leída. Es maravilloso contar con las ventajas de nuestra era informática, así que no hay pretexto para no llenarse de buenas lecturas. 

Me hace sentir escalofrío pensar en los libros que he leído en el año porque mi mente aún está procesando toda la información recibida. Aparte de la clásica novela y cuento, me enfoqué mucho a la ciencia ficción y a la divulgación científica. Nuestro músculo principal a ejercitar es el cerebro, a través de lecturas y experiencias. Por eso este 2024 me negué a escribir sobre los libros leídos, ya que con los años he entendido que las experiencias lectoras no sólo deben hacerse de índole intelectual (como sé que lo hacen muchos de los que coincidimos en estos medios digitales, cosa que me alegra pues sé que no soy la única que insiste en absorber el mundo a través de eternas lecturas) sino que nuestros libros leídos pueden enriquecerse de otras formas. Pienso en las series y películas de este año que proviene de novelas clásicas que nos han estremecido y sobre lo que mucho se ha escrito sobre el reto de llevarlas a la pantalla grande, pero ¿acaso no son los demás sentidos necesarios para entender el mundo? ¿Acaso aprendemos a negarnos el oído, la vista y hasta el olfato? ¿No es la interacción social lo que nos complementa y nos otorga nuestra propia identidad?

Este año dejé un poco las bibliotecas y el mundo académico para salir al mundo real y tangible, ese mundo caótico, de guerra y muerte silenciosa no sólo para la especie humana sino para las otras especies que comparten con nosotros este lugar llamado Tierra. Me dediqué a aprender de mis alumnos y trasmití la locura de leer como un código de honor y vida, porque bien sabemos que el ejercicio de lectura tiene mayor validez y correspondencia cuando lo ejercemos en grupo. El libro por sí sólo no basta, se nos amplia nuestra visión de la lectura y del mundo si intercambiamos ideas con nuestra familia, amigos y gente cercana.

El mundo se disfruta más con los libros y estos con la interacción. De acuerdo con el académico David Barton, la experiencia lectora tiene repercusiones al menos en tres áreas de interés e indagación: social, psicológica e histórica. Barton señala en la mirada social que las prácticas de lectura de las personas se sitúan en relaciones sociales más amplias. La lectura se basa en un sistema de símbolos, el cual es utilizado para la comunicación y, como tal, existe en relación con otros sistemas de intercambio de información, por ello “es una forma de representar el mundo a los demás”. Aquí nos compenetramos a una mirada psicológica puesto que nuestras lecturas sirven para representarnos el mundo y a nosotros mismos. Nuestras lecturas son parte de nuestro pensamiento, “es parte de la tecnología del pensamiento” y además “Tenemos conciencia, actitudes y valores con respecto a las lecturas, y estas actitudes y valores guían nuestras acciones”. Esto nos lleva también a una mirada histórica; de forma individual cada libro —y por lo tanto lectura— tiene antecedentes y nuestras historias de vida personal contienen muchos eventos e impactos de lecturas que abarcan desde la primera infancia hasta la fecha sobre las cuales se construye nuestra identidad y presente (Barton, 1994). Así, cambiamos de niños a adultos y estamos constantemente aprendiendo sobre nuestras lecturas. De esta forma, Barton nos indica que cada lector está compuesto de una historia social, de sus propios libros, y además al reunirnos para hacer lecturas y comentarlos nos estamos creando un presente y añadiría como un resultado consustancial, provocamos cambios positivos a nuestro futuro no sólo personal sino social. Estas prácticas de Literacidad, es decir “El conjunto de competencias y habilidades que capacitan a la persona para recoger y procesar la información en determinado contexto mediante la lectura y convertirla en conocimiento, el cual puede ser manifestado oralmente o mediante la escritura”, nos hacen más competentes para el mundo. Para la Teoría de la Literacidad hay un aprendizaje permanente en la vida. No basta con leer sino interactuar. La lectura y la interacción son la base de nuestra libertad.

