Tinta insomne
Diciembre 17, 2021 / Por Fabiola Morales Gasca
“Todos somos prisioneros de las percepciones y sensaciones masculinas. De
las palabras masculinas. Las mujeres mientras tanto guardan silencio. Es
cierto, nadie le ha preguntado nada a mi abuela excepto yo. Ni a mi madre.
Guardan silencio incluso las que estuvieron en la guerra. Y si de pronto se
ponen a recordar, no relatan la guerra femenina, sino la masculina. Se
adaptan al canon. Tan sólo en casa, después de verter algunas lágrimas en
compañía de sus amigas de armas, las mujeres comienzan a hablar de su
guerra, de una guerra que yo desconozco. De una guerra desconocida para
todos nosotros.”
Svetlana Alexiévich
Me he preguntado varias madrugadas qué escribir en la última “Tinta Insomne” de este año. 2021 ha sido un año complejo: venimos saliendo del encierro de meses para adaptarnos de nueva cuenta al mundo caótico de la “normalidad”, aquella realidad siempre desarmada y cada vez más violenta. Las vacunas contra el coronavirus aplicadas no son garantía alguna de salir vivos o ilesos: hemos visto morir a nuestros vecinos, amigos y familiares. Muchos aún siguen en duelo y el panorama mundial no parece ser el más favorecedor en los siguientes meses. La ecología reclama su espacio, la economía parece hundirse y los teléfonos inteligentes nos esclavizan cada vez más mientras ingeniosos algoritmos hacen su parte, apropiándose de nuestros datos para anticiparse a nuestras “necesidades” y vendernos a cada instante productos que casi nunca son necesarios.
¿Qué describir de este año caótico? ¿Qué narrar del espanto que traemos del aislamiento, de las pérdidas y del mundo virtual que nos avasalla? ¿Qué historias surgen tras buscar la diaria supervivencia? Es evidente que pueden surgir millones de posibilidades como humanos hay en el mundo. Cada uno ha experimentado desde su subjetividad meses de dificultades de diferentes maneras. En lo personal, me permito elegir una historia que tiene que ver con los libros y sus enseñanzas. Para muchos, los cuentos, crónicas, ensayos y novelas surgieron como un recinto fortificado que nos respaldó contra la incertidumbre de lo externo. Pasaron por nuestras manos, ojos y neuronas cientos de hojas de libros en diversos tamaños, y cada uno impregnó su hálito. Ahora, tras la lectura placentera o agotadora, nos pertenecen. Esta “Tinta insomne” comparte la magia de algunos de esos libros leídos en días inciertos con ustedes.
Retrotopía, de Zygmunt Bauman ¿Podemos revertir lo que parece ser un futuro desastroso para la humanidad? De acuerdo con el autor, “Hay una creciente brecha abierta entre lo que hay que hacer y lo que puede hacerse, lo que importa de verdad y lo que cuenta para quienes hacen y deshacen; entre lo que ocurre y lo deseable”. Bauman, en este libro, lanza planteamientos interesantes sobre el futuro y recuerda que el hombre posmoderno debe otorgar soluciones rápidas y completas. Retrotopía, el libro póstumo de Zygmunt Bauman, vale la pena ser leído frente a las grandes utopías desaparecidas.
El último encuentro y Divorcio en Buda, del autor húngaro Sándor Márai, traen consigo la magia del pasado y el fin de una época de esplendor que bajo su mirada siempre es un privilegio contemplar. Sus historias son deliciosas, sus personajes, regidos por principios y normas imposibles de quebrantar frente a situaciones que escapan de sus manos, hacen de su narración y monólogos perfectos el espejo del mundo que le tocó vivir. Sin duda, Sándor Márai es un autor para leerlo una y otra vez.
Las tinieblas cubren la tierra, de Jerzy Andreze Jewaky, bajo el sello de la Universidad veracruzana con la traducción de Sergio Pitol, este libro mezcla la verdad y la fe en lo más oscuro e irracional del ser humano. Si llegas a tener este libro entre tus manos, no lo dejes escapar.
Este año tuve la oportunidad de conocer al francés ganador del Premio Princesa de Asturias de las Letras 2021: Emmanuel Carrère. Comprar Yoga y Una novela rusa, parte de su obra, no me dejó decepcionada. Sus narraciones, mezcla de ficción y no ficción, lo han hecho uno de los escritores más reconocidos. Una de las cosas que me llamó la atención de sus libros es la manera de abordar cuestiones de la identidad y la mezcla con otros recursos no sólo literarios como el cine y el periodismo. Sin duda, es un autor que no debemos dejar pasar.
Los sapos de la memoria, de Graciela Bialet, es un libro que me acompañó en las largas filas de pagos en el banco. Habla sobre la violencia que se vivió en Argentina durante la dictadura militar y los efectos sobre sus víctimas. La búsqueda sobre su identidad del joven protagonista Camilo y el paradero de sus padres desaparecidos lo llevan a repasar su mundo y el pasado histórico de ese país.
Cecilia Fuentes decide darles forma a las memorias de su madre, y surge Mujer en papel. Memorias inconclusas de Rita Macedo. El título es engañoso porque no se aprecian relatos inconclusos. Todo lo opuesto: hay historias cerradas, llenas de vida y pasión, de una de las actrices más conocidas del cine mexicano. Lejos de los hechos que se narran sobre la vida de la actriz, me parece bueno considerar el ambiente artístico, el comportamiento, el conjunto de normas sociales predominantes y las limitaciones de las mujeres de esa época y la manera en que Rita Macedo se enfrenta a ellas. Es un buen libro para leer y develar el México de antaño.
