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Mirones de mirones: Voyeur, el documental de la crónica

Mirones de mirones: Voyeur, el documental de la crónica

Agosto 27, 2021 / Por Francisco González Quijano

Este verano me propuse redescubrir al periodista, escritor y cronista estadounidense Gay Talese, observador como nadie, historiador contemporáneo. Encontré su libro El puente por 29 pesos y lo devoré en medio día. Después busqué crónicas sueltas en internet (están a una simple búsqueda “Cuando tenía veinticinco años”, “Paseando mi cigarro” o “Sinatra está resfriado”) y me di a la tarea de pedir su libro La mujer de tu prójimo, en físico. No me ha llegado, pero lo espero con el morbo de un adolescente imberbe. Bajo los influjos de esta borrachera de Talese, puse Netflix para volver a ver Voyeur, documental que hace un par de años me enloqueció, por lo bien hecho y por la(s) historia(s) que cuenta (y que ve).

La película de 2017 fue dirigida por Josh Koury y Myles Kane (homónimo de un rockero inglés, tan bueno como su tocayo) y presenta la historia que Talese escribiría en su libro El motel del voyeur, aunque también cuenta la historia de la relación de Talese con su texto y además la historia del que la contó primero, del voyeur.

Explico este rocambolesco enredo. En las décadas de los sesenta y setenta, un tipo de nombre Gerald Foos tuvo un motel que acondicionó para observar de forma clandestina a las parejas que se registraban. Este morboso señor, y mejor escritor, hizo una bitácora de todo lo que vio durante esos años, cientos de páginas de historias que giran en torno al sexo oculto. Cierto día, escribió a Talese para contarle todo y, de paso, invitarlo a darse vuelo y disfrutar de una buena sesión de mirones. El periodista-escritor lo tuvo claro: “voy hacer una crónica y un libro sobre esto”. Pasaron más de treinta años para dar forma a su proyecto. Es ahí donde aparecieron los cineastas Koury y Kane, quienes se propusieron documentar el proceso de escritura y publicación. Vamos, una especie de making of del libro, que nos termina por diseccionar los límites entre realidad y ficción de cualquier obra periodística o histórica.

El resultado es inquietante: Foos en sus escritos documentó “lo que vio” (me ahorraré los spoilers), Talese “investigó” y narró los hechos, los documentalistas “vieron” otras cosas, y el espectador de la película es el que se enfrenta a esta meta-meta-crónica, que presenta varias capas de realidad. Resulta fascinante, entonces, que este documental nos convierte en voyeristas de un voyeur declarado que fue observado, a su vez, por una celebridad de la no-ficción.

Cualquier lectura que podamos hacer del filme deviene en una master class de narrativa literaria, cinematográfica o periodística: retratos, estructuras, cronologías, personajes (no se pierdan a la esposa del voyeur), evidencias… todo para darnos cuenta de que no existe ningún género al que le pertenezca la verdad. Después de verla, mi obsesión por Talese, Foos, su mujer, Koury y Kane se hizo más grande. Eso nos pasa a los voyeurs.

Francisco González Quijano

Comunicólogo, periodista, director y productor audiovisual, futbolero y melómano. Ha escrito en diarios, revistas y medios de comunicación desde hace más de veinte años. Estudia la Maestría en Literatura aplicada. Está trabajando en un proyecto de crónica sobre rock y cine.

Francisco González Quijano
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