Ensayo

La maternidad como una narrativa inagotable

La maternidad como una narrativa inagotable

Enero 20, 2023 / Por Fernando Percino

Algunas madres han dicho que en los primeros años de maternidad se sienten despersonalizadas, olvidan su yo por intensificar su atención a sus hijos. Eso les impide reconocerse frente a los demás, pues están en todo momento conectadas a su progenie: supervisan cada uno de sus pasos, preocupadas de que no les pase algún accidente o atentas a las necesidades que al momento deban ser cubiertas, como la alimentación, el cambio de pañales, entre otras cuestiones. Considerando esos aspectos, las dos protagonistas de la novela Casas vacías, de la escritora Brenda Navarro, presentan a sus parejas, a sus hijos, a sus demás familiares y conocidos con mucho detalle, pero ellas se sienten ajenas de sí mismas, incapaces de reconocerse frente a los demás, a tal grado incluso que, a pesar de la narración en primera persona, sus propios nombres nunca son mencionados.

Casas vacías presenta, en el principio, a una mujer que perdió a su hijo por un descuido. Ambos estaban en un parque público y ella, por atender a los mensajes en el celular de su amante, pierde de vista a su primogénito y cuando toma conciencia de su hijo, éste ha desaparecido.

Los sentimientos de culpa que la mujer experimenta, después de esa situación, la agobian sin cesar a lo largo de la narración, a manera de una extensa confesión personal que va llevando al lector al pasado y al presente de la mujer. La estructura de la novela inicia en Cataluña, en años previos a la concepción de su hijo, tiempo en el que ella y su pareja, Fran, se ven obligados a adoptar a su sobrina Nagore debido a que su madre fue asesinada por su esposo. Nagore establece una relación de repulsión-compasión con la protagonista, pues su vínculo se establece en un ambiente de violencia sin tregua. Nagore no termina de encontrar en su tía a una madre sustituta y su tía, de forma constante, encuentra en la figura de Nagore una maternidad frustrada cuando la compara con la pérdida de su hijo Daniel. Con todo y sus respectivas adversidades, Nagore se convierte en un personaje capaz enfrentar su pasado y desarrollar un carácter que busca redención para sí misma, algo que no sucede con su tía, quien es presa de sus malas decisiones, además sufre constantes ataques de ansiedad cada que presenta alucinaciones en las que de manera abierta manifiesta no haber concebido a su hijo Daniel, ante ello le hubiese evitado la pena de haberlo perdido. La narración de esta protagonista se muestra en párrafos revueltos en el tiempo real de la narración, una representación literaria de la fragmentación emocional de una mujer que no logra reconciliarse consigo misma.

 

La mujer que se roba a Daniel pertenece a los suburbios de una metrópoli. Al principio de la narración se le muestra combativa al enfrentar la situación de tener en casa a un niño que secuestró y padece autismo. Ella, además de lidiar con las problemáticas evidentes, también tiene que adaptarse a las características clínicas del infante, está decidida a darle una vida digna. La narración de esta mujer no es fragmentaria, como ocurre con la otra protagonista; sin embargo, en su historia también se presentan rupturas temporales que van generando expectativa en el lector. Pasado y presente van conformando un rompecabezas que termina enlazando la historia de las dos tragedias. La segunda protagonista, cabe precisar, es una mujer que en los inicios de su relación de pareja insiste en embarazarse y tener una niña. Su pareja se muestra muchas veces reacio de complacerla. Es un personaje que desde pequeña se ve inmiscuida en diversos tipos de violencia familiar que terminan incidiendo de forma directa en las decisiones importantes de su vida adulta. Algunos de esos caminos la hacen presa de errores irreparables.

 

Brenda Navarro es una narradora que hace un uso notable de una amplia amalgama de técnicas narrativas, como la disgregación, con un acertado uso de analepsis y prolepsis para no “soltar” a su lector. Asimismo, revisa con minucia perspectivas oscuras sobre la maternidad sin caer en discursos victimistas, pues ninguna de las dos protagonistas es capaz de adaptarse a una realidad que las consume y las encierra en su propia circunstancia. Sin embargo, el entorno machista es un factor que determina y da contexto al por qué ellas son despersonalizadas por sus obsesiones, un tema que no debe dejar de ser representado por la literatura.

 

Referencias

Navarro, Brenda. Casas Vacías. México: Kaja negra, 2017.

Fernando Percino

Es mexicano y nació en algún momento de los años ochenta; además es licenciado en Administración Pública por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Publicó cuentos en el suplemento cultural *Catedral* del diario *Síntesis*, la novela *Velvet Cabaret* (2015), el libro de cuentos *Lucina* (2016), el libro de crónicas *Diarios de Teca* (2016) y la novela breve *Volk* (2018). Fue miembro del consejo editorial de las revistas: *Chido BUAP* y *Vanguardia: Todas las expresiones*. Fue funcionario público. Actualmente es chofer de UBER y estandupero ocasional.

Fernando Percino
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