La maternidad desde diferentes perspectivas, lejos de las tradicionales recetas sobre cómo ser mujer y madre, se vuelcan en La hija única de Guadalupe Nettel. La autora nos muestra historias de mujeres frente a la sociedad, la familia y sus decisiones. Uno de los aspectos más importantes de la naturaleza, como la concepción, crianza y cuidado de los hijos, toma tintes originales bajo la pluma de Nettel.
Apegos feroces, de Vivian Gornick, narra el interesante vínculo entre la protagonista y su madre, un deambular incesante entre las calles de Nueva York e historias complejas donde la madre, Vivian y Nattie, vecina y mujer libre, son las protagonistas. No dejen de leer a esta feminista norteamericana.
Liliana Blum es una maestra a la hora de narrarnos historias reales y crudas. El monstruo pentápodo y Cara de liebre son ejemplo de ello. Sus protagonistas, honestos y complejos, tienen características particulares que los hacen tan humanos que sus fases oscuras nos llenan de múltiples sentimientos, desde lástima hasta repulsión.
Nada se opone la noche es una crónica familiar de Delphine de Vigan, pero también es una oda a su madre y la enfermedad que enfrenta durante décadas marcándola a la autora. “Escribo ese misterio que siempre fue ella para mí, a la vez tan presente y tan lejana, ella, que, desde que cumplí diez años, nunca más me cogió en brazos.” Leer este libro es comprender un rompecabezas que se va armando y abrir una caja de doloroso secretos familiares.
Sobre el duelo, de la autora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, merece una reseña completa ante los tiempos de covid y de duelo. He aquí la liga https://lalibretadeirmagallo.com/2021/12/07/muerte-y-duelo/
El infinito en un junco, de Irene Vallejo, amerita no sólo un ensayo sino tenerlo siempre en la biblioteca de casa para cualquier consulta. Comparto aquí un artículo: http://pezbanana.net/archivos/3826?fbclid=IwAR0w43eHl2PHu8UtlC49o8o-DtgC8PfBTQFObTJOjfpxQ71GNg5JlQ4R4-8
El invencible verano de Liliana de Cristina Rivera Garza es uno de los libros más leídos y mencionados en este año por narrar la relación de dos hermanas, pero sobre todo denuncia el feminicidio de Liliana Rivera, que se une a la larga lista de mujeres asesinadas en México. Comparto aquí un artículo: https://lalibretadeirmagallo.com/2021/05/29/los-invencibles-veranos/
Cuento de la criada es el libro más reconocido de Margaret Atwood. Narra una sociedad distópica que, bajo una dictadura religiosa, somete a la población y toma el control de cada uno de sus miembros, pero sobre todo limita a las mujeres. Un breve comentario aquí: https://libroinsomnia.wordpress.com/2021/07/05/el-cuento-de-la-criada/
Aunque la lista es larga y las lecturas son variadas, agrego las siguientes recomendaciones de los libros más memorables para mí, en este año, y que bien vale cada una su propia reseña.
Biografía del hambre, de la autora belga Amelie Nothomb.
Cuentos misóginos, de la norteamericana Patricia Highsmith.
Nacida en 1982, de la escritora surcoreana Chon Nam Joo.
Del silencio al estruendo, Sara Sefchovich.
Un invierno en Sokcho, de la francesa Élisa Shua Dusapin.
Por último, El libro de Eva, de la mexicana Carmen Boullosa.
Y sí, es cierto que en esta lista hay más mujeres que hombres. ¿La razón? Las escritoras, en estos últimos años, han traído un estruendo a los lectores que gustan de las lecturas hasta altas horas de la madrugada, pero claro, los detalles de esto originan una discusión que merece ser escrita en otra “Tinta Insomne”, en el año que está por venir. Basta enunciar que me declaro lectora de las mujeres y sus buenas historias silenciadas durante siglos.
Sigamos disfrutando de los libros, sus enseñanzas e historias. Por hoy disfrutemos de la dicha de estar vivos, salir de nuevo a las calles con responsabilidad y compartir con nuestros seres queridos. Allá afuera aún hay miles de posibilidades agradables que nos esperan. ¡Felices fiestas!
Fabiola Morales Gasca Licenciada en Informática por el Instituto Tecnológico de Puebla. Egresada de talleres literarios en la Casa del Escritor y la Escuela de Escritores. Terminó el Diplomado en Creación Literaria en la SOGEM-IMACP de Puebla. Maestra en Literatura Aplicada por la Universidad Iberoamericana. Autora de los poemarios “Para tardes de Lluvia y de Nostalgia” 2014 y “Crónicas sobre Mar, Tierra y Aire” 2016 Editorial BUAP. Libros infantiles “Frasquito de cuentos” y “Confeti” 2017, BUAP y Libro de minificciones “El mar a través del caracol” Editorial El puente 2017. El niño que le encantaban los colores y no le gustaban las letras 2018. Luciérnagas 2020. Participante de varias antologías en España, Paraguay, Chile, Colombia y México. Lectora voraz y escritora incansable.
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