Crónica

Tsotsiles en Puebla: derecho de la infancia indígena migrante y trabajadora[1]

Tsotsiles en Puebla: derecho de la infancia indígena migrante y trabajadora[1]

Abril 06, 2021 / Por Esmeralda Guzmán Ventura / Educación Contracorriente

A la familia corazón de maíz

 

Quince minutos antes de que el reloj marcara las nueve de la mañana ya se percibía en las redes sociales el entusiasmo por asistir al primer foro sobre trabajo infantil, migración y pueblos originarios. Yo’on Ixim[2] y Educación Contracorriente[3] convocaron a un grupo de investigadores y asociaciones civiles relacionadas con el estudio y cuidado de las infancias indígenas migrantes y trabajadoras.

La migración de familias tsotsiles de Mitontic, Chiapas, a la ciudad de Puebla, que ocurre desde hace casi 20 años, fue el punto de partida.

A las nueve en punto, el profesor Francisco Ponce León, colaborador del área educativo Yo’on Ixim, dio la bienvenida a todos los asistentes. Reconoció la importancia de las investigaciones y experiencias en torno a los temas de migración interna de los pueblos originarios, derechos sociales fundamentales de las niñeces indígenas migrantes trabajadoras del país.

El encuentro Corazón de maíz: infancia trabajadora y migración interna de los pueblos originarios reunió a investigadoras, investigadores, profesoras, profesores, activistas, estudiantes y público interesado en conocer y visibilizar las formas de vida y las condiciones migratorias de las comunidades indígenas.

El 26 de marzo de 2021 se convirtió, para muchos, en un día memorable.

La profesora Alma Lucero Sánchez Hernández, colaboradora del área educativa, presentó un relato cronológico en el que describió, detalladamente, un caso de injusta e injustificable separación familiar por parte de las autoridades estatales del DIF, pues estas situaciones emergentes afectan a muchas familias indígenas tsotsiles. Al momento de enfrentar procesos legales por la custodia de sus hijos e hijas, por falta de documentos oficiales o incluso por la ausencia de un traductor tsotsil autorizado y calificado, se violentan con fecuencia los derechos humanos de los pueblos originarios.

El foro permitió construir el contexto necesario y suficiente para hacer evidente el olvido y casi nula atención del Estado a los migrantes de las comunidades indígenas, quienes, en ocasiones, ante la falta de traductores, quedan incomunicados e incapacitados para la intermediación y resolución expedita de las audiencias entre los niños y niñas con sus familiares.

Cabe señalar que San Miguel Mitontic es uno de los municipios con mayor pobreza de México y se ubica al centro del estado de Chiapas. Las cifras del Censo de Población y Vivienda (INEGI, 2020) demuestran que Mitontic cuenta con una población de 13 mil 755 habitantes, de los que más del 98 por ciento —mayores de tres años— hablan su lengua originaria. Sabemos también, por la misma fuente, que 84.4 por ciento de la población de Mitontic, Chiapas, emigra por razones educativas.

Poco tiempo después participó Miguel Ángel Rodríguez, fundador de Educación Contracorriente A.C., quien utilizó como pretexto de su intervención el concepto alemán recientemente acuñado por la burocracia germana Fiktionsbescheinigung (certificado de ficción)enfatizado por Juan Villoro– para confrontar la crisis migratoria europea con la tragedia que viven los migrantes tsotsiles al llegar a Puebla. Una forma de nombrar aquella otredad que les recuerda que pertenecen y no a un Estado de derecho.

En este sentido, considera que el proyecto Yo’on Ixim representa un espacio termotópico que brinda a los niños, niñas y jóvenes tsotsiles un lugar de cuidado, de calidez y aspiraciones prometeicas que inspiran a las familias migrantes en su desarrollo. Reconoció la necesidad de “impulsar proyectos polivalentes en materia epistemológica y ontológica” donde se reconozca “la esencia de la verdad” de los pueblos originarios.

