Crónica
Agosto 27, 2024 / Por Julio César Pazos Quitero
Llegan las vacaciones y vuela el verano y el problema que siempre parece cercano es cómo pasarlo increíble… Si reconocieron este rolón son de los míos y es que, para empezar este texto, debemos admitir que fue un verano espectacular para aquellos que amamos el deporte: entre la Eurocopa, la Copa América y las Olimpiadas tuvimos un verano de ensueño lleno de alegrías y tristezas, llanto y sonrisas. Pero ya me estoy poniendo cursi y, no siendo la intención de este escrito, vamos a ponernos serios y malvados hablando de la verdadera tragedia que vivió el fútbol mexicano en tan solo unos cuantos meses, un auténtico verano de terror –ojo, no confundir con la joyita de Pedrito Fernández: Vacaciones de Terror, cuya muñeca aun le saca pesadillas a su servilleta.
Ya aclarada la situación, vámonos recio con lo que nos compete, analizando la realmente patética actuación del Tri de mi cucharon en la Copa América, primer acto al que llamaremos “Fracaso”. Con anterioridad había utilizado este espacio para intentar entender por qué diantres seguimos ilusionados con la selección mexicana de fútbol. La verdad, fue así como empezamos el certamen; y el triunfo agónico ante Jamaica nos encendió la flama de la esperanza, llama que comenzó a extinguirse casi de inmediato al perder contra Venezuela por primera vez en la historia; y terminaría completamente apagada y hecha cenizas después de un triste empate ante Ecuador. Así se confirmaba un segundo fracaso del Tri en un torneo importante (ojo, para mí la Copa Oro no cuenta) de forma consecutiva.
La cereza en el pastel de este espectacular fracaso fue que tanto directivos, cuerpo técnico y ciertos jugadores no lo admitieron o, incluso peor, se mostraron satisfechos con su rendimiento llegando al punto de incluso meterse con los aficionados que les reclamaron por redes sociales (sí, estoy hablando de ti, Antuna) no teniendo un peso de vergüenza. Si bien el fracaso de la selección era previsible, uno siempre se ilusiona a lo baboso pensando que por lo menos le van a echar tantitas ganas. Obviamente no lo hicieron y esta vez sí se pasaron de verdura los hijos de su madre. Perdón, me ofusqué, pero siempre he pensado que hay formas de perder o en este caso de terminar eliminado y lamento ser insistente pero lo que más encabrita es la actitud de conformismo y mediocridad con la que los directivos afrontaron su fracaso.
Aquí pasamos al segundo acto del verano de terror al cual pondremos por nombre “La telenovela”. No es sorpresa para nadie que lo mexicanos somos buenos para armarla de jamón y hacer un melodrama por todo. Como ejemplo, nuestro gran talento para hacer telenovelas (me lleno de nostalgia al recordar ver de morrito Mirada de mujer, con mi jefecita). Pero antes de que me vaya por la tangente, la telenovela del Tri comenzó justo cuando el técnico Jimmy Lozano declaró estar conforme con la actuación de su equipo. Acto seguido, los directivos del fútbol mexicano lo defendieron y ratificaron para continuar en el puesto hasta el final del mundial del 2026.
Cuando parecía que nos íbamos a chutar al Jimmy un buen rato, llegó la vuelta de tuerca que le pondría sabor al asunto. Resulta que los directivos le dieron una patada por donde usted guste (lo dejo a su elección), total se pasaron de lanza con el pobre diciéndole que sí se iba a quedar en la selección, pero como auxiliar del siguiente entrenador que nombraran. Así, el señor Lozano mandó por un tubo a sus patrones, mostrando un poquito de dignidad. Si bien es verdad que casi nadie o nadie lo quería al mando del Tri, también debemos admitir una cosa: lo que le hicieron fue una canallada.
Después de la traición, los directivos tenían la disyuntiva de elegir al siguiente entrenador de la selección, tarea nada sencilla ya que la realidad no hay muchos técnicos disponibles. La primera opción fue el entrenador del América, André Jardine, flamante bicampeón con el ave. Sin embargo, llegaron órdenes del patrón, es decir Emilio Azcárraga, diciendo que al brasileño no se lo echarían a perder hasta que ganara más títulos con el conjunto amarillo. La segunda opción, la mejor según mi opinión, resultaba ser Guillermo Almada, actual entrenador del Pachuca. No obstante, eso mismo lo relegó ya que el grupo al que pertenece su equipo no es muy del agrado del patrón. Así surgieron nombres y apellidos. Se habla que Massimiliano Alegri, ex técnico de la Juventus, nos rechazó junto con otros. Al no tener otra opción, la federación decidió recurrir a la vieja y confiable o, en este caso, a nuestro bombero estrella: Javier Aguirre, para un tercer periodo. No tengo nada en contra del vasco, pero la neta ya chole, es decir en dos anteriores oportunidades no se logró absolutamente nada y todos recordamos su última conferencia de prensa donde no quiso dar la cara antes del partido ante la Argentina de Maradona.
