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El cambio social en México

El cambio social en México

Diciembre 10, 2021 / Por Ismael Ledesma Mateos

Portada: foto tomada de https://www.forbes.com.mx/con-estas-cifras-amlo-ve-una-economia-solida-en-mexico/

 

En México actualmente nos encontramos ante un acontecimiento de cambio social, con la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República, lo que ha generado reacciones exacerbadas de la derecha, a los que llama “conservadores” aunque debería nombrarlos correctamente como “derechistas”. Este cambio social que él llama Cuarta Transformación representa un regreso a los principios originales del PRI a partir del gobierno de Lázaro Cárdenas y la idea del “desarrollo estabilizador” del sexenio de Adolfo López Mateos, rumbo que se perdió en el periodo neoliberal. No es un cambio socialista y mucho menos comunista, pero se orienta hacia un Estado de bienestar para todo el pueblo mexicano.

La reacción ante el cambio social es agresiva por parte de los partidarios del periodo neoliberal, pero es algo que debe entenderse no solo en términos políticos, sino también académicos, como ha escrito el investigador del país Vasco Eguski Urteaga: “La noción de cambio social es consubstancial a la sociología en la medida en que esta disciplina se constituye en reacción a los acontecimientos que han sacudido el orden social durante el siglo XIX, de modo que el cambio aparece como el resultado de las revoluciones, mutaciones y transformaciones políticas, sociales, económicas y culturales. En este sentido, la sociología es la heredera de tres revoluciones: la revolución científica, la revolución francesa y la revolución industrial: 1) la revolución francesa, destruyendo el orden feudal, favorece el advenimiento de la democracia liberal, del ciudadano y de los derechos humanos; 2) las transformaciones inducidas por la revolución industrial, poniendo de manifiesto la pobreza de la clase obrera en formación, provoca la inquietud y posteriormente el análisis social; y 3) los eventos políticos del final del siglo confieren cierta visibilidad a los fenómenos que la sociología pretende estudiar.

”Con el transcurso del tiempo, la sociología se ha institucionalizado con la emancipación de los sistemas sociales, políticos, económicos y científicos con respecto a la religión, la creación de universidades autónomas y la emergencia de figuras, es decir de sociólogos, que proponen una visión original de la sociedad. Entre estos fundadores se encuentran Durkheim, en Francia, Weber, en Alemania, o Pareto, en Italia. Con el transcurso del tiempo, el cambio social se ha convertido en un eje central de la sociología contemporánea junto a la acción y organización social. La noción de cambio social es consubstancial a la sociología en la medida en que esta disciplina se constituye en reacción a los acontecimientos que han sacudido el orden social durante el siglo XIX” (Revista Ámbitos, 2009).

Pero en el siglo XX los cambios sociales se intensificaron y tomaron otros matices. En ese siglo se dieron revoluciones trascendentales. La primera fue la Revolución Mexicana, a partir de 1910; luego la revolución rusa de 1917, que dio lugar a la Unión Soviética, y en los años cincuenta y sesenta la revolución cubana, en el contexto de la Guerra Fría posterior a la Segunda Guerra Mundial. En ese siglo convulsionado ocurrieron las revueltas estudiantiles y populares en muchos lugares del mundo, como la Primavera de Praga, el mayo francés y la masacre de Tlatelolco de 1968, acontecimientos que deben marcar nuestra idea del mundo contemporáneo.

Yo estaba enfermo, acostado en un sillón de mi casa, cuando vi en la televisión la entrada de los tanques soviéticos y alemanes a Praga para reprimir la rebelión comunista-democrática. Esos fueron los tanques que México había comprado y que utilizó para la represión de 1968. Yo tenía ocho años, y eso marcó mi vida. Si de niño crecí con la idea de la revolución francesa —de hecho, a mi espalda, en mi oficina, tengo una copia del cuadro La libertad guiando al pueblo, de Delacroix— así como el pensamiento de la revolución mexicana, pues mi abuelo participó en ella y era miembro del grupo de Aquiles Serdán. La idea de cambiar el país y el mundo desde esos años me quedó presente. Pero el 68 fue impactante. Al día siguiente del 2 de octubre, yo, en Puebla, fui al puesto de periódicos y pude comprar el Excelsior antes que requisaran la edición y la revista Por qué, con fotos de los jóvenes asesinados en Tlatelolco.

Por todo eso, desde esa edad pensé en la necesidad de un cambio social en México. Y en consecuencia, a los 16 años ingresé al Partido Comunista Mexicano (PCM), que era ilegal y clandestino, pero eso me dio una enorme formación tanto para la vida política como académica. Aprendí a redactar manifiestos, a elaborar discursos y a organizar a la gente, con la firme convicción del compromiso, en el sentido que expone Jean Paul Sartre. En esos años de militancia en el PCM entendí plenamente la necesidad de transformar al país e instaurar una verdadera democracia. En ese tiempo conseguimos que Valentín Campa, un legendario líder comunista, obtuviera, como candidato no registrado para la Presidencia de la República, cerca de un millón seiscientos mil votos, lo que hizo que el secretario de Gobernación Jesús Reyes Heroles propusiera a José López Portillo darle el registro al PCM.

Desde esos años, el anhelo de un cambio social en México fue postergado. El neoliberalismo se instauró, la izquierda se desdibujó, pero ahora finalmente se ha conseguido tener un gobierno que se acerca a esta perspectiva de transformación democrática, para lo cual será necesario aun trabajar con gran intensidad.

Para el Padre Ubú, el asunto del cambio social y la democracia serían algo innecesario. De hecho, no le daría importancia como en los regímenes del presidencialismo imperial mexicano, pero espero que las cosas no vuelvan a ser así y que no impere la codicia de quienes quieran gobernar para ser los “señores de las phinanzas”.

 

¡Vamos a interrumpir aquí!

 

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Ismael Ledesma Mateos

Biólogo (UNAM), Maestro en Ciencias en Bioquímica (CINVESTAV), Doctor en Ciencias (UNAM), Premio a la mejor tesis doctoral en ciencias sociales en el área de historia por la Academia Mexicana de Ciencias (1999), Postdoctorado en el Centro de Sociología de la Innovación de la Escuela Nacional Superior de Minas de París, Francia. Director fundador de la Escuela de Biología de la UAP, Presidente de la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y de la Tecnología A.C (SMHCT) (2008-2014), profesor-investigador de la FES Iztacala de la UNAM.

Ismael Ledesma Mateos
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