Microuniversos atrapados en voces latinoamericanas

Fotos de Piero De Vicari

 

(Crónica del VI Encuentro Internacional de Microficción de Santa Cruz)

 

Jueves 9 de junio

Un firmamento dibujado de nubes nos recibió en Santa Cruz. Jorge Barriga y yo viajábamos desde Sucre para participar de la Feria del Libro de esta ciudad. Mientras nos dirigíamos al centro, pudimos constatar el imparable crecimiento de esta urbe, una de las más pujantes de Bolivia. La heterogeneidad de sus avenidas y negocios son características similares a otras ciudades latinoamericanas. Vimos grandes centros comerciales abarcando manzanas enteras y otros negocios pequeños, seguro microemprendimientos familiares. Al llegar al centro histórico, el clima templado nos dio la bienvenida, a pesar de que el atardecer se apoderaba de los cielos cruceños.

Más tarde nos contactamos con Patricia Dagatti, nuestra invitada que llegaba desde Argentina. Al distinguirnos frente a la Catedral Metropolitana, nos dimos un gran abrazo, pues ya nos conocíamos un tiempo largo de forma virtual. Habíamos compartido varios espacios digitales, pero era la primera vez que podíamos vernos a los ojos y darnos ese saludo anhelado. Nos fuimos a tomar un café a un nuevo resto-bar, llamado Casa Bonita, en plena plaza 24 de Septiembre. El amable joven que nos recibió nos hizo pasear por sus ambientes, decorados con una técnica vintage, emulando las casas de siglos pasados, con un elemento central en cada espacio: las flores, en especial las rosas. Mesas decoradas, muebles de colección, lámparas barrocas, pero a su vez un ambiente moderno destacaban en el lugar. Allí conversamos largamente, incluso hicimos la transmisión del espacio radial “Letras en Rojo” para la Radio Correo del Sur de la ciudad de Sucre. Nos despedimos entrada la noche.

 

Viernes 10 de junio

La jornada empezó temprano. Nos reunimos en el vestíbulo del hotel. Dimos la bienvenida a quienes llegaban desde Argentina: Piero De Vicari con su esposa Mónica Scaldaferro, Susana Vásquez y Patricia Dagatti; Jorge Quispe Correa, de Perú; Kori Carrasco, bolivina residente en Brasil; Gustavo Espada y Jorge Barriga, desde Sucre; Jose Luis Perez Coro, de Potosí, y los autores locales Sandra Concepción Velasco, María Claudia Ardaya y Marco Martorelli. Nos subimos al bus y partimos hacia el municipio de Porongo, a media hora de Santa Cruz. Cuando llegamos, admiramos un lugar conservado en el tiempo, con un mercado circundado por pilares de madera, construcciones de principios del siglo XX y señoras vendiendo frutas, verduras y platos tradicionales del lugar. Algunas de sus calles eran todavía de tierra, aunque al entrar al centro, observamos tiendas modernas y caminos empedrados.

Nos dirigimos al Centro Cultural Municipal, donde nos recibieron sus autoridades y nos llevaron a la unidad educativa Fray Santiago de Rivero, donde la directora nos informó que setenta niños participarían en el taller que debíamos impartir. Dimos la bienvenida a las y los alumnos de primaria que entraron ordenados en fila saludando con una sonrisa. Preguntamos si conocían la feria del libro. Con un grito estruendoso dijeron que sí, también afirmaron que les gustaban los cuentos y les propusimos escribir unos muy breves. Las y los escritores se organizaron en parejas para trabajar con grupos de 10 a 15 niños. Al finalizar la mañana, los pequeños presentaron microhistorias bellísimas inspiradas en la naturaleza, los animales, especialmente un par de perritos que acompañaron toda la actividad: Pitillo y Bella, protagonistas de la mayoría de los cuentos. Ellos mismos leyeron sus escritos, siendo ovacionados por sus pares, escritores invitados y profesores al finalizar.