Ah, pero eso sí, el vasco no llegaría solo, vendría con la novedad de ser acompañado de ni más ni menos que Rafita Márquez. El famoso “Káiser” azteca dejó las juveniles del Barcelona para ayudar a Javier Aguirre, sabiendo que lograr dirigir al equipo principal de los culés es imposible en la actualidad y pues, como dicen en mi pueblo, “lo caído, caído” y pues a ver si el Tri les abre las puertas a otros equipos europeos. Así termina el segundo acto con nuestro bombero junto a la “promesa” formando el cuerpo técnico de la selección.
Justo cuando pensábamos que el fútbol mexicano no podía llegar más bajo, cuando nos encontrábamos en el hoyo y cavando, se presentó una oportunidad de redención en el marco de la poderosísima Legues Cup (nótese el sarcasmo por favor), torneo molero y único en el mundo que enfrenta a todos los equipos –sí, todos los equipos sin importar que sean más chafas que el huachicol de la MLS (Major League Soccer) por su siglas en inglés– o, para facilitarnos la existencia, de la liga gringa en contra de la siempre ponderosa Liga Mx. A este bello acto final lo llamaremos “Lo patético”.
Ya el año pasado la Liga Mx había fracasado rotundamente al no ganar el dichoso torneo, siendo Rayados de Monterrey el equipo que llegará más lejos al instaurarse en semifinales. Pero por su pollo que pensamos “este año sí va a ser diferente”, “ahora sí, agárrense méndigos gringos” y “venimos con Tokio”; y para ser honestos parecía que era verdad: el Ame llegó siendo bicampeón, con sus asegunes como siempre, pero bicampeón; el Cruz Azul jugando bien al fútbol, aunque es el Cruz Azul; los Tigres con un gran plantel como siempre, al igual que Rayados y, como chiva hermano, siempre ilusionado (a lo baboso) con el poderosísimo Rebaño Sagrado.
Rápidamente bailó Berta con la más fea cuando las siempre poderosas chivas rayadas del Guadalajara fueron patéticamente eliminadas en fase de grupos, empatando sus dos partidos y perdiendo en penales. También Rayados se fue, valió quesadilla en fase de grupos, costándole la chamba al “Tano” Ortiz. A estos dos zonzos se les unieron varios equipos que tampoco pudieron con su grupo, entre ellos la poderosa Franja del Puebla. En las siguientes fases continuaron las derrotas, siendo las más significativas Cruz Azul ante Mazatlán y los Tigres contra Nueva York. Así como la canción de los perritos de Cri-Cri, de los dieciocho que teníamos nos quedaron dos para los cuartos de final: la sorpresa Mazateca y el Ame, a quien varios comentaristas, sobre todo de Televisa, ya daban por campeón. Lamentablemente, ambos conjuntos perdieron en penales este fin de semana para que la situación del fútbol mexicano sea ya más que patética en todos los sentidos.
Todos sabemos que se deben cambiar muchas cosas en cuanto a cómo se maneja el fútbol en nuestro país. Tanto en la liga como en selección, las cosas parecen ir de mal en peor sin realmente vislumbrar la luz al final del túnel. En cuanto a la famosa Legues Cup, debemos admitir que no tenemos más remedio ya que nos tocó estar en esta zona geografía (CONCACAF) y nos guste o no, la liga gringa es la que tiene mejor nivel para enfrentarla. Ahora otra cosa es que el presidente de la nuestra poderosa Liga Mx sea un baboso que firma para competir en un torneo donde se está en completa desventaja casi todo el tiempo solo para ganar dineros y, lo peor de todo, es que ni siquiera le está dejando tanto, ya que en general hubo malos ratings y estadios casi vacíos. (Ojo, esto no es excusa para los clubes mexicanos, pero si una realidad).
Para que mejore el poderoso Tri de mi corazón es necesario mejorar la liga. Ambas cosas van de la mano en nuestra situación, ya que no somos un país exportador de jugadores como Brasil y Argentina. Por ello es necesario sí o sí mejorar la Liga Mx y los torneos internacionales en los que se compite. Lejos están los tiempos en que se jugaba Libertadores, pero si la Legues Cup es lo que se tiene, aboga por que se vuelva un torneo más competitivo para el beneficio. De otra manera no sirve para nada. Si logras mejorar estos aspectos es probable que el nivel de tus jugadores aumente y puedas armar una selección más competitiva, no ganadora, porque eso sí está en chino, pero por lo menos que logre plantarles cara a las grandes potencias. Sé que esto me hace sonar como un loco soñador que de ti se enamoró en secreto… Ay, perdón, me fui, pero qué rolón. Ya en serio, estoy plenamente consciente de la realidad de nuestro fútbol está siendo que, a los directivos, federativos y compañía solo les interesa el billete y poco o nada el aficionado. Lamento ser quien lo diga, pero si seguimos de esta manera lo único que nos depara el futuro son más veranos de terror.
(1991) Puebla, Puebla. Escritor, fotógrafo, lector empedernido, el chico de los plumones y habitante del planeta Tierra. Fanático de la Ciencia Ficción y la Fantasía. Estudió Cine en la UPAEP y Periodismo en UNARTE. Actualmente tiene publicada una novela: La vida inédita de Juan, por Los No Letrados. Participó en el fanzine Castellanízate y en el blog “la greguería”.
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