¿Qué podemos celebrar en el día del niño?

Si bien en nuestros países se han promulgado más leyes que protegen a los niños de los diferentes tipos de violencia de los que son víctimas y que los padres ahora escuchamos más a los pequeños y aumentan año tras año las entidades públicas y privadas en favor de este grupo etario, en mi opinión todavía vivimos en una sociedad adultocentrista.

Es innegable que gracias al Código niño niña, en Bolivia por ejemplo, han disminuido los casos de violencia de profesores contra estudiantes en centros educativos y también en los hogares, aunque todavía los chicos son víctimas de sus propios familiares. No son casos aislados de violación e infanticidio. El último dato es que 3,342 niñas, niños y adolescentes han sido víctimas de violencia en estos primeros meses del 2023, según informó la directora de la Fiscalía Especializada en Delitos de Violencia en Razón de Género y Juvenil, Daniela Cáceres, al periódico El Diario de La Paz.

Todavía recuerdo que en la época en que yo era niña nadie nos preguntaba qué queríamos comer, incluso en reuniones familiares los mayores eran los primeros en sentarse a la mesa para comer tranquilos y luego recién nosotros. Si nuestros padres nos encontraban llorando, preguntaban: ¿qué has hecho?, dando por sentado que era nuestra culpa lo que hubiese pasado. Lo mismo en la escuela: un llamado de atención del maestro o incluso que nos estirara las orejas o nos golpeara con regla las yemas de los dedos, o que te ponían unas orejas de burro para que te pararas frente a tus compañeros toda la clase. Los papás no se metían ni reclamaban. Esto ha cambiado: están prohibidos los castigos físicos en unidades educativas y en Bolivia se pueden denunciar en las Defensorías de la Niñez en cada municipio.

En las casas de alguna manera han cambiado también las cosas: las familias se sientan a la mesa juntos a escuchar lo que piensan los niños, incluso se los toma en cuenta en la toma de decisiones como familia. Pero esto no sucede en todos los hogares, todavía vemos casos de madres y padres que pegan a sus hijos en la calle, les gritan e insultan; dañan a sus pequeños para vengarse de su pareja, los torturan por un error cometido, como comer demás o sacarse una moneda o los dejan encerrados sin comida.

En contraste, el Día del Niño, que en Bolivia se celebra el 12 de abril, se organizan grandes festejos en colegios, donde las autoridades siguen con el discurso de que son el futuro del país, cuando hace mucho deberían ser considerados también el presente. Las calles se llenan de juguetes, dulces y otros regalos que no todos tendrán. Solo en esta semana siete niños murieron en Bolivia y un gran porcentaje de familias vive en extrema pobreza.

Me pongo a pensar que como personas mayores nos toca aprender todavía más a valorar a los niños, cuidarlos y protegerlos; también a escucharlos y no creer que solo nosotros sabemos qué es lo que necesitan. Que en este festejo y el año entero, además de darles regalos y dulces, les regalemos atención, respeto y sobre todo amor que no dañe.