Biografía y presentismo en la historia

Uno de los más graves problemas de la historiografía es el presentismo, el cual, junto con la hagiografía —la biografía elogiosa o lambiscona— constituye un grave sesgo para la teoría de la historia. En el caso de la historia de la ciencia es un problema frecuente muy dado al estilo laudatorio de los narradores de las proezas científicas. En el caso del presentismo, en muchas ocasiones se incurre en mencionar a autores que incluso no fueron históricamente contemporáneos, donde vemos el vicio de citar sin un fundamento real, sin diferenciar las distancias espaciales y temporales, que destruye la historicidad.

Una aberración del presentismo es el reduccionismo y los efectos de moda, que irresponsablemente utilizan a actores que no tienen nada que ver con la temática a tratar. Estos vicios abundan en los medios intelectuales que ocultan su intencionalidad ideológica. Por ello, resulta fundamental, más allá de reducciones interpretativas, revalorar a la historia real, la que debemos llamar, como diría Bruno Latour, “la historia a secas”.

El asunto de la biografía no es algo trivial, y debe abordarse con rigor, más allá de las visiones tradicionalistas. Para mí, un texto fundamental es el de Giovanni Levi “Les usages de la biographie”, en: Annales ESC, vol. 44, nº 6, EHESS, París, 1989, pp. 1325-1336. Dr. Guillermo Banzato (UNLP-CONICET) 1. Raymond Queneau, señala que “hubo épocas en las que se podía contar la vida de un hombre haciendo caso omiso de cualquier acontecimiento histórico”. Es posible sugerir que hubo épocas —no tan lejanas— en las que era posible relacionar un acontecimiento histórico en forma abstracta con cualquier destino individual. Estamos viviendo una fase intermedia, la biografía está en el centro de las preocupaciones de los historiadores, pero se reconocen claramente sus ambigüedades. En algunos casos, se utiliza para enfatizar la irreductibilidad de las personas y sus actitudes respecto a los sistemas normativos generales, en nombre de la experiencia vivida; en otros, sin embargo, es visto como el lugar ideal para experimentar la validez de las hipótesis científicas con respecto a las prácticas y el funcionamiento efectivo de las leyes y las normas sociales. Obstáculos documentales volvían a menudo insalvables al historiador: sobre, por ejemplo, los gestos y los pensamientos de la vida cotidiana, las dudas y las incertidumbres, el carácter fragmentario y dinámico de la identidad y los momentos contradictorios de su construcción. Por supuesto, las exigencias de los historiadores y los novelistas no son las mismas, aunque poco a poco se fueron aproximando. Nuestra fascinación por el trabajo de archivo para las descripciones imposibles de demostrar por la ausencia de documentos alimenta tanto la renovación de la historia narrativa como el interés por los nuevos tipos de fuentes, en las que podemos encontrar algunos indicios dispersos de los actos y palabras de la vida cotidiana. Además, ha reavivado el debate sobre las técnicas argumentales y sobre la forma en que la investigación es transformada en acto de comunicación a través de un texto escrito.

En esencia las cosas no pueden plantearse de manera simple y el cuestionamiento de la burguesía y el capitalismo, sin tener idea de las implicaciones políticas y económicas que esto conlleva.

Bueno creo que para el Padre Ubú, las únicas biografías que le interesarían serian las de la Madre Ubú y el Capitán Bordura.

¡Para mí es suficiente!

ubu.mexicano @gmail.com