Los riesgos de utilizar plantas medicinales en el tratamiento de enfermedades

En México, la medicina tradicional tiene un gran arraigo, pues es un patrimonio cultural transmitido de generación en generación. El uso que se les da a las plantas medicinales en todo el país es muy amplio a través de remedios caseros.

La mayoría de nosotros hemos escuchado que el té de manzanilla ayuda a aliviar problemas digestivos, que el de epazote expulsa parásitos, que el de anís es bueno para reducir los gases intestinales, la inflamación y el dolor abdominal, que el de árnica alivia el dolor de lesiones musculares, etc. Pero, ¿por ser de origen natural, las plantas medicinales, así como sus frutos, semillas y raíces no ofrecen ningún riesgo a las personas que las consumen?

Lamentablemente, los remedios “de origen natural”, como es el caso de las infusiones que se preparan con hierbas medicinales, no tienen siempre la misma efectividad en todas las personas y en algunas ocasiones pueden generar efectos adversos, pues los productos herbolarios contienen compuestos químicos que generan en el organismo diversas reacciones biológicas, dependiendo del tipo de planta medicinal, por lo que es posible experimentar efectos secundarios que pueden poner en riesgo la salud de quienes los consumen.

Una gran cantidad de plantas medicinales se pueden adquirir en mercados y tiendas naturistas. En el caso de presentaciones más elaboradas —como por ejemplo, envases con cápsulas o comprimidos— es común encontrarlos en farmacias. No obstante, al ser productos que en su mayoría no están regulados por autoridades sanitarias, las personas los compran por recomendación de otras o por la misma tradición que se ha adquirido de una generación a otra, sin prescripción ni vigilancia médica, sin un fundamento científico y sin cuidado en la cantidad que se emplea al preparar infusiones ni en las dosis que se administra en el caso de cápsulas o comprimidos, pues existe un pensamiento muy generalizado de que “lo que es de origen natural no puede hacer daño”.

 

¿Qué es una planta medicinal?

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, una planta medicinal es “todo vegetal que contiene en uno o más de sus órganos sustancias que pueden ser usadas con fines terapéuticos, o que son precursores en la síntesis químico-farmacéutica” (OMS, 1999). En nuestro país existen alrededor de 4,500 especies de plantas medicinales, a las cuales es necesario estudiar para conocer sus efectos benéficos y cuidar su conservación, ya que sólo 250 son válidas farmacológica y clínicamente.

 

¿De qué manera es estudiada una planta medicinal para conocer sus efectos?

En el caso de la gran diversidad de plantas medicinales que se emplean en nuestro país, son pocos los estudios que se han realizado para conocer a fondo sus beneficios y las posibles contraindicaciones que pudieran tener. Estos estudios se realizan con la participación de especialistas en medicina, biología, botánica, química y antropología de diferentes universidades y grupos de investigación, lo cual se conoce como etnofarmacología.

En los estudios etnofarmacológicos primero se llega a una comunidad donde se emplean plantas medicinales de la localidad. Se hacen entrevistas a los habitantes para preguntarles qué tipo de plantas conocen y para qué las utilizan. Después se comparan resultados de los cuestionarios y se elige estudiar una planta con menos respuestas distintas, misma que es utilizada para aliviar una determinada enfermedad. Posteriormente se hace una recolección de la planta, incluyendo su raíz, cuerpo, fruto y semilla, para ser analizada químicamente. Se extraen los compuestos químicos, se hacen pruebas en animales y en células, sobre todo para observar que no se produzcan efectos nocivos, como es el caso de mutaciones, cáncer o daños por alguna toxicidad que pudieran contener los extractos naturales. Cuando se observa que hay resultados positivos y no hay efectos adversos, se inicia una fase clínica, primero con personas sanas para verificar que no haya ninguna alteración o daño y luego con personas que tienen un padecimiento que puede ser aliviado con los extractos de las plantas medicinales. Este proceso puede tardar más de diez años antes de que la planta sea ser aprobada como un medicamento para el tratamiento de una enfermedad en particular, cumpliendo normas que establecen las autoridades de salud.

Existen muchos medicamentos que tienen su origen en plantas medicinales, como es el caso de la aspirina (ácido acetilsalicílico), que proviene del principio activo que se obtiene de la corteza del sauce; o la morfina, que se extrae de la planta adormidera (opio), entre otros, aunque la mayoría de los medicamentos utilizados hoy en día se obtienen a partir de elaboraciones químicas para conseguir sustancias con los mismos principios activos que originalmente se obtenían de manera natural, lo cual se conoce como síntesis química.

Todo producto farmacológico, natural o sintético, debe pasar por un largo proceso de investigación clínica y de supervisión de calidad en su elaboración para garantizar la efectividad y seguridad en su uso.

 

Efectos negativos y contraindicaciones de las plantas medicinales

El uso indiscriminado de plantas medicinales puede tener efectos adversos debido a la sobredosis, a la selección equivocada de la planta y sus variantes, y a la combinación con otros medicamentos.

Por ejemplo: el anís de estrella ayuda a aliviar problemas digestivos, pero contiene neurotoxinas que pueden ocasionar convulsiones en niños pequeños, sobre todo lactantes, y puede afectar gravemente el sistema nervioso central e incluso ocasionar la muerte.

El ajo tiene propiedades antimicrobianas y ayuda a reducir la grasa corporal, así como la presión arterial elevada; no obstante, tiene propiedades anti plaquetarias, por lo que al consumirse en exceso puede ocasionar trastornos en el sistema circulatorio y dar origen a sangrados postoperatorios.

El ginkgo biloba es una planta de origen oriental que durante mucho tiempo se ha recomendado para contrarrestar la enfermedad de Alzheimer; sin embargo, su consumo se ha asociado a hemorragias espontáneas, ya que, a semejanza del ajo, tiene propiedades anti plaquetarias, por lo que en dosis elevadas puede causar graves daños a la salud.

 

Conclusiones

Aún no están comprobados los efectos tanto positivos como negativos de la mayoría de plantas medicinales que se usan como parte de la “medicina popular”. Además, en muchos casos no se cuida la calidad en su producción, cosecha y tratamiento, por lo que se ha encontrado contaminación por pesticidas, fertilizantes, toxinas y metales pesados, lo que puede traer efectos nocivos para la salud, independientemente de las reacciones que pueda producir la planta medicinal.

Es importante conocer los efectos benéficos y adversos que pueden tener las plantas medicinales para tener cuidado en su consumo y, de preferencia, utilizarlas bajo vigilancia médica.

 

Referencias

https://www.scielo.sa.cr/pdf/enfermeria/n33/1409-4568-enfermeria-33-00061.pdf

http://ciencia.unam.mx/leer/433/Medicina_tradicional_potencial_y_riesgos

http://www.scielo.org.bo/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1024-06752007000200004

https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3847409/

http://www.itto.int/files/itto_project_db_input/3000/Technical/Manual%20plantas%20medicinales.pdf

http://cybertesis.uach.cl/tesis/uach/2007/fce.77s/doc/monografias/Ginkgo_biloba.pdf

http://ciencia.unam.mx/leer/433/Medicina_tradicional_potencial_y_riesgos

http://ntrzacatecas.com/2012/09/27/evaluadas-farmacologicamente-solo-250-plantas-medicinales-en-mexico/

OMS (1999). Monographs on selected medicinal plants. World Health Organization (WHO), Volumen 1, 289 pp.