De color humano
Julio 22, 2022 / Por Eliana Soza Martínez
En el transcurso de nuestra vida nos topamos con relaciones, no solo sentimentales sino familiares, amistosas; y también se incluyen los vínculos con los que consideramos líderes sociales y políticos, situaciones en las que somos manipulados psicológicamente. Por demás está decir que las consecuencias pueden ser funestas para nosotros porque nos llevan a situaciones extremas, de las que luego es bastante difícil salir. Trataremos de graficar estos efectos, pero primero deberíamos empezar con la pregunta principal: ¿cuáles son las formas más comunes de este tipo de manipulación?
Iremos enumerando algunas de ellas:
La victimización. En esta clase de relación, uno manipula al otro haciéndole sentir culpable de sus acciones. Por ejemplo: escenas en las que la mamá se enferma o sufre un problema psicológico justo cuando alguno de sus hijos está a punto de irse a su nuevo departamento, es frecuente. Si trasladamos este tipo de relación a lo que vivimos en el país todos los días, vamos viendo actos de victimización: algunos líderes usan los consabidos discursos de que las únicas víctimas son ellas para lograr que los demás (los que no están de acuerdo con sus decisiones) se sientan culpables.
Mentir. Otra forma eficaz de manipular es la mentira, porque gracias a este antivalor se construyen enemigos imaginarios. Así, cuando una amiga del colegio nos dice que otra habla mal a nuestras espaldas en forma constante, empezamos a odiar y hablar pestes de ella, a manera de venganza. Ahora, imaginemos esto aplicado en la sociedad, con mentiras mayores y peligrosas que pueden crear el odio, desconfianza y prejuicios de todo un grupo social, racial, político, etcétera, contra otro. Algunas de las consecuencias más desafortunadas las estamos viviendo actualmente en el país.
Usar bienes materiales. Es otra manera baja de chantaje y pasa cuando una persona cree que a través de regalos, dinero o ayudas puede obtener lo que desea sin importar lo que sea. En la vida personal es lo más común: si uno recibe un obsequio o un favor económico, será muy difícil decir no a cualquier petición. En lo social, muchos políticos han utilizado esta forma de manipulación para conseguir favores de las personas, de organizaciones, instituciones y otros. Lamentablemente, en este momento de crisis vemos cómo se utiliza el dinero en bolivianos o dólares transportados en mochilas por las ciudades convulsionadas para comprar la participación de muchos activistas en acciones violentas, además de haberse hecho públicas denuncias de cobro de multas por no asistir a movilizaciones.
Infundir miedo. Esta forma de manipulación es una de las más perversas porque recurren a la intimidación para lograr sus objetivos. Pasa mucho en parejas, en la que alguien es violento(a) y amenaza a la otra con maltratarla físicamente para que cumpla con sus demandas, como por ejemplo que no la abandone, que continúe con esa relación tóxica. Se ve esta conminación de parte de violadores a sus víctimas, a quienes les dicen que las matarán o dañarán a su familia si no se quedan calladas. También pasa en lo social, por eso los medios de comunicación y las redes reproducen las coacciones que sufren algunos pobladores para realizar acciones que no desean, o les piden quedarse callados y así van sumando sus exigencias.
Como se puede evidenciar, hay muchas maneras de manipulación. En este artículo solo revisamos algunas. Las consecuencias de todas es que nos orillan a soportar relaciones en las que no somos felices, aceptar la violencia en sus diferentes formas y, en otras ocasiones, hacer cosas que no hubiéramos hecho nunca, incluso poner en riesgo nuestra vida y la de los seres queridos. Cada una es una tortura emocional y física que nadie merece.
Por lo expuesto, es muy importante, en primera instancia, saber identificar este tipo de manipulación. Lamentablemente es difícil estar consciente de ello si una persona está cegada por el cariño, el amor o la admiración hacia la otra. Algunas señales son: no sentirse feliz, no estar de acuerdo con decisiones que afecten la autoestima, sentirnos culpables en muchas ocasiones, sentir que somos obligados a hacer algunas cosas.
En nuestras manos está terminar con estas relaciones. Lo sustancial es no sentirnos solos, ir en busca de ayuda y no tener vergüenza de hacerlo. Se juegan en este aspecto muchos valores, como la honestidad, además ponemos en riesgo nuestra felicidad y la tranquilidad de la familia; de ahí que debemos hablar, denunciar y buscar el propio bienestar, pero también de los demás con quienes vivimos y compartimos en los barrios, ciudades y todo el país.
Eliana Soza Martínez (Potosí, Bolivia) Autora de Seres sin Sombra (2018). 2da. Edición (2020) Ed. Electrodependiente, Bolivia. Junto a Ramiro Jordán libro de microficción y poesía: Encuentros/Desencuentros (2019). Antología Iberoamericana de Microcuento (2017), compilador Carvalho; Escritoras bolivianas contemporáneas (2019) compiladoras: Caballero, Decker y Batista, Ed. Kipus. Bestiarios (2019), Ed. Sherezade, Chile. El día que regresamos: Reportes futuros después de la pandemia (2020), Ed. Pandemonium, Perú. Brevirus, (2020), Brevilla, Chile. Pequeficciones: piñata de historias mínimas (2020) Parafernalia, Nicaragua. Historias Mínimas (2020), Dendro Editorial, Perú. Microbios, antología de los Minificcionistas Pandémicos (2020), Dendro Editorial, Perú. Caspa de Ángel: cuentos, crónicas y testimonios del narcotráfico, Carvalho y Batista. Umbrales, Antología de ciencia ficción Latinoamericana (2020), Ediciones FUNDAJAU, Venezuela. https://www.facebook.com/letrasenrojo Instagram: @Eliana.Soza https://www.youtube.com/channel/UCJC8RtYxDvq0JVrb2ZIioeg
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