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Scott Gilbert. La elección de dos imágenes de un libro icónico

Scott Gilbert. La elección de dos imágenes de un libro icónico

Octubre 08, 2021 / Por Alejandro Hernández Daniel

Portada: Scott Frederick Gilbert, Profesor Emérito de Biología Howard A. Schneiderman del Swarthmore College.

 

Sospecho que como estudiantes durante nuestra etapa universitaria solemos prestar muy poca atención a los pequeños detalles de los libros de texto que nos acompañan a lo largo de nuestros años de formación. Incluso para mí era algo infrecuente ahondar en la bibliografía general que nos suministraban cada nuevo semestre, mientras cursaba la licenciatura en Biología, salvo algunas excepciones extraordinarias (véase: CTS Primera época, Un rostro y experiencias en la traducción de textos científicos).

Por otra parte, un aspecto que sí era común entre los alumnos era tener presente el nombre de los libros clave de cada asignatura. Uno de aquellos libros fue —y sigue siendo— una referencia obligada para los biólogos interesados en la disciplina de la Biología del Desarrollo. Se trataba de un clásico “ladrillo” de más de quinientas páginas, pero con una popularidad e influencia indiscutible, tanto para nóveles como para investigadores consolidados. Se le conoce como “El Gilbert”, del mismo nombre que la disciplina en la que nos íbamos a iniciar, Biología del Desarrollo, y que hasta pude saber, iba ya en la décimo segunda edición.[1]

La disciplina de la Biología del Desarrollo estudia el desarrollo embrionario y sus procesos, conjuntando disciplinas como la Genética, la Biología Molecular y la Embriología bajo un solo nombre y con un profundo cambio conceptual. Una aproximación reciente y diferente es la conocida como Biología Evolutiva del Desarrollo, popularmente abreviada Evo-Devo (Evolutionary Developmental Biology), que incorpora, desde mi punto de vista, a la más importante de las disciplinas de la Biología: la evolución.

En la biblioteca de la Escuela de Biología de la BUAP había diferentes ediciones disponibles de “El Gilbert”, pero la que estaba siempre ocupada era la versión en castellano de la séptima edición. Todas las demás estaban en inglés. Entiendo que esto sucediera así, pues éramos muchos estudiantes que no teníamos la habilidad de comprender los conceptos generales y técnicos en otro idioma.

Resulta que “El Gilbert” recibió ese mote por el apellido de su autor, el doctor Scott Frederick Gilbert, biólogo y profesor emérito del Colegio Swarthmore, en Pensilvania, Estados Unidos, y profesor emérito distinguido por la Universidad de Helsinki, en Finlandia. Scott Gilbert es, en la actualidad, uno de los más destacados investigadores en las disciplinas de la Biología Evolutiva del Desarrollo y Biología Ecológica del Desarrollo o Eco-Devo (Devo-Ecological Developmental Biology), así como uno de los más importantes historiadores de la Embriología y Biología del Desarrollo a nivel mundial.

Para él, la enseñanza y la divulgación de la Biología del Desarrollo son importantes, pues como señaló en una entrevista en el año 2013, considera que: “Da consciencia y conocimiento de uno mismo: ¿quiénes somos y cómo llegamos a ser lo que somos? El hecho de que alguna vez fuimos un óvulo fertilizado y que ahora estemos formados por todos estos órganos distintos te habla de que el desarrollo trabaja en muchos niveles […] También está la razón de que los seres humanos somos animales curiosos: ¿cómo se lleva a cabo la fecundación? ¿Por qué nuestro corazón se encuentra en el lado izquierdo del cuerpo? ¿Por qué no podemos regenerar nuestras extremidades como las salamandras? ¿Por qué, si tenemos ojos, siempre están en la cabeza?”[2]

Durante su trayectoria profesional, Scott ha podido interactuar, aprender y conocer personalmente a una larga lista de científicos y colaboradores, como Richard Burian, Gerd Müller, Brian K. Hall, Sean Carroll, Ronald Amundson, Manfred D. Laubichler, Günter Wagner, Walter Gehring o Viktor Hamburger, este último, personaje clave y puente entre muchas generaciones de Biólogos dedicados a Embriología, Biología del Desarrollo e Historia de estas disciplinas (véase, CTS, Viktor Hamburger: un premio nobel no reconocido e historia de una disciplina).

