Káos

Konstantinos P. Kavafis: recuerda cuerpo

Konstantinos P. Kavafis: recuerda cuerpo

Septiembre 05, 2023 / Por Antonio Bello Quiroz

Recuerda los ojos que te vieron,

las voces que temblaron por ti.

Recuerda cuerpo

Kavafis

 

También de recuerdos está hecha la vida. Esencialmente de recuerdos está hecha la vida. Durante el fin de semana, en el arreglo de la biblioteca personal, me encontré con algunos viejos libros siempre actuales, regalos de quien fuera un gran maestro de la vida, el antropólogo Javier Mena, hombre de una enorme cultura y muy generoso en compartirla durante largas noches de tertulia. Mi juventud no pudo estar mejor aderezada que con su sabiduría. Entre muchos autores, Javier me puso en contacto con la obra del poeta griego, alejandrino, Konstantinos Petrou Kavafis. Vaya este texto en memoria de mi muy querido maestro Javier Mena.

Como leídos con el sol de la tarde, los versos de Konstantinos P. Kavafis apenas nos permiten vislumbrar la inimaginable belleza de un cuerpo que parece estar eternamente a punto de realizar una proeza. En sus líneas, el cuerpo se trasciende y transforma en deseo, la carne se envuelve en el inagotable deseo de cada noche: “Recuerda cuerpo, cuanto te amaron/ no sólo los lechos que tuviste, sino también los deseos que brillaron abiertamente/ en los ojos que te vieron,/ las voces temblorosas que algún obstáculo frustró./ Recuerda los ojos que te vieron,/ las voces que temblaron por ti./ Recuerda cuerpo”.

Un aspecto curioso de la vida del poeta griego es que nace y muere el mismo día: 29 de abril. El poeta nunca ocultó su elección homosexual, no sin culpa y no sin lamentar que la vejez se apodere de los otrora bellos cuerpos. Así lo deja ver en su poema “Jura”: “Jura con frecuencia empezar una vida nueva;/ pero, cuando llega la noche, con sus consejos,/ tentaciones y promesas.../Cuando viene la noche, con sus instintos,/ deseando, buscando.../accede sonriente a su acostumbrado placer”.

De recuerdos, de obstáculos, de inagotables frustraciones está compuesta la historia de Kavafis. La familia de línea materna era originaria de la comunidad turca de Constantinopla, habitaba en un barrio llamado el Fanar que vivía de la grandeza helena que ya los siglos habían devorado. El negocio del padre lleva a la familia a salir de la otrora magnífica ciudad turca. La ciudad donde recala la familia de Konstantinos, Alejandría, en Egipto, es la misma donde enseñaron los pitagóricos, igual que Plotino. El mismo lugar donde Euclides escribió sus tratados de geometría.

La decadencia del padre de Kavafis es un fiel reflejo de la caída de la ciudad. Su padre, un comerciante de telas muy bien acomodado, muere de manera temprana. El negocio familiar se pierde y el poeta tendrá que pasar, de una vida de burguesía, a realizar diversos trabajos burocráticos. Es su vida una metáfora de la grandeza y la decadencia de Alejandría. Esa ciudad en decadencia y sus personajes, sin embargo, son profundamente amados por el poeta alejandrino. En su poesía establece un diálogo con sus antiguos dioses, se vincula con ellos de forma íntima, casi melancólica, escéptica e incluso cínica. Rehace una memoria de lo no visto en sus líneas, con contemplativo dolor pero no con queja.

El poeta habita una ciudad de una grandeza ya inexistente, en su actualidad no encuentra, como ocurre con los aquejados de melancolía, nada que sostenga su existencia. Su búsqueda es nostalgia.

Con ese mismo escepticismo de la eterna espera, el poeta evoca la llegada de los Bárbaros, que acaso pudieran salvar al pueblo de Alejandría: “…Por qué cayó la noche y los Bárbaros no llegaron / y gente que viene de la frontera/ asegura que ya no existen los Bárbaros/ y ahora,/ ¿qué sucederá sin los Bárbaros?/ Estos hombres al menos ofrecían una solución”. Esta espera deja al pueblo, y a nuestro poeta como su representante, en la espera interminable.

Kavafis, siendo un griego moderno, políglota, era un ardoroso amante del arte, sobre todo de la escultura. La poesía le permite hacerse escultor de una manera muy especial, esculpe con palabras, cual si fueran mármol, talla un cuerpo y lo muestra con efusividad: “Vean con atención esta Rea: venerable, arcaica./ vean a Pompeyo, a Mario/ Emilio Pablo,/ Escipión el Africano./ Es tan real la semejanza que pueden ser ellos mismos./ […] Pero hay una obra que prefiero,/ a la cual más atención he dedicado;/ en un cálido día de verano,/ cuando mi mente se acercó al ideal soñé/ vi en mis sueños a este joven…Hermes”.

El erotismo es la columna de su poesía, siempre en lucha con su moral cristiana, siempre en batalla con sus proscritos amores. Hace cada noche alabanza de su prohibido placer y luego “Jura con frecuencia empezar una vida nueva;/ pero cuando llega la noche, con sus consejos,/ tentaciones y promesas…/ cuando viene la noche con sus instintos,/ deseando, buscando/ accede sonriente a su acostumbrado placer.”

Kavafis habla y vive en su poesía desde sus visiones eróticas, las cuales recomienda que, por ser escasas, hay que cuidar. Vive con la belleza con la que se llenaron sus ojos de tanto verla. Con su recuerdo constantemente recorre los bellos cuerpos de los efebos, esbeltos y de belleza acabada, que le amaron y por haberle amado son ya inexistentes, son los que ya no son. Le escribe a los amores a los que no se puede acceder sino, como enseña Parménides, por la sensación.

Quisiera cerrar esta colaboración con un enorme poema de Kavafis que es casi una orientación de vida, lo titula “En lo posible”: “Y si no puedes disponer tu vida como quieres/ esto procura al menos conseguir/ en lo posible: no vayas a ensuciarla/ al frecuente contacto con el mundo,/con charlas y negocios por doquiera./ No vayas a ensuciarla trasladándola,/rondando sin cesar y exponiéndola/ a la vulgar locura cotidiana/ de tanta relación y compañía/ hasta que se convierta en una extraña intrusa”.

Antonio Bello Quiroz

Psicoanalista. Miembro fundador de la Escuela de la Letra Psicoanalítica. Miembro fundador de la Fundación Social del Psicoanálisis. Ha sido Director fundador de la Maestría en Psicoanálisis y Cultura de la Escuela Libre de Psicología. Ha sido Director de la Revista *Erinias*. Es autor de los libros *Ficciones sobre la muerte*; *Pasionario: ensayos sobre el crimen* y *Resonancias del deseo*. Es docente invitado de diversas universidades del país y atiende clínica en práctica privada en Puebla.

Antonio Bello Quiroz
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