Ubú

Richard Leakey, la ciencia de la evolución humana

Richard Leakey, la ciencia de la evolución humana

Enero 21, 2022 / Por Ismael Ledesma Mateos

En el año de 1980, cuando el CONACyT todavía hacia libros, se publicó una magnífica edición de El origen de las especies de Charles Darwin. Era una versión ilustrada y abreviada por Richard E. Leakey, quien también realizó una introducción, y se mencionan como asesores a W.F. Bynum, del Colegio Universitario de Londres, y J.A. Barrett, de la Universidad de Cambridge. Se trata de una obra extraordinaria, que permitió retomar el pensamiento darwiniano y que fue de gran utilidad en la enseñanza. Yo la usé para mi curso cuando, desde 1981, empecé a enseñar evolución en la UNAM.

Es un autor imprescindible, que también trataba en mis cursos —tanto en la UNAM como en la UAP— al abordar el tema de la evolución del hombre, una línea de investigación de gran dinamismo, donde frecuentemente aparecen nuevos fósiles. Un punto de partida estuvo en la obra de su padre, Louis Leakey, descubridor de las primeras herramientas humanas en la Garganta del río Olduvai, en la planicie del tanzano Serengueti, junto a su mujer, Mary Douglas Nicol. Allí, más tarde, en 1960, también hallarían, acompañados por sus hijos, al primer representante del género Homo, al que bautizaron como Homo habilis por atribuirle la capacidad de tallar esos primeros utensilios que bautizaron, en 1936, como industria olduvayense. De esta forma la línea de investigación fue continuada por su hijo Richard.

En los años ochenta se elaboraron arboles filogenéticos referentes al origen del hombre. Recuerdo que enseñaba tres propuestas: una era la de Phillip Tobias, otra la de Donald Johanson y TimWhite y la tercera de Richard Leakey, basadas en sus distintos hallazgos en excavaciones. Un gran golpe fue el momento en que Johanson y White encontraron una pequeña hembra australopitecina que llamaron “Lucy”, pues al momento de excavar escuchaban la canción de los Beatles “Lucy in the sky with diamonds”, nombrada Australopithecus afarensis. Entre todos ellos y muchos otros que vinieron después se dieron y se dan desavenencias, siendo un terreno fértil para el estudio de las controversias científicas, como ha escrito Francisco Pelayo: “Los descubrimientos de huesos fósiles de homínidos y las polémicas sobre su interpretación siempre han tenido una amplia difusión en la prensa. Esta repercusión mediática de la actividad de los paleoantropólogos es una singularidad de la paleontología humana y explica que, socialmente, las controversias y la falta de consenso entre los especialistas tengan más visibilidad en ésta que en otras disciplinas. El interés que despierta la paleontología humana en la sociedad se debe a que es la ciencia cuyo objeto de estudio es el conocimiento, en el marco de la teoría de la evolución, del origen y la antigüedad de la humanidad. O dicho en palabras de Richard Leakey, los huesos fósiles humanos contribuyen a explicar tanto el pasado de la humanidad como el proceso a través del cual hemos llegado a ser lo que somos. Pero como indicó W. Le Gros Clark, en su conferencia Bones in contention (1958), todo descubrimiento de una reliquia fósil que pueda arrojar alguna luz sobre las posibles conexiones entre los antepasados del hombre siempre han provocado, y seguirán provocando, controversias” (“Controversias científicas y repercusiones sociales de la paleontología humana”, Mètode, núm. 53, 26/07/2011).

Richard Leakey nació el 19 de diciembre de 1944 en Nairobi, Kenia, cuando su padre Louis era restaurador del Museo Coryndon, y su madre, Mary Douglas, directora de las excavaciones en Olduvai. Entró a la Duke of York Secondary School. Cuando la rebelión Mau Mau fracasó, en su primer día en la escuela llamó por la igualdad racial, tal como hacía su padre. Llamándolo “amante de los negros”, otros estudiantes lo encerraron en una jaula de alambre, escupieron y orinaron sobre él. Después de ser azotado por faltar a la capilla, Leakey nunca más se consideró cristiano.

