Káos

Heterotopías con muerte, de Helí Morales

Heterotopías con muerte, de Helí Morales

Agosto 31, 2023 / Por Antonio Bello Quiroz

El cadáver es carroza de un ser.

Helí Morales

 

El mundo está hecho de espacios. Con este contundente verso inicia su más reciente libro, Heterotopías con muerte, el psicoanalista Helí Morales. El espacio que habita el ser hablante es el cuerpo, lugar de la topía de la existencia. Los cuerpos y su topos, su lugar, son lo contrario a las utopías, que justo no tienen lugar. Helí Morales inicia su texto con una precisa y preciosa ubicación conceptual del cuerpo y su relación con el gran mito del alma, a decir de Foucault. “El alma borra cuerpo” señala Helí, y continúa, con esa prosa poética que caracteriza su escritura: “Alma luminosa, maravillosa, brillante, inmaterial; hermosa. Cuerpo pesado, sucio, oloroso, degradable; desagradable. La utopía del alma es la luz. La verdad del cuerpo es la oscuridad”. 

El cuerpo que Helí nos dibuja es un cuerpo leído desde el psicoanálisis, cuerpo habitado por el lenguaje, constituido en el campo del Otro. Se trata de un cuerpo dislocado, vestido de significantes que lo estilizan y lo hacen discurso; cuerpo envuelto en el mundo que lo ubica y desubica al mismo tiempo. En él, en el cuerpo que aquí nos dibuja Helí Morales, la utopía de completud está dislocada. Su unidad es imaginaria y le viene del otro. Hay, sin embargo, dice Helí, otra experiencia que hace de espejo: se trata del cadáver, ese desecho de lo real que es el espacio donde la vida se ve en la muerte, en la muerte del otro, garante de la unidad del cuerpo. La triada que habita el topos del cuerpo, como se puede leer desde los tres registros de Lacan, se cierra con el erotismo. Así, el cuerpo está en el espejo del otro, en el cadáver y en el erotismo. 

Helí Morales, con su escritura, hace un lienzo de dolor y color, con claridad y contundencia, y también con generosa paciencia, nos dibuja lo que le inquieta de la condición humana, sus Heterotopías con muerte

El mundo está hecho de espacios, insiste Helí, pero hay espacios oficiales y también espacios marginales; algunos lugares establecidos por la ley y otros clandestinos, oscuros. Legales e ilegales. Hay topos y hay heterotopías. El mundo está hecho de espacios y esos espacios están habitados de cuerpos. Seres con cuerpo, dice Helí: “Cuerpos como unidades imaginarias. Como materialidades eróticas. Como enjambres simbólicos. Pero también como cadáveres, como rasgaduras de lo real”.

A Helí le interesan esos espacios donde pernocta la noche, aquellos lugares o creaciones que han surgido en las ciudades como cuevas urbanas donde la vida busca de amante a la muerte. Heterotopías con muerte, de eso hablará a lo largo del libro que este próximo viernes presentamos. A partir de dibujarnos su objeto de estudio, el texto de Helí toma de súbito una potencia que ya no abandonará; ocurre así desde el primer capítulo de los 30 que componen la obra. Muerte, dolor, sexualidad y angustia se entretejen, y basta que Helí nos plantee la existencia oscura de esos espacios de heterotopía con muerte para que sintamos en carne propia las desgarraduras del ser que nos habitan como seres hablantes y mortales que somos. 

Sólo de entrada, y ya con el corazón estrujado por la lectura, Helí nos confronta con esos espacios oscuros, esas heterotopías, donde se desaparece a los y las ciudadanos, los desaparecen, les quitan la vida y también un lugar donde llorarlos. Sin embargo, el libro de Helí Morales es un texto cuya lectura desgarra, duele, pero no derrota. Frente a esos territorios negros, dice Helí, hay muchas acciones que emprender, muchos movimientos que generar y, además, generosamente, mi amigo nos señala el camino: “El arte ha sido una de las respuestas. El arte como un modo de contestación a lo que sucede en estos lugares heterotópicos. Diferentes. Sombríos. Existentes. El arte que intenta transformar la destrucción en discurso transmisible. En movimiento rebelde. En acciones de denuncia y vuelo”. 

