Desde el Sur

Hildegard von Bingen: la visionaria del Rin

Hildegard von Bingen: la visionaria del Rin

Octubre 28, 2022 / Por Márcia Batista Ramos

La mujer es semejante a la Casa de la Sabiduría

Hildegard de Bingen, Liber vite meritorum, I, 82

 

Hildegard von Bingen perteneció a la Orden de San Benito. Nació en Bermersheim vor der Höhe, Alemania, el 16 de septiembre de 1098. Murió en el monasterio de Rupertsberg, Alemania, el 17 de septiembre de 1179. Fue proclamada Doctora de la Iglesia el 7 de octubre de 2012 por el papa Benedicto XVI.

Fue una mujer polímata: monja, después santa, compositora, escritora, filósofa, científica, naturalista, médica, abadesa, mística, líder monacal y profetisa alemana. Vivió en el tiempo de cruzadas y trovadores, se comprometió con la reforma de la Iglesia y redactó abundantes escritos sobre temas teológicos, políticos, musicales y de medicina.

Existe una vasta biografía sobre la vida y obra de la abadesa Hildegard von Bingen, que despierta mucha curiosidad por la amplia gama de conocimiento que dejó en sus textos, sobre una gran diversidad de temas que no estaban al alcance de las mujeres comunes ni de las abadesas de la Edad Media. Fue considerada una de las escritoras de mayor producción de su tiempo. Además, es considerada por muchos expertos como la madre de la historia natural.

Las cruzadas trajeron ideas de la filosofía y ciencias orientales, asimismo, las traducciones arábigo-latinas de los escritos de Aristóteles transformaron la filosofía occidental.

Hildegard fue una mujer que no solo predicó, sino que también intervino en la política de su época. Su fama de santa y profetisa fue tan grande que, en 1150, el emperador Federico I Barbarroja, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, la invitó a palacio. Hizo numerosos viajes para predicar, cosa que era poco común para una mujer. Su predicación se dirigía a la redención, la conversión y la reforma del clero, criticando duramente la corrupción eclesiástica. Utilizó “cartas” en las que daba su opinión a personajes notables con mucha valentía.

También fue conocida como la sibila del Rin o la profetisa teutónica. Hildegard von Bingen no sólo se dedicó a la oración, sus contemporáneos decían que tenía un canal abierto para hablar con Dios en la intimidad de su recogimiento en devoción, por eso fue considerada una de las mayores místicas de la iglesia católica. Como monja, pasaba largas horas en silencio todos los días, durante las que estudiaba las escrituras sagradas. Además, hacia investigaciones sobre medicina, anatomía y alquimia.

Sus obras fueron escritas en latín medieval. Empleó varios estilos de escritura: el tratado teológico, el epistolar, el hagiográfico y el tratado médico, pero destacan sus obras visionarias, en las que hace un uso constante y fecundo de la alegoría ética-religiosa. Una de sus obras, también importante, es Lingua ignota, que es la primera lengua artificial de la historia, con un glosario de 209 palabras con su significado en alemán.

Hildegard daba gran importancia a la música y compuso 78 obras musicales. Consideraba el canto como una manifestación del espíritu divino en el hombre. Fue muy innovadora al emplear intervalos de cuarta y quinta cuando el canto de su época no solía pasar de terceras. La finalidad de sus obras musicales era suplir las necesidades litúrgicas de su propia comunidad, así como para enseñanza de tipo teológico y moral.

La abadesa realizó interesantes aportaciones a la ciencia. A pesar de creer en un origen divino, no pensaba que la creación fuese resultado de una intervención sobrenatural sino de la presencia de los cuatro elementos primordiales, que dividió en dos clases: los superiores o celestiales (fuego y aire) y los inferiores o terrenales (agua y tierra). Según Hildegard, ambas clases estaban relacionadas como lo estaban el macrocosmos y el microcosmos. Por ello intentó armonizar la física con la anatomía y la fisiología.

Intuyó la circulación de la sangre siglos antes de que pudiese comprobarse y realizó la descripción más detallada del orgasmo femenino. En realidad, todas sus explicaciones médicas sobre el sexo llaman la atención por su realismo.