Posteriormente, José Antonio Aguilar San Sebastián, secretario técnico del Instituto Poblano de los Pueblos Indígenas (IPPI), reiteró el compromiso de dicho instituto en la atención a los pueblos indígenas y fundamentalmente en el diseño de políticas públicas que emerjan desde los pueblos originarios. Señaló que la voz de las asociaciones civiles e indígenas son una fuente de cambio e invitó a participar, en coordinación con las instancias competentes, en “la formulación, ejecución y evaluación de los planes, programas y proyectos” que realizan las dependencias. Además el IPPI pretende ser un órgano técnico en los procesos de consulta previa, libre e informada al momento de generar medidas legislativas, normativas y administrativas en pro de los pueblos indígenas y afrodescendientes.

En su intervención, Norma Guadalupe Pérez Flores, quien fue una niña maya-tsotsil migrante y trabajadora de la calle y ahora es candidata a doctora en Ciencias Sociales, después de subrayar el papel activo y la necesidad de considerar, en cualquier legislación sobre el trabajo de las niñeces indígenas migrantes, la voluntad de los protagonistas. Mencionó la posibilidad de crear redes y desarrollar estrategias vinculadas con cuidado de la lengua y la identidad que aportan al desarrollo de habilidades, destrezas y capacidades de las infancias trabajadoras, pues el trabajo infantil en el mundo maya-tsotsil se mira como una cuestión formativa. Se trata de relacionarse con el mundo desde pequeño y defenderse en la vida, cuestiones que les permiten moverse en diferentes planos.

Es necesario conocer las construcciones culturales acerca del trabajo en las comunidades indígenas, porque ayudan a la comprensión de los diferentes significados y perspectivas como estrategias de sobrevivencia. Las y los niños le dan un significado al ‘abtel o trabajo, donde ellos tienen una participación protagónica. La calle, más allá de ser vista como un espacio de violencia, es un lugar de aprendizaje, códigos y símbolos que los identifican.

Riger Fernando Mejía Pérez, comunicólogo social por la Universidad Autónoma de Yucatán, se concentra en la infancia trabajadora y la migración interestatal. Apunta que hay múltiples formas de ser niños y una de ellas es el trabajo. El hecho de que los niños participen en el trabajo trae consigo un significado, pues en la comunidad representa una forma de respeto, autonomía y responsabilidad. La migración representa para estas comunidades una práctica histórica que les ha permitido construir redes de familias. Muchos niños y niñas encuentran un “gusto” por trabajar o migrar y desempeñan un rol importante en la decisión y acción de las familias. A diferencia de lo que se piensa, estos niños y niñas no están solos, pues entre ellos desarrollan un cuidado mutuo, sólido y fundamentado.

Del mismo modo se tuvo la participación —desde Argentina— de la antropóloga María Laura Diez, quien tiene una larga trayectoria en estudios migratorios juveniles entre poblaciones indígenas de Bolivia que migran a Buenos Aires. Recalca la importancia de pensar en la formación de los más jóvenes, así como la transición entre la educación y el trabajo comunitario; es decir, cómo experimentan los pueblos originarios las etapas del desarrollo humano. Desde un enfoque etnográfico situado, cualitativo, documentó las categorías normativas y regulaciones estatales que impiden ver el universo de formas y estrategias organizativas de las comunidades indígenas.

Y la lista de los participantes continuó el debate hasta muy entrada la tarde. El primer foro sobre infancias trabajadoras migrantes de los pueblos indígenas de México fue más allá de una reunión académica, pues se establecieron relaciones de trabajo y vínculos de colaboración entre los organizadores y los participantes del evento.

Tras siete horas de trabajo sin descanso, el maratónico foro “Corazón de maíz” culminó entre agradecimientos, sonrisas y abrazos. La semilla de maíz promete echar raíces y crear una comunidad de personas solidarias con las niñeces indígenas migrantes y trabajadoras de México.

 

 

[1] Texto reproducido con autorización de Consultoría Contracorriente.

[2] Yo’on Ixim es una asociación civil fundada por Samantha Grieff (educadora por la Universidad de Nueva York) que busca propiciar la transformación del curso de vida de las familias indígenas migrantes e individuos tsotsiles para potenciar el desarrollo humano.

[3] Educación Contracorriente es una asociación civil fundada por la profesora-investigadora Sandra Aguilera Arriaga (CINVESTAV) y el profesor-investigador Miguel Ángel Rodríguez. Promueve e interviene en procesos que posibiliten el ejercicio de la educación como un derecho social fundamental.

Esmeralda Guzmán Ventura / Educación Contracorriente

Esmeralda Guzmán Ventura / Educación Contracorriente
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