Nuestro autor toma al cuerpo como el espacio que se convierte en el escenario y el productor de arte en movimiento, y es a partir de ahí que hace entrar al psicoanálisis. Fundamentalmente porque el psicoanálisis introduce un concepto que será crucial para pensar los espacios heterotópicos con muerte que Helí aborda. Se trata de la pulsión de muerte, concepto que no sólo anuncia destrucción sino que también convoca a nuevas oportunidades de creación. Aunque esa creación, sin duda, no es sin angustia. La angustia implica al cuerpo, a la sexualidad y a la muerte, por tanto, la angustia también es el tema de este libro como lo precisa Helí. Se trata aquí de la angustia y del objeto que es su correlato, el objeto a. Así, desde los aportes que la pulsión de muerte y el objeto a nos permiten pensar, Helí Morales establece aquí una inédita relación entre el arte y el psicoanálisis con muerte. Y ese justamente el otro título del libro, el que se encuentra en la contraportada: Psicoanálisis y arte, que al jugar con la tipografía, le da el lugar que merece en nuestra teoría y práctica el objeto a.

Helí, con el libro que venturosamente hoy nos convoca, hace valer en acto aquello que Lacan sentenciaba: “Mejor pues que renuncie quien no puede unir a su horizonte la subjetividad de la época”. En heterotopías con muerte Helí Morales nos adentra a la subjetividad de la época a partir de experiencias donde el cuerpo deviene espacio del erotismo en los rincones de goce, sitios marginales que florecen a la sombra de lo reconocido por el Estado y las sociedades. Espacios donde se juega la sexualidad en la palpitación de lo clandestino. Espacios donde la sexualidad juguetea con la muerte. Helí pasa revista a las prácticas donde se convoca a la muerte con la sexualidad, ahí donde se juega a la ruleta rusa, ahí donde, por ejemplo, se acude a una reunión sexual sabiendo que alguno de los asistentes, sin saber quién, es portador de VIH y es de quien se espera obtener el regalo. Se trata de un goce tensado por el azar. Otra práctica señalada por Helí es aquella donde se caza al bicho, es decir, se acude a la cita grupal sabiendo que hay portadores de VIH positivo y se les busca para que contagie. En fin, la sexualidad aquí no se juega en el placer sino que se encarna en el goce, dejan ver las dimensiones sexuales y mortíferas de la pulsión.

El libro va por los derroteros de lo erótico, de las imágenes y de lo mortífero, tensados por al arte, la angustia y la sublimación. Pero además nos adentra a la obra gráfica y al performance. Nos muestra la obra de creadores de arte modernos, como Otto Dix, un artista alemán de una crudeza radical, quien es descrito por Helí como un cronista despiadado que hace obras donde se convocan la sexualidad y la muerte en un nudo macabro que no se ahorra sangre y cuerpos de mujeres descuartizadas, como se puede ver en sus obras El asesino serial y Asesinato sexual. Su arte conmociona, impacta, desgarra, enmudece con su crueldad, sí, pero también es denuncia, por ello es insoportable, conmociona porque nos muestra lo insoportable de la humanidad misma. El creador de arte, como Helí lo hace aquí, con su libro, no realiza su obra para producir placer en el espectador. Nos muestra Dix la crudeza de la sexualidad, pero también la crudeza de la guerra; Dix nos muestra, como señala Helí que también ocurre con Goya, la metamorfosis de hombres a bestias. 

El libro de Helí Morales está escrito con maestría teórica, sí, pero también con coraje, con dolor, su lectura desgarra, angustia, hace sentir la muerte, la muerte al lado de la vida, la muerte puesta en cada acto de vida.

Lugar esencial en la obra es el abordaje del arte realizado por mujeres. Se detiene en particular en la obra de Frida Khalo, el autor nos regala una mirada luminosa de la obra y la vida de la pintora, nos narra una historia de amor desgarrado. Frida pinta y Helí analiza su dolor y su color. Con una obra de la pintora mexicana, Mi nacimiento, realizada en 1932, Helí Morales ilustra la portada de su libro Heterotopías con muerte que aquí sólo podemos bosquejar, incitar a su lectura e invitar a la presentación que se efectuará el viernes 1 de septiembre en el Auditorio de la Universidad Angelópolis, sita en 3 Oriente 1613, Col. Azcárate, en Puebla, Pue., a las 19 horas. Nos acompañará el autor y los comentarios estarán a cargo de los psicoanalistas Laura Montero de Espinosa, Alejandro Carrillo y quien esto escribe, con la moderación de Irvinn Cano.

Antonio Bello Quiroz

Psicoanalista. Miembro fundador de la Escuela de la Letra Psicoanalítica. Miembro fundador de la Fundación Social del Psicoanálisis. Ha sido Director fundador de la Maestría en Psicoanálisis y Cultura de la Escuela Libre de Psicología. Ha sido Director de la Revista *Erinias*. Es autor de los libros *Ficciones sobre la muerte*; *Pasionario: ensayos sobre el crimen* y *Resonancias del deseo*. Es docente invitado de diversas universidades del país y atiende clínica en práctica privada en Puebla.

Antonio Bello Quiroz
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