Volviendo al tema del libro, hace poco pude adquirir aquella séptima versión española de “El Gilbert” y reparé que en la anteportada del interior había una referencia a un zoólogo de origen suizo dedicado a la embriología, que había visitado el estado de Puebla en 1937 (véase: CTS Primera época, Fotografías del viaje por México de un embriólogo poco conocido), eligiéndose también para la portada una de las ilustraciones que este zoólogo había hecho, pudiéndose leer:

“El dibujo de la portada representa a un embrión humano en un estadio un poco más temprano, disecado y dibujado por el Dr. Emil Witschi (1890-1971), profesor de embriología de la Iowa State University [...] Hasta la aparición de la fotografía en color, la formación artística era importante para los embriólogos. Este dibujo de la investigación de Witschi se utilizó como portada en su libro de texto de 1956, Desarrollo de los Vertebrados”.[3]

Interesado, y con mucha curiosidad por este hecho, decidí preguntarle personalmente al doctor Gilbert —por medio de un correo electrónico— si poner la imagen del embrión hecha por Emil Witschi en la portada había sido una decisión suya para aquella edición de su libro o, como a veces suele pasar, si la editorial había tomado algunas libertades de diseño, a lo cual el profesor tuvo la amabilidad de responder:

Estimado Alejandro

“Agradezco mucho tu carta […] elegí la imagen de Emil Witschi porque era la más clara, y accesible representación de un embrión humano que pude encontrar […]Desde que había decidido plasmar una fotografía en la tapa de la séptima edición de mi libro, quería algo que pudiera contrastar con una representación más clásica en el mismo estadio. […] Pensé que podía ser una maravillosa forma para mostrar la diferencia entre una nítida expresión esquemática dibujada y la fotografía de la cubierta, más moderna, computarizada y menos fácil de obtener […] Así que acudí al libro del doctor Witschi y encontré lo que buscaba”.

Aprovechando la oportunidad, también le pregunté cómo es que se había enterado del nombre y trabajo de Emil Witschi, a lo que respondió:

“Escuché por primera vez acerca de Witschi por parte del doctor John Opitz. Me pareció fascinante que el doctor Witschi tuvo una formación como artista, y se dedicó a la embriología después de dicho entrenamiento”.

Además de compartir su elección acerca de aquel dibujo de Witschi, Scott también explicó un detalle de la fotografía del embrión humano que ilustra la tapa, obtenida mediante la técnica de resonancia magnética (RMM):

“Desde que el contenido del libro había continuado su marcha cada vez más acerca de la embriología humana en aquella edición, queríamos un embrión humano en el frente.[4] El camino para conseguir la imagen fue tortuoso. Los editores de la imagen se tomaron mucha libertad artística en su reconstrucción y coloración. La fotografía original no tenía amnios, corion o cordón umbilical y consideré que no era correcto mostrar un embrión que estuviera desconectado del cuerpo de la madre”.[5]

No dejando pasar la oportunidad de satisfacer mi curiosidad, le pregunté acerca de cómo es que conoció a otros científicos de los que he escrito o mencionado previamente en este espacio, como Jeffrey J. W. Baker (véase: CTS, Garland Allen: el científico, docente e historiador de la ciencia detrás de algunos libros de texto)

“Conseguí dos especialidades en los departamentos de Biología y Religión por la Universidad Wesleyan (Middletown, Connecticut) y ahí fue donde conocí a Jeff Baker […] En Wesleyan, tuve la buena suerte de tomar cursos sobre bases moleculares del desarrollo y fundamentos celulares sobre el desarrollo y seguir mis investigaciones en replicación de ADN en gametos de erizo de mar en el laboratorio de Anthony Aniello Infante”.[6]

¿O cómo conoció la doctora Jane Maienschein? (véase: CTS, Jane Maienschein: una senda a través de la historia de la embriología a la Evo-Devo) que coeditó un libro que se puede considerar una referencia sobre la Historia de la Biología a la Biología del Desarrollo y en el que Scott aportó con un capítulo titulado “Fate Maps, Gene Expression Maps and the Evidentiary Structure of Evolutionary Developmental Biology”.[7]

“Conocí a Jane en los encuentros sobre Historia de las Ciencia. Hace algunos años, no había muchas personas interesadas en la Historia de la Embriología. En 1986 ella nos invitó, a Rudolf Raff y a mí, a la Universidad Estatal de Arizona a dar algunas charlas sobre la integración entre la embriología y evolución. Estas fueron de las primeras reuniones en lo que después se convirtió en lo que hoy se conoce como Evo-Devo”.