Encabezó su primera expedición a Natron occidental, Tanzania, cuando contaba diecinueve años. Desde entonces dirigió otras a diferentes lugares de Kenia y al valle del río Omo, en Etiopía.

En sus viajes a Nariokotome, a las orillas de la costa occidental del lago Turkana, en el norte de Kenia, se produjeron el descubrimiento de una multitud de fósiles homínidos que provocaron la revisión total de las teorías sobre la hominización. Estos trabajos se dieron en el África oriental. En 1967 halló, en el valle del Omo, en Etiopía, llamado el hombre de Kibish (considerado el Homo sapiens más antiguo). En 1969, un cráneo de Paranthropus boisei. Luego un cráneo de Homo rudolfensis, en 1972, y otro que se clasificó como Homo erectus, en 1975. En 1978, un cráneo intacto de Homo erectus.

En 1984, Kamoya Kimeu, un integrante del equipo de Leakey, encontró, cerca del lago Turkana, el esqueleto completo de un niño de doce años o menos, con antigüedad de por lo menos 1,5 millones de años, clasificado como Homo erectus u Homo ergaster. Leakey y Roger Lewin describieron este hallazgo del Niño de Turkana en su libro Origins Reconsidered (1992).

En 1983 descubrió la mandíbula, dientes y fragmentos del cráneo del Sivapithecus, posible predecesor tanto del hombre como del mono, de 17 millones de años de antigüedad

Al poco tiempo, Leakey y su equipo descubrieron un cráneo de la especie Paranthropus aethiopicus.

Fundador del Louis Leakey Memorial Institute de prehistoria africana y director del Museo de Ciencias Naturales de Kenia de 1968 a 1989, año en que fue director de los Servicios de Fauna de Kenia. En 1989, el presidente de Kenia, Daniel Arap Moi, lo designó como jefe del Kenyan Wildlife Service (KWS), como respuesta a las críticas internacionales por la progresiva desaparición de los elefantes y el impacto que estaba teniendo en la vida salvaje del país. Leakey creó unidades bien armadas y adiestradas para luchar contra la caza ilegal en busca del marfil de los colmillos de elefante Esto resultó eficaz, pero le granjeó incontables enemistades con cazadores, parte de la población y políticos locales, debido a la firmeza incorruptible con que aplicó las medidas.

En 1993 perdió ambas piernas en un accidente de avioneta y aunque se sospechó que fue causado por un sabotaje, fue imposible probarlo. Leakey renunció en enero de 1994, siendo reemplazado por David Western, que narró sus experiencias en el KWS en su libro Wildlife Wars: My Battle to Save Kenya’s Elephants (2001).

En mayo de 1995 Leakey se unió a un grupo de intelectuales kenianos que lanzaron un nuevo partido, Safina (“arca” en swahili), del que fue secretario general y diputado desde 1997. Entre 1999 y 2001 se desempeñó como secretario del gabinete de Moi y jefe del servicio civil.

Su esposa Meave Leakey y su hija Louise Leakey continúan aún sus investigaciones al norte de Kenia. Leakey murió el pasado 2 de enero de 2022 en su casa a las afueras de Nairobi, una gran pérdida para la ciencia y la humanidad.

Si el padre Ubú hubiera necesitado alguien como Leakey que nos permitiera conocer sus orígenes y de donde saló un ser tan extraño y cómo en su extraño cráneo cónico se puede albergar tanta maldad y codicia, por desgracia no hay ningún paleontólogo que haya interesado por la filogenia de tal clase de sujetos, que abundan, con diferentes aspectos físicos, pero que tienen en común pensamientos y valores despreciables.

¡Para mí es suficiente!

 

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Ismael Ledesma Mateos

Biólogo (UNAM), Maestro en Ciencias en Bioquímica (CINVESTAV), Doctor en Ciencias (UNAM), Premio a la mejor tesis doctoral en ciencias sociales en el área de historia por la Academia Mexicana de Ciencias (1999), Postdoctorado en el Centro de Sociología de la Innovación de la Escuela Nacional Superior de Minas de París, Francia. Director fundador de la Escuela de Biología de la UAP, Presidente de la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y de la Tecnología A.C (SMHCT) (2008-2014), profesor-investigador de la FES Iztacala de la UNAM.

Ismael Ledesma Mateos
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