Politización de la pandemia, infodemia y vacunas

La pandemia de Covid 19 ha alcanzado de manera aguda dimensiones que trascienden la problemática epidemiológica y clínica, y se encuadran en una politización extrema; esto aunado al fenómeno denominado “infodemia”, según ha declarado la OMS: “el brote de COVID-19 y la respuesta correspondiente han estado acompañados de una infodemia masiva, es decir, de una cantidad excesiva de información —en algunos casos correcta, en otros no— que dificulta que las personas encuentren fuentes confiables y orientación fidedigna cuando las necesitan. El término infodemia se refiere a un gran aumento del volumen de información relacionada con un tema particular, que puede volverse exponencial en un período corto debido a un incidente concreto como la pandemia actual. En esta situación aparecen en escena la desinformación y los rumores, junto con la manipulación de la información con intenciones dudosas. En la era de la información, este fenómeno se amplifica mediante las redes sociales, propagándose más lejos y más rápido, como un virus”. En el caso de México, la infodemia involucra fundamentalmente información falsa o distorsionada utilizada con fines de desestabilización política.
    De pronto proliferan personas que “hablan como si supieran”, que lo hacen como si fueran doctos en las materias involucradas en esta problemática, banalizando términos como inmunidad, inmunización, antígeno, anticuerpo, vacunas de RNA, etc. Muchos de ellos periodistas o pseudoperiodistas, comentócratas y opinócratas que en México se han constituido como una pandilla dedicada al ataque de las políticas del gobierno de la llamada 4T. Así enfocan sus argumentos al cuestionamiento y ataque de las políticas públicas instrumentadas para el manejo de la pandemia, alegando que no ha sido el correcto, aunque no señalan —porque no son capaces de hacerlo— cuál sería la estrategia y en manos de quién o quiénes debían instrumentarla.
    Con un gran esfuerzo y habilidad política, sobre todo del Secretario de Relaciones Exteriores Marcelo Ebrard, se consiguió la llegada al país de la primera vacuna, la elaborada por Pfizer, aunque se han firmado convenios con otras farmacéuticas como Astra-Zeneca y CanSino, lo que garantiza la llegada de un número suficiente. El 24 de diciembre de 2020, el canciller informó que, de las vacunas producidas por el laboratorio Pfizer, el convenio está a punto y se ha probado la logística de distribución. En diciembre se recibió el primer lote de un total de compra de 34.4 millones de dosis. A los laboratorios AstraZeneca se le comprarán 77.4 millones que serán envasados en México. Está en espera de que el proyecto reciba la autorización europea de emergencia a finales de enero. El pasado 22 de diciembre, CanSino sometió su candidato vacunal al análisis de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris). En enero concluirá su ensayo clínico fase 3, para pedir en México el permiso de uso de emergencia.
    Covax, el mecanismo multilateral auspiciado por Naciones Unidas, anunció el pasado 18 de diciembre que podrá ofrecer dosis para el 3 por ciento de la población de cada país integrante durante el primer cuatrimestre de 2021. A ese mecanismo México le compró 54 millones de dosis. Ebrard también informó que en México está en ensayos de fase 3 los proyectos vacunales de las farmacéuticas CanSinoBio y Janssen, y en proceso de autorización en Cofepris los de Novavax, Curevac y el consorcio ruso. (Néstor Jiménez y Roberto Garduño, La Jornada, 22 de diciembre de 2020).
    La de Pfizer llegó y se está aplicando. Este lunes 25 de enero, en conversación telefónica con el Presidente ruso Vladimir Putin, el Presidente López Obrador pactó la compra de 200 mil dosis de la vacuna Sputnik V, que en los próximos días llegará a nuestro país para llegar a 24 millones de dosis (con un consto de 4,800 mdp). Se trata, sin duda, de un logro de la gestión gubernamental para garantizar el abasto que garantice la vacunación, un acierto del presidente y del canciller Ebrard, que supervisa la Secretaría de Salud y particularmente el Subsecretario Hugo López-Gatell. Se trata de un ejemplo de organización de la acción del Estado, algo eminentemente técnico y científico, que ha sido politizado por sus detractores.
    Me morí de la risa al leer las declaraciones de la senadora Lily Téllez, ex conductora de televisión que llegó al poder legislativo por MORENA para luego brincar al PAN y ser una rabiosa detractora de quienes la llevaron a esa posición. Ella dijo, a través de Twitter, que la vacuna Sputnik V “sólo funciona en papel” y “no se ha probado en la práctica“, por lo que “Rusia ha sido cuestionada por la comunidad científica por presentar información falsa”. Además, insistió que “la vacuna rusa no está aprobada por la Comunidad Científica Internacional pero la aprobará la Cofepris en México. Es la vacuna barata, por eso la eligió el Gobierno“. El mismo 25 escribió en su cuenta de Twitter: “México no requiere ‘afecto’ de Rusia; un país antidemocrático, autoritario, sin libertad de expresión y corrupto. Menos necesitamos sus vacunas de mala calidad, no subestimen al pueblo”. Sólo le faltó decir que “por ser rusa se quiere usar para inocular el comunismo en México”.
    Otra furibunda detractora de López Obrador es la politóloga Denisse Dresser, quien ironizó de esta forma la acción gubernamental: 1er acto: gobierno presume compra/arribo de vacunas. 2o acto: vacunación lenta/desordenada sin 2a dosis asegurada. 3er acto: AMLO anuncia compra de vacuna rusa no autorizada/verificada y López-Gatell rechaza comprar vacuna/Moderna. ¿Cómo se llamó la obra? “Querida, jodí al país”
    Como escribe Celso Martínez Musiño, de la Universidad de Zaragoza en un artículo titulado “Desinformar en la sociedad de la información”: “Desinformar, con la finalidad de confundir al lector, es desinformar. Finalmente, cuando el receptor —aún teniendo disponible— se ve imposibilitado en buscar, discriminar, analizar y entender los mensajes en la sociedad de la información […] Por otra parte, el difundir información de manera indiscriminada —la información— se considera un individuo desinformado, es decir requiere ser alfabetizado informacionalmente. Entonces, desinformar es informar, es saturar de información, es confundir, es omitir información, es proporcionar información sesgada, es no comunicar; desinformar es un acto que se confecciona y aplica en todas las actividades humanas, tanto individuales como colectivas”.
    En el caso de la politización de la pandemia y de la vacunación esto se aplica plenamente. Y la desinformación es sin duda otra pandemia, la de la infodemia de la falsedad y la calumnia. Como apuntó Ricardo Monreal en Milenio: “Ya tenemos vacunas contra la pandemia, pero aún no contra la infodemia o la enfermedad de noticias falsas. Contra este mal, propio de las sociedades abiertas o democráticas, la información y el debate son el mejor antídoto. Esa será, en su momento, otra lucha pandémica”.

    Ubú Rey no tuvo que afrontar una pandemia como la que sufrimos hoy en día, aunque en otras épocas de la historia de la humanidad se han dado epidemias y pandemias de enorme gravedad. Lo que tampoco tuvo que afrontar fue una infodemia, que es un fenómeno contemporáneo ligado a la gran velocidad en el flujo de información, aunque para enfrentar algo así hubiera tenido como vacuna aplicar palitroques en las onejas y aplicar las tenazas de descerebración que estos comentócratas y opinócratas infodemistas se merecerían, aunque a diferencia del reino del Padre Ubú no enfrentan a un gobierno autoritario y por eso abusan de la manera más abyecta y descarada.

¡Para mí es suficiente!

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