Ensayo

Sueños, ilusiones, utopías

Sueños, ilusiones, utopías

Julio 06, 2021 / Por María Teresa Andruetto

Portada: Leonora Carrington, Are you really Syrious? (1945)

 

“Para poder dormirme, cuento ovejitas. Las ocho primeras saltan ordenadamente por encima del cerco. Las dos siguientes se atropellan, dándose topetazos. El número once salta más alto de lo debido y baja planeando...”

Así comienza una de las miniaturas de La Sueñera, el libro de Ana Maria Shua

Leí no hace mucho y también lo he observado en mí que con el aislamiento y la pandemia ha aumentado la actividad onírica de las personas. La palabra sueño designa en nuestra lengua (que no en todas) tanto el acto de dormir (tengo sueño) como la actividad de la mente mientras se duerme (soñé tal o cual cosa), como las ilusiones individuales (sueño con ir a la playa) o las sociales, las utopías de una sociedad.

La interpretación de los sueños es el arte de asignar significado a los diversos elementos que aparecen en los sueños. Se trata de una práctica humana milenaria, de la que se conservan registros escritos de casi 4,000 años de antigüedad.

En el Génesis se relatan varios sueños e interpretaciones que jugaron un papel importante en la historia del pueblo judío, como el conocido sueño del Faraón con las siete vacas gordas y las siete vacas flacas seguido por el sueño de las siete espigas gordas y las siete espigas flacas, que usamos como metáfora de buenas y malas épocas todavía hoy.

En los preliminares del nazismo, entre los años 1933 y 1935, una tal Charlotte Berard hizo en Alemania unas trescientas entrevistas para trascribir sueños de la comunidad judía porque ella misma había empezado a tener pesadillas. Ese trabajo hecho por pura intuición, en su momento tal vez sin demasiado sentido, fue luego testimonio de lo que puede percibir de un modo no consciente una sociedad acerca de lo que vendrá. También eso que vendría se vio en la descomposición de la lengua en los periódicos de Viena y de modo supremo en Kafka, porque en sus obras mirando en lo pequeño la opresión familiar, entendió mucho del horror social que se avecinaba.

En la antigüedad, los sueños se entendían como un mensaje divino, oracular, interpretado por pitonisas o sibilas. En el mundo occidental, la psicología contemporánea considera que revelan contenidos inconscientes, algunos incluso van más allá, dicen que son mensajes del inconsciente para que nos mantengamos nuestro ser, mensajes que nos avisan cuando nos estamos saliendo de nuestro trabajo de ser nosotros mismos. Por supuesto, algunas comunidades y pueblos actualmente siguen incorporando esa práctica de interpretación de los sueños a su sistema de creencias y organización social.

 

“Vengo a proponerles un sueño, el de volver a tener una Argentina con todos y para todos”, dijo Néstor Kirchner en su discurso de asunción. También “Yo tengo un sueño” (I have a dream) es el nombre del discurso más famoso de Martin Luther King cuando habló de su deseo de un futuro en el cual la gente de piel negra y de piel blanca pudieran vivir como iguales.

 

Evo Morales (en una entrevista que dio para el documental la "caravana del regreso a la Patria", dirigido por Diego Briata que lo siguió en estos días en su regreso a Bolivia) cuenta que tuvo un sueño en octubre pasado. El subía un cerro, al llegar, le ponían una medalla. Que luego, el sueño se repitió, idéntico, y entonces él supo que el MAS ganaría las elecciones. Por eso transitó los días previos con un optimismo y una determinación que desconcertaba a quienes lo acompañaban en la Argentina, porque contradecía algunos datos duros del golpe instalado en el país. Pero él visualizó con certeza que ese sueño transmitía tanta verdad como el que había tenido con su hermana una semana antes de que ella muriera. Soñó que una tía ya fallecida hacía tiempo la venía a buscar y se la llevaba.

Una amiga me cuenta que estando en una casa de familia en Comalapa, pueblo maya en el altiplano guatemalteco, se levantaban temprano y lo primero que hacían era contarse los sueños, que es lo que hacen cada mañana. El mayor los interpreta. Consideran que son mensajes de los ancestros. Que el ancestro no quiere que se desvíen de tu trabajo, trabajo que es propio, pero también comunitario, porque reivindicar lo comunitario tiene que ver con el mito: relato de una labor común en la que los miembros de una comunidad creen, una tarea útil para todos pero que cada uno hace, haciéndose a sí mismo. Esa es la contribución. No puramente el individuo, el sujeto solo, sino la comunidad.

El mito como sueño colectivo.

Necesario.

El sueño de un pueblo por vivir mejor.

 

María Teresa Andruetto

Arroyo Cabral, Córdoba, Argentina (1954). Hija de un partisano piamontés que llegó a Argentina en 1948 y de una descendiente de piamonteses. Estudió Letras en la Universidad Nacional de Córdoba en los años setenta. Después de una breve estancia en la Patagonia y de años de exilio interno, al finalizar la dictadura trabajó en un centro especializado en lectura y literatura destinada a niños y jóvenes. Formó parte de numerosos planes de lectura de su país, municipales, provinciales y nacionales, así como de equipos de capacitación a docentes en lectura y escritura creativa.

Ha hecho de la construcción de la identidad individual y social, las secuelas de la dictadura y el universo femenino los ejes de su obra.

Su obra literaria incluye, entre otros títulos, Stefano (1997), Veladuras (2004), Lengua Madre (2010), La lectura, otra revolución (2014), No a mucha gente le gusta esta tranquilidad (2017) y Poesía reunida (2019).

Recibió el V Premio Iberoamericano SM de Literatura Infantil y Juvenil en 2009 y premio Hans Christian Andersen, el "Nobel de la Literatura Infantil", en 2012, entre otros.

María Teresa Andruetto
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