Mostró grandes conocimientos de botánica, medicina y fisiología humana. Hildegard von Bingen utilizó los pasillos de su monasterio para analizar el cuerpo humano, sus funciones y afecciones orgánicas. En su época, las abadías medievales servían como proto-hospitales.

En conjunto con otras monjas, versadas en herbolaria, anatomía y medicina, Hildegard aprovechó los conocimientos de enfermería que adquirió cuando era todavía muy joven para entender la anatomía femenina. Su primera publicación fue Physica and Causae et Curae (1150), en la que explicó el uso de más de 170 plantas medicinales, entre las que detalló el uso de herbolaria abortiva. Todas estas plantas estaban en el acervo de Hildegard von Bingen para estimular la menstruación, así era la manera en la que, durante sus años de práctica médica, se hacía alusión a los abortos.

En aquella época, el aborto no estaba penado por ley. Tampoco era tema de discusión política de los países en Europa. Por el contrario, se entendía como una manifestación de males inducidos por demonios o castigos divinos. Para practicarlos, diversos alquimistas y médicos en los monasterios desarrollaron técnicas especiales.

Por ello, los estudios de Hildegard von Bingen con respecto al aborto se permitieron y promovieron al interior de su abadía y diversas mujeres acudían a los claustros para curarse. Por esta razón, los tratados de esta monja alemana fueron consultados ampliamente para solventar las necesidades de mujeres con diversos malestares sexuales, sin cuestionamientos morales doctrinantes.

Hildegard von Bingen, la visionaria del Rin, es una de las más fascinantes mujeres de toda la Edad Media, tal vez porque hoy, en pleno siglo XXI, muchas mujeres aún caminan entre sombras y tinieblas.

Márcia Batista Ramos

Nació en Brasil, en el Estado de Rio Grande do Sul, en mayo de 1964. Es licenciada en Filosofía por la Universidade Federal de Santa María (UFSM)- RS, Brasil. Radica en Bolivia, en la ciudad de Oruro. Es gestora cultural, escritora y crítica literaria. Editora en Conexión Norte Sur Magazzín Internacional, España. Columnista en la Revista Inmediaciones, La Paz, Bolivia y columnista del Periódico Binacional Exilio, Puebla, México, Mandeinleon Magazine, España, Archivo.e-consulta.com, México, Revista Barbante, Brasil, El Mono Gramático, Uruguay. Además, es colaboradora ocasional en revistas culturales en catorce países (Rumania, Bolivia, México, Colombia, Honduras, Argentina, El Salvador, España, Chile, Brasil, Perú, Costa Rica, USA, China, Nepal, Uzbekistán, Paquistán, Arabia Saudita). Publicó: Mi Ángel y Yo (Cuento, 2009); La Muñeca Dolly (Novela, 2010); Consideraciones sobre la vida y los cuernos (Ensayo, 2010); Patty Barrón De Flores: La Mujer Chuquisaqueña Progresista del Siglo XX (Esbozo Biográfico, 2011); Tengo Prisa Por Vivir (Novela Juvenil, 2011 y 2020); Escala de Grises – Primer Movimiento (Crónicas, 2015); Dueto (Drama, 2020); Rostros del Maltrato en Nuestra Sociedad –Violencia Contra la Mujer. (Ensayo, 2020); Universo Instantáneo (Microficción, 2020).

Márcia Batista Ramos
En pocas palabras

Enero 17, 2025 / Por Márcia Batista Ramos

Rey Pelé: poeta

Enero 14, 2025 / Por Márcia Batista Ramos

Jorge Amado: uno de los narradores más importantes de Brasil

Enero 10, 2025 / Por Márcia Batista Ramos

Rabia

Enero 10, 2025 / Por Guadalupe Aguilar

Rimbaud-Badiou-Freud: reinventar la vida, reinventar el amor

Enero 07, 2025 / Por Antonio Bello Quiroz

Don Florencio y sus dos esposas

Enero 07, 2025 / Por Márcia Batista Ramos

Literacidad: El mundo, la interacción y los libros

Enero 07, 2025 / Por Fabiola Morales Gasca