La estirpe de Lilith, de Octavia E. Butler, Los desposeídos, de Úrsula K. Le Guin, El problema de los tres cuerpos, Bosque oscuro, Fin de la muerte (trilogía) y Sobre hormigas y dinosaurios, novelas del escritor chino Liu Cixin, 2001: Odisea espacial, novela de ciencia ficción de Arthur C. Clarke, Cosas que nunca creerías. De la ciencia ficción a la neurociencia, del neurocientífico Rodrigo Quian Quiroga, La vida secreta de la mente, de Mariano Sigman, Sociología y ciencia ficción: Imaginar el futuro. Philip K. Dick más allá de Orwell y Foucault, de Nelson Arteaga Botello, Un verdor terrible, de Benjamin Labatut, El valor desconocido de Hermann Broch, Astronomía ¿para qué?, de la física y astrónoma mexicana Julieta Fierro, son algunos de los títulos de divulgación científica, novelas y de ensayo que orgullosamente están ahora en mi experiencia lectora del año 2024. Muchos de estos libros probablemente encontrarán comentados en la web. Alguien me preguntó si escribiré sobre ellos, queda abierta la respuesta. Aún no lo sé, creo que antes habrá que compartir, dialogar, comentar y experimentar. Escribir es un verbo que sigue a todas las experiencias previas. La Literatura debe vivirse. El mundo nos sobrepasa, la vida es tan corta como breve, que apenas si nos bastará para compartir con los más cercanos nuestras lecturas y escrituras. Lo que sí me parece importante señalar es que frente a la tecnología que nos rebasa en los últimos lustros, la aparición de la inteligencia artificial (IA) y el uso cada vez más común de ella en las actividades cotidianas, es nuestro deber estar atentos. Nuestra visión debe estar puesta a las necesidades y cambios tecnológicos que se aproximan. La Ciencia ha permitido a la humanidad avanzar y por lo tanto la divulgación científica, esa pequeña intersección de la Literatura con la ciencia, es una guía obligatoria para los que son ajenos a la tecnología y a las transformaciones que están a la vuelta de la esquina. Nadie puede escapar a estos cambios.

Que este año que inicia estimado lector, las lecturas nos lleguen a raudales, pero sobre todo que nos permitan conéctanos con las vivencias e individuos indicados, con intereses afines. Que los libros sean parte importante de nuestras vidas sin olvidarnos de las personas y del mundo al que pertenecemos. Feliz año y una bienaventurada Literacidad.

 

 

Referencias

MÓDULO SOBRE LECTURA (MOLEC) 2024.Comunicado de prensa número 235/24. 23 de abril de 2024. INEGI. Consultado de https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2024/molec/molec2024.pdf

Barton, David (1994). The social basis of literacy. Literacy. An introduction to the Ecology of written language. Oxford: Blackwell Publishers, pp.33-52

Isabel Rovina Salvador. Literacidad: qué es, tipos y fases de desarrollo. Psicología educativa y del desarrollo. 10 abril, 2018 - 13:25 — Actualizado 15 diciembre, 2024 - 12:11 CEST. https://psicologiaymente.com/desarrollo/literacidad

Fabiola Morales Gasca

Fabiola Morales Gasca Licenciada en Informática por el Instituto Tecnológico de Puebla. Egresada de talleres literarios en la Casa del Escritor y la Escuela de Escritores. Terminó el Diplomado en Creación Literaria en la SOGEM-IMACP de Puebla. Maestra en Literatura Aplicada por la Universidad Iberoamericana. Autora de los poemarios “Para tardes de Lluvia y de Nostalgia” 2014 y “Crónicas sobre Mar, Tierra y Aire” 2016 Editorial BUAP. Libros infantiles “Frasquito de cuentos” y “Confeti” 2017, BUAP y Libro de minificciones “El mar a través del caracol” Editorial El puente 2017. El niño que le encantaban los colores y no le gustaban las letras 2018. Luciérnagas 2020. Participante de varias antologías en España, Paraguay, Chile, Colombia y México. Lectora voraz y escritora incansable.

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