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Žižek y la intolerancia

Žižek y la intolerancia

Abril 09, 2021 / Por Ismael Ledesma Mateos

En política es frecuente toparnos con frases recurrente, con “lugares comunes”. Es así como encontramos la expresión “tolerancia y respeto”, que se reproduce repetitivamente, asociando la intolerancia con algo nefasto que debe ser controlado en aras del bienestar. Recuerdo el conflicto en la UAP en 1989, donde se esgrimía el argumento de la tolerancia como forma de solución, aunque en los hechos la radicalización estaba en niveles máximos. Era necesario tener un nuevo Rector ante el escenario de confrontación y, a mi juicio, se requería “un candidato polarizante”, con posiciones claras y contundentes, pero para muchos eso no era “políticamente correcto”. ¿Cómo ser tolerante ante lo inadmisible? Eso es diferente a la necesidad de realizar negociaciones y llegar a acuerdos, pero siempre sobre la base de principios bien definidos y no sobre clichés preestablecidos.

La tolerancia es importante, pero no debe mistificarse. Hay cosas que no deben ser toleradas y hay momentos en los que es correcto decir ¡NO!, evitando las posturas blandengues y timoratas; y es aquí donde entra en escena la “intolerancia”, que debe ser valorada en sus justos términos. Yo creo que la tolerancia debe tener un límite y, por ejemplo, en el contexto del México actual ha sido rebasado. En lo personal, estoy harto del nivel de tolerancia de Andrés Manuel López Obrador ante los comentócratas y opinócratas, que todos los días se la pasan agrediendo al gobierno y al proyecto de la llamada Cuarta Transformación, llegando a extremos inadmisibles. En los hechos se requiere de una actitud de confrontación directa que ponga freno a sus mentiras y calumnias, que tienen saturados a los medios, periódicos y cartones incluidos. Y digo esto sin considerarme un autoritario, pero todo tiene un límite y lo han rebasado de forma abusiva.

Estas ideas llegan a mi mente luego de la lectura del libro de Slavoj Žižek, En defensa de la intolerancia (Sequitur 2015), donde el filósofo esloveno aborda el problema en un texto genial que comienza: “La prensa liberal nos bombardea a diario con la idea de que el mayor peligro de nuestra época es el fundamentalismo intolerante (étnico, religioso, sexista…), y que el único modo de resistir y poder derrotarlo consistiría en asumir una posición multicultural.

”Pero ¿es realmente así? ¿y si la forma habitual en que se manifiesta la tolerancia multicultural no fuese, en última instancia, tan inocente como se nos quiere hacer creer, por cuanto, tácitamente, acepta la despolitización de la economía?

”Esta forma hegemónica del multiculturalismo se basa en la tesis de que vivimos en un universo post-ideológico, en el que habríamos superado esos viejos conflictos entre izquierda y derecha, que tantos problemas causaron, y en el que las batallas más importantes serían aquellas que se libran por conseguir el reconocimiento de los diversos estilos de vida.

”Pero ¿y si este multiculturalismo despolitizado fuese precisamente la ideología del actual capitalismo global?

”De ahí que crea necesario, en nuestros días, suministrar una buena dosis de intolerancia, aunque sólo sea con el propósito de suscitar esa pasión política que alimenta la discordia. ”Quizás, ha llegado el momento de criticar desde la izquierda esa actitud dominante, ese multiculturalismo, y apostar por la defensa de una renovada politización de la economía”.

Nos enfrentamos a un fenómeno cultural que implica la construcción de formas ideológicas que nos encadenan a una idea de tolerancia que obedece a condiciones irreales ingenuas, como se desprende del análisis de la realidad. Žižek, con su estilo provocador, nos llama a reflexionar a este respecto en un efecto que busca erigirse como post-político, donde en verdad la intolerancia se convierte en algo necesario y vale la pena decirlo. No se trata de reivindicar la intolerancia fanática (xenófoba, racista etc.), sino de no tolerar lo inaceptable, lo que con el pretexto de la tolerancia se pretende normalizar. La intolerancia que aquí se refiere implica una actitud crítica, ajena al conformismo y a la inmovilidad. Es pues una “intolerancia creativa”, donde los errores deben ser valorados en su justa dimensión, con una intolerancia a las ideas hegemónicas preestablecidas.

Žižek sostiene con certeza que: “Cualquier universalidad que pretenda ser hegemónica debe incorporar al menos dos componentes específicos: el contenido popular ‘auténtico’ y la ‘deformación’ que del mismo producen las relaciones de dominación y explotación. Sin duda, la ideología fascista ‘manipula’ el auténtico anhelo popular por un retorno a la comunidad verdadera y a la solidaridad social, frente a las desbocadas competición y explotación; sin duda, ‘distorsiona’ la expresión de ese anhelo con el propósito de legitimar y preservar las relaciones sociales de dominación y explotación. Sin embargo, para poder alcanzar ese objetivo, debe incorporar en su discurso ese anhelo popular auténtico. La hegemonía ideológica, así, no es tanto el que un contenido particular venga a colmar el vacío del universal, como que la forma misma de la universalidad ideológica recoja el conflicto entre (al menos) dos contenidos particulares: el ‘popular’, que expresa los anhelos íntimos de la mayoría dominada, y el específico, que expresa los intereses de las fuerzas dominantes”. ¿Se trata de tolerar la dominación?

En realidad, Ubú Rey era un intolerante, pero en el peor sentido del término, donde todo lo que afectara sus phinanzas es inaceptable y amerita un castigo. No es esa la intolerancia de la que hablamos, esa que sí debemos combatir para escapar del autoritarismo.

 

¡Vamos a interrumpir aquí!

 

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Ismael Ledesma Mateos

Biólogo (UNAM), Maestro en Ciencias en Bioquímica (CINVESTAV), Doctor en Ciencias (UNAM), Premio a la mejor tesis doctoral en ciencias sociales en el área de historia por la Academia Mexicana de Ciencias (1999), Postdoctorado en el Centro de Sociología de la Innovación de la Escuela Nacional Superior de Minas de París, Francia. Director fundador de la Escuela de Biología de la UAP, Presidente de la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y de la Tecnología A.C (SMHCT) (2008-2014), profesor-investigador de la FES Iztacala de la UNAM.

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