Ubú

Saul Villa Treviño, un científico excepcional

Saul Villa Treviño, un científico excepcional

Enero 27, 2023 / Por Ismael Ledesma Mateos

Cuando era estudiante de la carrera de biólogo en la ENEP Iztacala de la UNAM, siendo poblano —cada semana iba a mi ciudad—, asistí a un Congreso o Coloquio muy interesante que se realizó en el Salón Barroco del Edificio Carolino de la UAP. El tema era mutagénesis, teratogénesis y carcinogénesis ambiental. Ahí conocí al Dr. Saul Villa Treviño, del CINVESTAV. Desde entonces yo estaba muy interesado en el hígado y él trabajaba en cáncer de ese órgano. Yo estaba más o menos en segundo o tercer semestre y pensaba en trabajar con cáncer, aunque luego, al final de la carrera, se me atravesó un fenómeno maravilloso que es la regeneración hepática, que es lo que trabajé en mi tesis de licenciatura, pero al igual que el cáncer es un fenómeno de control de la proliferación celular que desde los 12 años era mi pasión.

Conocer a Saúl Villa Treviño fue una experiencia extraordinaria, y ahí, en el Barroco, me invitó ir a su laboratorio en el CINVESTAV. Pude ver su cuarto de cultivo y conocer a su auxiliar Samia, que había egresado de Iztacala, y ver cómo se hacían los cultivos primarios de hepatocitos. Era yo un principiante, pero me gustaba mucho ir al CINVESTAV, donde finalmente estudié. Mi maestro en Iztacala, Sergio González Moreno, había sido alumno de Raúl N. Ondarza, quien lo inició en el tema de la regeneración hepática y además lo envió al curso internacional de proteínas en Argentina, con Paladini, el alumno del Premio Nobel Luis Leloir, así que cuando llegué al Departamento de Bioquímica del CINVESTAV sabía prácticamente casi todo de proteínas, pero me faltaba el conocimiento de los procesos celulares. Por ello frecuentaba mucho el departamento de biología celular, aunque mi tesis de biólogo la hice en Bioquímica con el Dr. Boanerges Rubalcava Esparza, que hacía investigación sobre regeneración hepática.

Ya como estudiante en el CINVESTAV, seguí frecuentándolo, así como a otro gran investigador, su alumno Walid Kuri Harchuch, con el que entablé una gran amistad, mediada por su alumno, compañero y buen amigo Federico Castro Muñoz-Ledo. Ahí en esos laboratorios de biología celular tuve muy ricas experiencias, pues en realidad lo que yo hacía era una mezcla de bioquímica, biología celular y biología del desarrollo, y la biblioteca de biología celular era uno de mis referentes fundamentales.

Todo esto lo digo, porque este martes 24 de enero la comunidad del CINVESTAV realizó un homenaje a Saúl Villa Treviño, nacido en la Ciudad de México en 1933, Investigador Emérito de la institución, para celebrar sus 67 años de labor científica y 56 de servicio docente en la institución, traducidas en diversas líneas de investigación dedicadas al estudio del cáncer hepático, más de 100 artículos en revistas de prestigio nacional e internacional, así como en la dirección de 25 tesis de doctorado, 48 de maestría y 12 de licenciatura. En diversas intervenciones, estudiantes graduados por Villa Treviño, como Walid Kuri Harcuch, Verónica Rocío Vázquez Garzón y Julio Isael Pérez Carreón, investigadores del CINVESTAV, de la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca y del Instituto Nacional de Medicina Genómica, respectivamente, lo describieron como un científico dedicado al estudio del mecanismo de acción de substancias químicas anti carcinogénicas y de la detección de marcadores tempranos de transformación celular en cultivos primarios de hepatocitos. Actualmente, Saúl Villa Treviño es Investigador Emérito Nacional en el SNI y, como desde hace 57 años, en su laboratorio del Departamento de Biología Celular, mantiene el compromiso de formar recursos humanos altamente especializados.

Fundador del Departamento de Biología Celular, tuvo la visión de promover la ciencia más allá de la actividad de investigación directa en el laboratorio; y su relación académica y su amistad con el Dr. Manuel V. Ortega hizo que, cuando fue Subsecretario de Educación e Investigación Tecnológica, lo nombrara director del Consejo Nacional del Sistema Nacional de Educación Técnica (COSNET), que realizó grandes aportaciones, otorgando apoyos y becas de gran importancia. Se trata de un referente de gran importancia para la ciencia mexicana y un pilar para la institución en la que ha trabajado la mayor parte de su vida y otra de sus más grandes contribuciones fue la creación de El Verano de la Investigación Científica, cuando estaba en la directiva de la Academia Mexicana de Ciencias —Academia de la Investigación Científica—, junto con Antonio Peña Diaz, que era el Presidente

Médico cirujano de origen por la Escuela de medicina de la UNAM, tuvo una formación de doctorado en el laboratorio de Emmanuel Farber, en la Universidad de Tulane, quien después de un tiempo le ofreció una plaza para integrarse al Departamento de Bioquímica de la Universidad de Pittsburgh, la cual no se concretó por su deseo de regresar a México, cuando el Dr. Manuel Ortega lo invitó a impulsar la biología celular en el CINVESTAV, desarrollando líneas de investigación de especial trascendencia. Para mí es un honor y un orgullo haberlo conocido y aunque no fui su estudiante me parece muy valioso contar con su amistad.

El Padre Ubú no tendría idea de los cultivos primarios de hepatocitos ni de las moléculas carcinogénicas o anti carcinogénicas. Eso en su reino no importaba, pero para un país como el nuestro es algo de gran trascendencia.

 

¡Vamos a interrumpir aquí!

 

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Ismael Ledesma Mateos

Biólogo (UNAM), Maestro en Ciencias en Bioquímica (CINVESTAV), Doctor en Ciencias (UNAM), Premio a la mejor tesis doctoral en ciencias sociales en el área de historia por la Academia Mexicana de Ciencias (1999), Postdoctorado en el Centro de Sociología de la Innovación de la Escuela Nacional Superior de Minas de París, Francia. Director fundador de la Escuela de Biología de la UAP, Presidente de la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y de la Tecnología A.C (SMHCT) (2008-2014), profesor-investigador de la FES Iztacala de la UNAM.

Ismael Ledesma Mateos
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