Ensayo
Junio 09, 2023 / Por Fernando Percino
Portada: Crímenes del futuro, de David Cronenberg, 2022.
El año pasado se estrenó en el Festival de Cannes Crímenes del futuro, la que podría ser la última película del director canadiense David Cronenberg. El artista que trabajó con esmero y con largo aliento el discurso de la “Nueva Carne”. Películas como Videodromo, Rabia o La Mosca son ejemplos notorios de un creador preocupado por la interacción del cuerpo con la ciencia y las nuevas tecnologías, con aquello que implica la búsqueda de la perfección, la anulación de la enfermedad o los trastornos derivados de experimentar con jugar a ser Dios. Cronenberg influenció a varias generaciones que han dialogado constantemente con su obra, yo mismo le tengo gran admiración a su carrera y reconozco que tengo textos de ficción que se inspiraron en varias de sus películas.
La película Crímenes del futuro resulta una síntesis del discurso de Cronenberg. En una realidad distópica —nunca se aclara que tan lejana o cercana de nuestros días—, los seres humanos ya no padecen enfermedades, pero algunos tienen la cualidad de generar nuevos órganos en sus cuerpos, que pueden ser incómodos o parte de un proceso evolutivo. Dos artistas hacen perfomances extrayendo dichas bolas de carne con una máquina tecno-orgánica que se diseñó originalmente para hacer autopsias. Mientras hay quienes reprueban la alteración de los nuevos miembros, ya sea en arte conceptual o con implicaciones políticas (hay un grupo de rebeldes que se han operado para digerir el plástico y hacerlo alimento), la narrativa de Cronenberg se pierde, se hace sosa en un mar de actuaciones olvidables. El director dijo que permitió que actores como Viggo Mortensen o Kristen Stewart se manejaran a su antojo durante la filmación, y se nota: todo es un caos que carece de estética y apesta a demasiada pretensión. La fotografía es barata, los escenarios carecen de información que nos permita saber por qué son así de magros. Entiendo que la falta de contexto puede ser un elemento técnico para crear atmósferas y cierto tipo de expectativa, pero aquí no se percibe esa intención. La diégesis quiere que nos enfoquemos y discutamos temas como lo superfluo del arte contemporáneo, la pedantería de ciertas agendas ecológicas y políticas sobre la sexualidad; a ratos juega ser noir pero luego pretender ser terror en estado puro, y para colmo: el humor negro, que a veces se manifiesta en el guion, es ridículo. Ese futuro en el que los humanos se cortan con navajas para excitarse, al carecer de dolor corporal, es para mí la premisa de ver a Cronenberg hacer lo mismo con su película: un onanismo a gran escala, desparramado y aburrido. Aburre un adoctrinamiento que busca ser categórico, dogmático, que nos quiere decir dónde habita la verdad para vivir felices.
Después de ver esta película reflexioné que el Cronnberg que más me gusta es el menos explícito, el que explora emociones complejas en sus personajes, películas que están quizá infravaloras por no pertenecer a sus canon de la “Nueva Carne”, como Una historia violenta o Promesas del este, que es mí película favorita de él. Ese discurso en el que no vemos abiertamente lo grotesco en órganos transmutados o deformaciones o gore; no, lo cruel está en los diálogos, en un pasado tormentoso, en jugar a ser optimista en un mundo cagado por doquier (como le sucede al policía infiltrado en Promesas del este)
Con los grandes artistas pasa que, a veces, el ego se distorsiona con exceso de autoreferenciación y el querer fumarse churros de vanagloria por vender transgresión. Sí, a veces sale bien, otras son crímenes contra sí mismos. Queda lo demás, lo que vale la pena, aquello que hace olvidable lo que fue creado como plástico indigerible.
Es mexicano y nació en algún momento de los años ochenta; además es licenciado en Administración Pública por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Publicó cuentos en el suplemento cultural *Catedral* del diario *Síntesis*, la novela *Velvet Cabaret* (2015), el libro de cuentos *Lucina* (2016), el libro de crónicas *Diarios de Teca* (2016) y la novela breve *Volk* (2018). Fue miembro del consejo editorial de las revistas: *Chido BUAP* y *Vanguardia: Todas las expresiones*. Fue funcionario público. Actualmente es chofer de UBER y estandupero ocasional.
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