Gorilas en Trova

David Hockney y el libro abierto

David Hockney y el libro abierto

Abril 19, 2024 / Por Maritza Flores Hernández

Para los Romanos, el libro, conocido como codex (códice) —antecedente de nuestro libro de bolsillo—, era un símbolo de poder o un artefacto que mostraba el pragamatismo del que estaban hechos, puesto que lo mismo llevaban las leyes de Justiniano que, en los pequeños pugiliares, los epigramas de Marcial en su función de volúmenes de viaje. Desde entonces, el libro ha acompañado a la humanidad y evolucionado junto con ella. Querido lector, ¿Usted ha intentado leer un libro bajo la jacaranda en flor?

Para Juan José Millás, escritor y periodista español, la lectura es una forma de rebeldía, ya que implica abrirse a otras realidades, reconocer otros códigos, salir del mundo ordinario y regresar a él con la posibilidad de dejar el caos y entenderlo como un nuevo orden. Por su parte, su compatriota y colega, Pedro García Cuartango, sostiene que la lectura es, probablemente, el último gesto de rebeldía.

En consecuencia, para “Gorilas en Trova” es importante elegir las lecturas y aceptar que el libro, sin interesar cuál sea el formato, contiene el arte, creencias, mitos, ciencia y pensamiento de la humanidad. Su historia y la oralidad transmitida comparten filosofías, religiones, geografías, ficciones; cambios y fracturas; y evoluciones y revoluciones. En fin, en el libro cabe todo.

Aunque debemos admitir: en las preferencias, el libro de papel y de bolsillo se mantienen antes que el e-book, porque nos recuerda que en la rebeldía nace la creatividad.

Efectivamente, el libro ha pasado de las antiguas tablillas de arcilla, madera o marfil de la antigua Mesopotamia a hojas sueltas de papiro y pergamino. Luego, a cuadernillos hechos con estos materiales. Después, a los manufacturados en papel, hasta llegar al e-book o libro electrónico.

En todas sus variantes, lo encontramos depositado en multitud de instituciones públicas y privadas; gubernamentales y de la sociedad civil: fundaciones, universidades, bibliotecas, museos, galerías, centros de investigación, etc.

No obstante, el libro de papel no ha perdido su lugar privilegiado en las instituciones públicas y privadas, ni en las escuelas, hogares ni en el arte.

David Hockney, artista plástico que no ha dudado en utilizar toda clase de tecnologías, entre ellas el software para dibujar y pintar en su smartphone o en su ipad, desde su habitación en Bridlington, East Yorkshire, Inglaterra —su país natal—, publicó en 2020 su libro My Window, su obra elaborada con estos medios, entre 2009 y 2012.

“Untitled, 133”, publicada en dicho libro, es una de sus pinturas digitales, creada en 2010, bajo la categoría denominada por él mismo Iphone Drawing.

Se trata de una obra digital que invita al espectador a mirar —desde el punto de vista del pintor—, a través de la ventana ubicada frente su escritorio, un cielo nocturno y una grúa gigante que parece tocarlo; al tiempo que con su parte alta traspasa las nubes, ocultándose detrás de ellas, para enseguida superarlas, sacando el extremo de su punta, de la cual pende una cuerda larga que desciende hasta el paisaje terrestre.

La grúa erigida en algún lugar detrás de una casa a la que se le conoce por su techo de dos aguas, de color rosa, bordeada por plantas y árboles verdes, capta rápidamente la atención del espectador.

Se trata de un escenario urbano, común, ligeramente deformado y borroso por el cristal de la ventana.

Del lado del espectador, la nitidez y precisión del marco de la ventana muestra, a su derecha, la cortina corrida; y a la izquierda, los clásicos postigos de madera.

Contrastes que atraen la mirada sobre la mesa del escritorio, donde se observan tres libros apilados a la derecha; y a la izquierda, un libro abierto.

Libro iluminado con la luz de una típica lámpara de escritorio, eléctrica. La luminiscencia alcanza parte del marco de la ventana; indicando la distancia, profundidad y diferencias entre lo de adentro y lo de afuera.

La oscuridad de la campana de la lámpara y la luminosidad emanada de su foco cayendo en el libro abierto, rompen con la cotidianidad de los objetos y panorama, obligando a descubrir nuevas sutilezas.

Así, Hockney, en esta obra—digital, figurativa y altamente colorida—, con trazos fluidos y sencillos hechos con sus dedos (los utilizó a modo de pinceles), desvela la realidad cotidiana, verificando su belleza con las metáforas de la ventana dando paso a la otra realidad, con la posibilidad de alcanzar al cielo con esa grúa-escalera, y con el libro abierto.

Hockney concentra en un símbolo, el libro, una serie de preguntas, contingencias y reflexiones. Por ejemplo, ¿qué figuras, dibujos, textos y erudición se esconden en el? ¿Qué halló el artista plástico en sus hojas, al extremo de quedar atrapado en ellas? Y, ¿convertirlo en el motivo de su intuición para abordar la noche con sus nubes y escalera?

Como sea, así como el cielo oscuro y sus nubes enmascaran el conocimiento asequible sólo para quien suba la grúa-escalera, del mismo modo, el saber humano está al alcance únicamente de aquellos que se arriesguen a leer el libro.

Y que conste, el artista pinta usando un software y sus dedos en su ipad o celular inteligente (smarthphone), artefactos donde hay una gran cantidad de información, e-books; sin embargo, su motivación es un libro de papel abierto, cerca de otros tres libros de papel cerrados.

El próximo 23 de abril se celebra el Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor, quizá la invitación sea la de sentarse bajo la jacaranda y disfrutar de un libro, de sus letras, textos, ilustraciones, colores; mientras los pétalos de las flores llueven sobre nosotros.

Como siempre, querido lector, Usted tiene la última palabra.

 

Maritza Flores Hernández

Cuentista, ensayista y también abogada. Egresada de Casa Lamm, donde hizo la Maestría en Literatura y Creación Literaria. Considera el arte, la ciencia y la cultura como un todo. Publica dos columnas literarias cada semana, en distintos diarios. Su obra ha formado parte de la antología de cuentos “Cuarentena 2020”.

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