Este último punto que mencionó el doctor Gilbert ha sido un distintivo en su carrera debido a que, además de ser alguien que se dedica a la investigación activa al interior de los muros de un laboratorio, a la experimentación y a la observación bajo el microscopio, también ha sabido conjuntarlo con la Historia de la Ciencia y narró, a partes iguales, un poco acerca de cómo es que fue acercándose a estas disciplinas:

“Cuando partí de aquella universidad [Wesleyan], tuve la notable experiencia de continuar mi investigación de doctorado en la Universidad Johns Hopkins [Baltimore, Maryland] en un tiempo esencial. Gente como Viktor McKusick en la escuela de medicina (donde hice mi investigación) intentaba hacer de la genética una parte integral de la currícula médica, de hecho, es una parte importante de la medicina estadounidense. Mi trabajo fue con la doctora Bárbara Migeon, quien realizó esfuerzos para conjuntar las disciplinas de la genética y la embriología en humanos, de una manera que no ha sido apreciada por muchos investigadores todavía. Hoy en día, es algo usual, pero en aquel tiempo no lo era.

”Pero una de mis principales vías para entrar a la Biología Evolutiva del Desarrollo fue mi formación en la Historia de la Biología. Mientras estaba consiguiendo mi grado de doctorado, mi asesor me dejó tomar un curso en Historia de la Ciencia. En ese tiempo, tomé cursos en Historia de la Biología y realicé varias lecturas directas de los trabajos de Richard Owen (con Camille Limoges), Thomas Huxley (con William Coleman) y de Historia de la Embriología (con Donna Haraway). Incluso tomé un curso de Ciencia y Magia en el Renacimiento (con Owen Hanaway). Si uno puede comprobar mi artículo de 1996 en coautoría con los doctores John Opitz y Rudolf Raff se verá el uso notable de la Historia de la Ciencia en mis argumentos”.[8]

Dejando sus respuestas hasta aquí por el momento, y proponiendo un encuentro posterior, el doctor Gilbert finalizó escribiendo desde Boston, Massachusetts, que reanudaría sus charlas académicas después de un año para participar con un tema de inducción embrionaria en un simposio sobre reciprocidad y simbiosis entre la ciencia y culturas indígenas, que prometía fascinante.

 

 

[1] Scott F. Gilbert, Biología del Desarrollo, Séptima Edición, Editorial Panamericana, 2005.

[2] Mi amigo Víctor Rogelio Hernández Marroquín entrevistó al doctor Gilbert durante el 17 Congreso Ingreso Internacional de Biología del Desarrollo, que se celebró en Cancún del 16 al 20 de junio de 2013. “Scott Gilbert: La embriología es una fuente increíble de asombro” en Historias Cienciacionales, 18 de Septiembre de 2013, recuperado de: https://historiascienciacionales.wordpress.com/2013/09/18/scott-gilbert/

[3] Emil Witschi, Development of Vertebrates, W. B. Saunders Company, 1956.

[4] Esto se señala de manera explícita en la misma anteportada de la séptima edición del libro de Scott: “El embrión humano ha dominado las noticias biológicas durante los últimos tres años […] Esta edición de Bilogía del Desarrollo incluye un nuevo capítulo dedicado a estos temas”.

[5] El embrión de los mamíferos, de los que el ser humano forma parte, está encerrado en la cavidad amniótica, que es el espacio donde se encuentra el feto inmerso en el líquido amniótico. La membrana del amnios rodea al feto y al líquido amniótico, y el corion es una envoltura externa que participa en la formación de la placenta.

[6] BIO, “Scott F. Gilbert”, en Evolution & Development, 11: 4, 332-332 (2009)

[7] Scott F. Gilbert, “Fate Maps, Gene Expression Maps and the Evidentiary Structure of Evolutionary Developmental Biology” en From Embryology to Evo-Devo. A History of Developmental Evolution, Manfred D. Laubichler & Jane Maienschein, The MIT Press, 2007.

[8] Scott F. Gilbert, John M. Opitz & Rudolf A. Raff, “Resynthesizing Evolutionary and Developmental Biology”, en Developmental Biology, 173, 357-372 (1996).

Alejandro Hernández Daniel

Alejandro Hernández Daniel
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