Káos
Diciembre 03, 2024 / Por Antonio Bello Quiroz
La sabiduría suprema es tener sueños bastante grandes para no perderlos de vista mientras se persiguen.
William Fulkner
El pintor Francisco de Goya y Lucientes es un amalgamador. Conjunta lo trágico y lo grotesco, la luz y la oscuridad. Es, a un tiempo, pintor de la corte y también trasgresor de las formas pictóricas. En cada impresión, y en diversos momentos de su vida, nos deja ver con antelación lo que Sigmund Freud más tarde habría de enseñar, es decir, que una obra de arte es un enigma.
Francisco de Goya, nacido el 30 de marzo de 1746 en Fuendetodos, España, inaugura la modernidad en la pintura. Introduce en su obra el mundo interior, el oscuro mundo interior; sin duda, se trata de un autor original en tanto que origina y fundamenta una época. Hay que decir que Goya es, como Jano (ese dios romano bifronte), una doble face: es, por un lado, un pintor de la corte (aunque nunca gris y sumiso al poder), mientras que por el otro se nos muestra como un ser humano inconforme con la vida de carencias que la época impone, un revelador de lo oscuro de la condición humana.
Su vida no fue para nada fácil (como no es ninguna). Fue el hijo número seis de una madre depresiva que vivió en un matrimonio frustrado, y que sufrió la muerte de la mayoría de sus hijos. El pintor tuvo una vida marcada por la persecución por parte de la inquisición, aunque hay que destacar que se tratara de una persecución sui generis, en tanto que no es por ideas religiosas sino sexuales a partir de una obra, La maja desnuda.
La persecución, para Goya, en algún sentido, resulta productiva. Las vivencias de la batalla contra la inquisición quedaron plasmadas en la serie de grabados conocida como Caprichos. En 1793, en España, eran tiempos de imaginería, suspicacia, control y dominación eclesial, tiempo de brujas.
Precediendo al psicoanálisis, Francisco de Goya se interesa por el mundo de los sueños, esos que producen monstruos. La soledad, la oscuridad y el silencio serán plasmadas en cada una de las obras de un pintor que deviene interprete de una época. Goya retrata una dimensión subjetiva muy particular, esa herencia de la antigüedad y demonizada al final de la Edad Media: el miedo. El miedo que experimentamos, nosotros, hombres y mujeres del siglo XXI es, sin duda, heredero de ese miedo irracional de los tiempos de Goya.
Hay algo aún más de especial en la vida de Francisco de Goya: con el paso del tiempo, el pintor se irá volviendo sordo. El mundo de Goya cambia radicalmente en la medida en que va perdiendo la audición en ambos oídos. Se vuelve un pintor de lo interior, pinta el silencio, pinta la noche; intenta hacer ver lo que no puede escuchar. Nos hace ver-escuchar nuestro sórdido interior. Goya no es sordo de nacimiento, a los 46 años deviene sordo. Es todo un misterio su sordera, se dice que quizás se debió a una sífilis (una enfermedad que en su época era muy común), o quizá producto del contacto del plomo utilizado en el preparado de sus materiales para la pintura, en cualquier caso, se ve afectado por un mal que se conocía como saturnismo, una expresión de vida propia del romanticismo vinculada a la melancolía.
Diremos que Goya fue uno de los más avezados precursores de la modernidad por la vía del arte. Nos muestra en sus grabados la imagen del hombre trágico recién inaugurado. Desde el arte contribuye poderosamente con la desmitificación y desacralización de lo humano, aun cuando él mismo no se aleja nunca de la Corte, la aristocracia y la Iglesia. Su vida transcurrió en un momento social fecundo y convulso donde la ciencia empieza a derrumbar el poder de la Iglesia, la razón impone el pensamiento laico y con ello acota el poder eclesiástico. Las ideas de la Ilustración, la Revolución francesa y las Guerras Napoléonicas marcan su vida al dejarle ver atrocidades hasta entonces inverosímiles.
Si socialmente nunca comprometió sus privilegios, en la pintura es un tenaz crítico, denunciante, transgresor y revolucionario. La Ilustración privilegia la razón, sin embargo. Goya en, por ejemplo, El sueño de la razón produce monstruos nos viene a decir que lo que domina a lo humano es la sinrazón, la crueldad, incluso nos señala que la razón produce monstruos.
En este sentido, podemos ver que Goya se anticipa al psicoanálisis, este discurso que nos mostrará que lo que anima a lo humano es no la conciencia sino esa otra instancia llamada inconsciente. Freud, hasta 1919, había sostenido que lo que mueve a la vida humana es el principio del placer regulado por el principio de realidad, sin embargo, debe reconocer que hay una fuerza más primitiva, indomeñable, una potencia oscura llamada pulsión de muerte. Goya nos deja ver esa fuerza puesta en la crueldad, insisto, nos acerca a lo oscuro de la condición humana.
La revolución de Goya en el arte se ubica no en esas pinturas cargadas de oscuridad donde se adentra en lo más aciago y sinuoso de lo humano, sino en que, como señala el psicoanalista y amigo Helí Morales en Psicoanálisis con arte, Lenguaje, goce y topología, Goya introduce el deseo en la pintura con La maja desnuda.
Tal es la trascendencia de Francisco de Goya que en nada exageramos si decimos que con él nace el arte moderno, es decir, el arte que no puede ser sin que represente una postura política. Su obra marca un punto de quiebre en tanto que se encontraba ligado al poder (a la Iglesia y la Corte), pero esto no lo limita para ir más allá mediante el goce de la creación y la libertad.
La libertad que el arte le da se manifiesta, más allá de la Corte y la Iglesia, con la pintura llamada La maja desnuda, ni más ni menos, se introduce el desnudo a la pintura, la mujer es no solo objeto de veneración sino ahora también de deseo. La obra nos atrapa, la maja nos mira y hace que el cuadro cumpla con su función que es, según el psicoanalista francés Jacques Lacan, la de ser “un atrapa miradas”, la obra nos hace deponer la mirada.
Francisco de Goya se nos muestra como un hombre moderno en muchos sentidos, con una fuerte rememoración de la Edad Media y, a la vez, es un precursor de la modernidad. También se nos muestra dividido en su vida y su obra, por ejemplo, consigue darse la libertad de la creación en la sumisión a la corte y la Iglesia. Reconocido y perseguido, amado y odiado. Va desde la oscuridad más radical de la Serie negra, donde nos muestra lo más negro de las miserias humanas, esas que nos reflejan la melancolía que nos habita, y, más tarde nos muestra el brillo de lo erótico en el deseo puesto en la mirada de La maja desnuda.
Psicoanalista. Miembro fundador de la Escuela de la Letra Psicoanalítica. Miembro fundador de la Fundación Social del Psicoanálisis. Ha sido Director fundador de la Maestría en Psicoanálisis y Cultura de la Escuela Libre de Psicología. Ha sido Director de la Revista *Erinias*. Es autor de los libros *Ficciones sobre la muerte*; *Pasionario: ensayos sobre el crimen* y *Resonancias del deseo*. Es docente invitado de diversas universidades del país y atiende clínica en práctica privada en Puebla.
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