De color humano
Julio 30, 2021 / Por Eliana Soza Martínez
¿Cuáles son las habilidades que nos hacen más competitivos en el mundo laboral? Es una de las preocupaciones de miles de profesionales y de los padres de los futuros expertos. Lamentablemente muy pocos se preguntan sobre las prácticas que los harán más humanos. Por suerte existe una respuesta a estas dos preguntas y es la educación emocional, un área del desarrollo personal que ha sido objeto de estudio en muchos países. En Latinoamérica, por ejemplo, está siendo aplicado en Argentina; Corrientes es la primera provincia en tener una ley que rige este tema.
Otra interrogante que se deben estar haciendo es ¿por qué tendría que implementarse en la educación formal? Por una infinidad de razones: no dejar que las emociones controlen nuestra vida, contar con la capacidad de mayor empatía con los demás y, por tanto, conocer de antemano las reacciones que podrían tener. Todas estas habilidades contribuyen a que, no solo en las aulas sino también en el hogar, formemos seres humanos menos propensos a ser violentos ni a ser víctimas de la violencia, a cualquier adicción de drogas y alcohol, a la comida, tecnología, etc.
Pero les propongo ir por partes. Primero conozcamos de qué trata este tipo de educación y cuáles son sus propósitos. Rafael Bisquerra, en su página www.rafaelbisquerra.com, la define como “un proceso educativo, continuo y permanente, que pretende potenciar el desarrollo emocional como complemento indispensable del desarrollo cognitivo, constituyendo ambos los elementos esenciales del desarrollo de la personalidad integral. Para ello se propone el desarrollo de conocimientos y habilidades sobre las emociones con objeto de capacitar al individuo para afrontar mejor los retos que se plantean en la vida cotidiana. Todo ello tiene como finalidad aumentar el bienestar personal y social”.
De esta definición podemos destacar que se trata de un proceso. Por tanto, no se puede dar de la noche a la mañana sino en un espacio de tiempo más o menos largo, por lo que es ideal comenzarlo desde la infancia. Otro aspecto es que se constituye en complemento del desarrollo cognitivo. Ahí reside la importancia de que sea parte curricular de la educación formal, pues su adelanto asegura una formación integral para nuestros hijos. Sin embargo, algunos educadores dirán que esta es una responsabilidad de padres y madres. No obstante, estoy segura de que si se da en la familia y en la escuela tendrá un mayor efecto.
¿Qué busca la educación emocional? Extrayendo parte de la definición de Bisquerra, se puede afirmar que su fin es capacitar al individuo para afrontar mejor los retos que se plantean en la vida cotidiana y, en última instancia, aumentar el bienestar personal y social. Ustedes se estarán preguntando ¿de qué manera? Pues sencillamente gestionando las emociones y esto a su vez se traduce en los siguientes pasos que resumí:
Primero, siendo conscientes de nuestras emociones. ¿A ustedes no les ha pasado ver a sus pequeños tener una rabieta, llorando, gritando, en suma estallando sin saber qué es lo que sienten? Pues no solo les pasa a los más chicos. Yo soy una persona que no las maneja eficazmente, porque como cuando peleo con mi esposo, no sé lo que estoy sintiendo; casi siempre confundo todo con ira y no es así, muchas veces es tristeza, frustración, decepción, impotencia, etc.
Segundo, es imprescindible tener la capacidad de verbalizar el sentimiento, es decir darle un nombre concreto y exacto, sin confundirlo con otro, como el ejemplo que les daba antes. Es importante saber que los sentimientos no son solo la ira, la alegría, la tristeza y el miedo, existen otros más y conocerlos nos servirá mucho para determinar su origen. Aquí es transcendental tratar de identificarlos de la forma más objetiva, sin juzgarnos, pensando que está mal experimentar las emociones negativas, porque es totalmente normal. Lo que debemos hacer es procurar gestionarlas con la información recabada.
Tercero, después de los pasos anteriores estaremos preparados para controlar esas emociones con diferentes estrategias, como contar hasta diez, respirar profundamente en el caso de la ira; o, si sentimos tristeza, cambiando de postura, sonriendo a pesar de que sea forzado. Un consejo muy interesante que leí fue atacar a las negativas con las positivas; entonces conociendo más de estas últimas las podemos usar para nuestra defensa, porque si nosotros no las controlamos ellas lo harán y guiarán nuestras acciones.
Cuarto, el siguiente paso es expresarlas de forma asertiva, es decir de un modo sano sin afectar a otras personas, pero diciendo lo que realmente sentimos (identificando bien la emoción), explicando qué provoca en nosotros y pidiendo además lo que creemos necesitar del otro para ayudarnos a mejorar nuestra inteligencia emocional.
Bisquerra adelantaba en su definición que la educación emocional es un proceso, por lo que debemos empezar por nosotros mismos y al mismo tiempo trabajar con los pequeños. Por suerte, en Internet existe una infinidad de datos sobre este tema. Revísenlos críticamente. Como padres, es una de nuestras obligaciones informarnos y exigir también que en los espacios educativos se la difunda, pues tienen la misma importancia que la ética y la espiritualidad, ya que las personas que desarrollen esta inteligencia están capacitadas para cualquier profesión y experiencia laboral, pero especialmente para una mejor convivencia en la familia y en la sociedad.
Eliana Soza Martínez (Potosí, Bolivia) Autora de Seres sin Sombra (2018). 2da. Edición (2020) Ed. Electrodependiente, Bolivia. Junto a Ramiro Jordán libro de microficción y poesía: Encuentros/Desencuentros (2019). Antología Iberoamericana de Microcuento (2017), compilador Carvalho; Escritoras bolivianas contemporáneas (2019) compiladoras: Caballero, Decker y Batista, Ed. Kipus. Bestiarios (2019), Ed. Sherezade, Chile. El día que regresamos: Reportes futuros después de la pandemia (2020), Ed. Pandemonium, Perú. Brevirus, (2020), Brevilla, Chile. Pequeficciones: piñata de historias mínimas (2020) Parafernalia, Nicaragua. Historias Mínimas (2020), Dendro Editorial, Perú. Microbios, antología de los Minificcionistas Pandémicos (2020), Dendro Editorial, Perú. Caspa de Ángel: cuentos, crónicas y testimonios del narcotráfico, Carvalho y Batista. Umbrales, Antología de ciencia ficción Latinoamericana (2020), Ediciones FUNDAJAU, Venezuela. https://www.facebook.com/letrasenrojo Instagram: @Eliana.Soza https://www.youtube.com/channel/UCJC8RtYxDvq0JVrb2ZIioeg
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