De color humano

La necesidad del arte en la educación formal

La necesidad del arte en la educación formal

Junio 03, 2022 / Por Eliana Soza Martínez

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En la última reunión de padres de familia del colegio de mi hijo, los participantes nos quejamos de varios temas de seguridad y, en especial, sobre algunas materias. La mayoría hizo hincapié en matemáticas y educación física. Entonces me puse a pensar que ninguno dijo que en música no avanzaron casi nada y hubo muchas clases que ni pasaron. Me pregunté: ¿cuánta importancia damos en las familias al arte y la cultura como parte del proceso de formación de los niños? Este tema es algo que desde hace mucho reflexiono, porque en la época de la cuarentena algunos padres pedían que solo se pase lenguaje, matemáticas, ciencias naturales y sociales, pues las demás no importaban.

También recuerdo que mi hijo tuvo profesores de música y artes plásticas que, por su falta de pedagogía y, debo decir, de creatividad, lograron que al pequeño no le gusten esas materias. En mi caso, tiempo atrás, era bastante parecido. Tuve maestros que me animaron a cantar en el coro, pero la mayoría solo nos enseñaban los himnos y en artes nos obligaban a realizar ejercicios complicados que lograron hacerme sentir una inútil en la materia. Desde entonces, si alguien me preguntaba sobre el tema, respondía que era muy mala dibujando. Pero hace unos años, no recuerdo por qué, intenté copiar un dibujo y me salió bastante bien, así que seguí y cada vez salían mejor. No fue algo que continué. Tal vez si en mi juventud hubiera tenido el apoyo de alguien, hoy dibujaría más.

En general, la educación formal, la sociedad y hasta nuestra familia nos dan el mensaje de que el arte únicamente puede llegar a ser un pasatiempo y nunca una carrera o un oficio al cual dedicar tu vida. Por eso existen tantos memes de jóvenes diciendo a su familia que desean ser pintores, músicos, escritores y los padres se desmayan. En la vida real lo que responden los progenitores es: primero estudia algo y después te dedicas a eso.

Aunque en defensa de esos padres hay que decir que, si alguien se consagrara a un ámbito del arte es poco probable que encuentre una universidad o centro de formación, por lo menos en Bolivia. En el mejor de los casos, si lo hiciera, después de formarse la incertidumbre sobre dónde trabajar sería un gran problema. Una opción que no garantiza nada es convertirse en profesor de lenguaje, artes plásticas y música. Sin embargo, pienso que si más artistas trabajaran en la educación se podría ver un cambio en la metodología y la verdad no es así.

Me encantaría que en artes enseñaran a los chicos algo de apreciación artística, que los dejaran crear libremente o que les presentaran formas menos estructuradas para expresarse. Así mismo, que en música se les instruyera sobre la gran variedad de los géneros musicales, les mostraran el proceso de crear una canción en la que se entremezcla la poesía y saber tocar un instrumento. En literatura los animaran a escribir historias y poemas de su propia inspiración.

Estoy segura de que este enfoque no tendría el objetivo de que más niños eligieran ser artistas —aunque eso no estaría mal—, pero sí serviría para formar ciudadanos con una mejor salud mental y emocional y también un público con más criterio al momento de apoyar las actividades artísticas en el futuro.

Además, no se puede dejar de lado los beneficios del arte en el desarrollo de los seres humanos. Cualquier forma de arte es indispensable para la comprensión de nuestro mundo, por eso la lectura de libros, cantarles canciones o dejarles dibujar a los más pequeñitos es la manera ideal de acercarlos a la realidad.

El baile y la música permiten una mejor coordinación y equilibrio. Además, los científicos en neurociencias afirman que ayuda en gran parte a la habilidad cognitiva. Las artes en general estimulan al cerebro, a la creatividad, esto quiere decir que las personas que consumen o crean algún tipo tienen la habilidad de darle diferentes imágenes o representaciones a las situaciones que se viven a diario y esto hace que desarrollen un pensamiento más profundo.

Por esto se usan estas prácticas en terapias para enfermedades degenerativas como el Alzheimer, depresión y trastorno bipolar, pero también en procesos de estrés, estrés postraumático e hipertensión. Esto porque el consumo de arte, mejora el flujo sanguíneo e incrementa las conexiones entre el área motora, sensorial y cognitiva.

Por tanto, en vez de creer que estas materias no son fundamentales, exijamos, como padres de familia, que se contraten mejores maestros, que busquen metodologías atractivas para acercar a los más pequeños a cualquier ámbito del arte, porque es indispensable para formar seres humanos plenos y creativos.

Eliana Soza Martínez

Eliana Soza Martínez (Potosí, Bolivia) Autora de Seres sin Sombra (2018). 2da. Edición (2020) Ed. Electrodependiente, Bolivia. Junto a Ramiro Jordán libro de microficción y poesía: Encuentros/Desencuentros (2019). Antología Iberoamericana de Microcuento (2017), compilador Carvalho; Escritoras bolivianas contemporáneas (2019) compiladoras: Caballero, Decker y Batista, Ed. Kipus. Bestiarios (2019), Ed. Sherezade, Chile. El día que regresamos: Reportes futuros después de la pandemia (2020), Ed. Pandemonium, Perú. Brevirus, (2020), Brevilla, Chile. Pequeficciones: piñata de historias mínimas (2020) Parafernalia, Nicaragua. Historias Mínimas (2020), Dendro Editorial, Perú. Microbios, antología de los Minificcionistas Pandémicos (2020), Dendro Editorial, Perú. Caspa de Ángel: cuentos, crónicas y testimonios del narcotráfico, Carvalho y Batista. Umbrales, Antología de ciencia ficción Latinoamericana (2020), Ediciones FUNDAJAU, Venezuela. https://www.facebook.com/letrasenrojo Instagram: @Eliana.Soza https://www.youtube.com/channel/UCJC8RtYxDvq0JVrb2ZIioeg

Eliana Soza Martínez
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