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Un par de anécdotas sobre matemáticas con Claudi Alsina

Un par de anécdotas sobre matemáticas con Claudi Alsina

Diciembre 30, 2020 / Por Alejandro Hernández Daniel

En estas semanas, como cada fin de año, nunca faltan las visitas de parientes y amigos que se toman la molestia —o más bien el temerario atrevimiento— de caer de sorpresa en nuestros hogares y preguntarnos cómo nos ha ido en estos tiempos difíciles, a pesar de la actual contingencia sanitaria que prevalece en el estado a causa del Coronavirus SARS-CoV-2.

Me tocó recibir a un tío dedicado a la docencia de la asignatura de matemáticas, uno de aquellos profes de la vieja escuela que, cada vez que tiene la oportunidad, nunca omite hacer comentarios sobre el mal rendimiento que tienen sus alumnos de bachiller. Desde su particular punto de vista, menciona que cuando se inició en la enseñanza han sido pocos los estudiantes dignos de mención y de su atención que lograron destacarse en la adquisición de habilidades para la resolución de ejercicios y problemas matemáticos, considerando que el resto no se esfuerza lo suficiente, tildándolos de “flojos”. Además, suele aderezar estos comentarios despectivos afirmando que para él las matemáticas son lo más importante que existe y, si un alumno suyo no logra comprender el contenido de su clase, está sentenciado al fracaso de por vida.

Lo anterior contrasta de manera notable cuando se trataba de alabar lo bien que se desempeña su hijo —uno de mis primos— en matemáticas, de quien tanto se enorgullece, olvidando por completo —cuando da rienda suelta a su verborrea—, el rosario de cursos y talleres a los que lo ha expuesto desde pequeño, además de financiarle un sinnúmero de materiales para construcción de modelos mecatrónicos, como si se tratasen de juguetes, que fácilmente superan un par de decenas de miles de pesos —en algo debe ayudar que tu papá sea profesor de matemáticas y que invierta dinero en ti de esa manera para que aprendas con relativa ventaja.

No dudo que las matemáticas sean importantes. Como alguien formado en una carrera científica, reconozco que son una herramienta indispensable. Pero por otro lado, me hizo reflexionar sobre mi propio historial como estudiante y sobre los varios profesores que tuve y que nunca consiguieron despertar el interés de sus alumnos (que fueron la mayoría), ya fuera por el constante problema de la cantidad de estudiantes con quienes tenían que lidiar o porque no a todos nos importaba demasiado estar con la vista fija en el pizarrón durante una hora diaria a la semana, a lo largo de nuestra propia travesía desde la educación básica hasta la superior (en el caso de quienes tuvimos el privilegio de recibir esas enseñanzas).
Como alumno, nunca me pareció atractivo el clima de constante competencia y pedantería entre los colegas que se ufanaban y obsesionaban con obtener la mejor nota cada ciclo escolar o semestre. En su lugar, siempre tuve la curiosidad por saber a quién pertenecían los apellidos o nombres de los teoremas y fórmulas que nos imponían aprender en el aula, para intentar comprender por qué esos conocimientos eran relevantes, más que intentar reproducir automáticamente y sin reflexión cada ejercicio. Gustaba de imaginar cómo es que conceptos originados en lugares como Grecia, Egipto y el Medio Oriente llegaron a nuestro país para meterse en los planes de estudio o las currículas de las escuelas y ser enseñados. por lo que cuando noté la peculiar portada de un libro en cuyo título aparecía la frase “Historia de las matemáticas” e ilustrada además con una atractiva caricatura de tres reconocidos personajes relacionados con esta ciencia jugando naipes, no dudé en llevármelo a casa.

El libro en cuestión se trata de El Club de la Hipotenusa. Un paseo por la historia de las matemáticas a través de sus anécdotas más divertidas, escrito por el barcelonés Claudi Alsina, catedrático de la Universidad Politécnica de Catalunya, e ilustrado por el caricaturista inglés, radicado en Barcelona, Anthony Garner, cuyas colaboraciones han sido publicadas en revistas como la británica de humor y sátira Punch. Como este tipo de publicaciones no es común, decidí contactar al profesor Alsina para preguntarle personalmente sobre el origen de este libro. Amablemente contestó de vuelta, explicando que: “El director de la editorial Ariel, llamado Mauricio Bach, me propuso escribir un libro de anécdotas, además de que fue él quien me contactó con Anthony Garner para las ilustraciones”, situación que le pareció por demás interesante, pues el profesor Alsina cree en la bondad de las caricaturas cuando se utilizan en la labor de divulgación.
Comparte, además, de que en su experiencia el aprendizaje depende mucho de los ejemplos utilizados para poder relacionarlos con lo cotidiano, para interesar a los alumnos, por medio de imágenes o animaciones, y alentarlos a saber cómo se hacen las cosas, en lugar de quedarse en una enseñanza rutinaria y aburrida, con la que él mismo se ha topado al intentar convencer a otros colegas, quienes se resisten a hacer uso de otras formas de enseñar y mantienen la inercia de legar cosas a los alumnos sin comprenderlas. El profesor Alsina encontró en la historia de las matemáticas una valiosa aliada en este sentido para combatir esa estrechez de miras.

Dos anécdotas curiosas que llamaron mi atención en El Club de la Hipotenusa fueron, en primer lugar, cuando se menciona (el libro así lo presenta) que Plutarco, al describir a Arquímedes, lo pintaba como una persona obsesiva por la geometría, que se olvidaba incluso de comer, beber y bañarse, por lo que se le tenía que llevar por la fuerza (dejo en ustedes el sugerente término “¡Eureka!” asociado a este personaje). La segunda es cuando se menciona en el libro (publicado por primera vez en 2008) que no existía registro fotográfico del encuentro en cual pudieron haberse conocido el actor Charles Spencer Chaplin y el físico Albert Einstein, lo cual tal vez sea desmentido hoy en día con algunas imágenes en los que ambos fueron capturados juntos el 2 de febrero de 1931, en el estreno de la película Luces de la Ciudad, dato que pude encontrar en la web y que comuniqué al propio profesor Alsina para que lo pudiera considerar para una próxima edición.

No cabe duda de que hay otras maneras de acercarse y llamar la atención hacia las matemáticas sin tener que volverlas una tortura mental, pues al fin y al cabo quien se ocupa del estudio de esta disciplina (los matemáticos) son personas que se interesan por lo generado en su gremio, que tuvo su origen en un momento y lugar determinados. Los matemáticos, al igual que otros profesionales, necesitan de otros colegas para comunicar sus resultados y polemizar al respecto, tal como sabemos que lo hicieron por ejemplo Gottfried Wilhelm Leibniz y el notable cumpleañero de este mes Isaac Newton (probablemente nacido el 25 de Diciembre de 1642) por la primicia del cálculo infinitesimal.

Como parte de estas últimas líneas del año quisiera compartir con ustedes que, como un entusiasta de las caricaturas, dibujos y fotos, comencé mis colaboraciones en este espacio escribiendo sobre ellas y cerraré con la misma temática apuntando especialmente que el humor y la sátira también son valiosos para acercarnos a la ciencia, la tecnología y la sociedad de nuestro tiempo. Agradezco la oportunidad de llegar por este medio al equipo de E-Consulta. Nos veremos en enero si la situación lo permite y deseo para ustedes un mejor inicio para este próximo 2021.

Alejandro Hernández Daniel

Alejandro Hernández Daniel
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