 

 

Después de despedirnos y recibir el cariño de niñas y niños volvimos al Centro Cultural, donde pudimos conocer sus amplios y modernos ambientes que, a través de la exposición de vestimenta, fotografías y diferentes artesanías, nos contaron las historias del municipio y la cotidianeidad de la población que busca desarrollo sin olvidar sus tradiciones. De igual manera, sus espacios abiertos donde se encontraban símbolos del lugar como el carretón, los duendes, los hornos de barro, un enorme sapo y también árboles frutales. Nos contaban, por ejemplo, sobre el Achachairú que es la fruta emblema del municipio, todas las casas del municipio la tienen en sus jardines.

Luego, fuimos a conocer su hermosa iglesia, también detenida en el tiempo, construida al estilo de las misiones jesuíticas. El aroma a madera nos inundó al entrar y los bellos ornamentos tallados nos llamaron la atención. Tras un recorrido conjunto, nos fuimos a comer a uno de los lugares más tradicionales de Porongo, un restaurant familiar en el que nos esperaba una larga mesa con jarras de limonada y moko chinchi (durazno deshidratado) y la comida: chicharrón de cerdo y chicharrón de paiche (pescado local), ambos platos deliciosos. Por la tarde, nos reunimos para dar una vuelta a los pabellones de la feria del libro y por la noche tuvimos la primera jornada de lectura del Encuentro. Leyeron: Susana Daniela Vázquez, Gustavo Espada, Isabel Suárez, Kori Carrasco, Marco Antonio Martorelli, Silvia Rosza y Jorge Quispe Correa.

 

 

Sábado 11 de junio

Esta jornada también comenzó temprano, porque nos trasladamos hasta el jardín botánico La Rinconada, un espacio de ensueño si visitan la ciudad de Santa Cruz. Está ubicado a las afueras de esta urbe, a una media hora de viaje. Al ingresar, nos encontramos con un paisaje de cientos de plantas exóticas, rodeadas de lagunas con agua transparente, embellecidas con nenúfares como la Victoria amazónica (el mayor lirio acuático del mundo) y otras singulares. Completaban el panorama, esculturas de animales en diferentes materiales, pequeñas cascadas, pasajes naturales que llevaban a espacios con hamacas de colores. Para los más osados, los supercolumpios, donde varios escritores nos animamos a subir y perdimos el miedo a las alturas, también toboganes, puentes colgantes, giramacas. En este recorrido muchos volvimos a ser niños y disfrutamos jugando. Después de tantas experiencias almorzamos allí mismo, probando la gastronomía típica. Cansados, pero felices volvimos a la ciudad.

 

 

Antes de prepararnos para la segunda jornada de lecturas, fuimos a pasear por el centro histórico, donde se organizaron ferias de artesanías y recuerdos que se llevaron los invitados internacionales y nacionales.

Por la noche leímos Patricia Dagatti, Sandra Concepción Velasco, Jose Luis Perez, Gigia Talarico, Ramiro Jordán, Piero De Vicari, Jorge Barriga, María Claudia Ardaya y yo. Esta misma jornada fue el homenaje a Homero Carvalho Oliva, quien recibió de las manos de la Presidente de la Cámara del Libro de Santa Cruz, Ruth Hohenstein, una plaqueta de reconocimiento por su labor no solo como escritor de lo breve, sino como precursor de estos encuentros e impulsor del género en Bolivia y el mundo. Por nuestra parte, los participantes del encuentro le obsequiamos una escultura elaborada por Ramiro Jordan en forma de crucifijo y una taza con el dibujo del rostro de nuestro homenajeado, pintada por la hermana de María Claudia Ardaya. Además se realizó una lectura de cuatro textos de la Antología Homero en Micronesia, libro recopilado por Sisinia Anze en 2021, en homenaje a Carvalho. Para finalizar, Piero De Vicari preparó un documento donde los participantes escritores y oyentes declaraban a la ciudad de Santa Cruz “Capital Latinoamericana de la Microficción”. Todos los reunidos firmamos al pie del escrito. Después de las fotografías oficiales y no oficiales nos despedimos, con abrazos, música y mucho cariño.

Así concluyó el VI Encuentro Internacional de Microficción de la 23 Feria del Libro de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra. Al día siguiente nos despidió un clima algo frío, que nos hizo recuerdo a la ciudad que nos dirigíamos, Sucre, la Capital Constitucional de Bolivia.