Gorilas en Trova

Arenas perdidas del desierto

Arenas perdidas del desierto

Mayo 24, 2022 / Por Maritza Flores Hernández

Las arenas del Sahara se mueven, baten el mundo dejando su huella. Tolvaneras y vientos modifican la atmósfera. Algo queda. Por cierto, ¿cuál de las arenas del mundo es su favorita?

El poeta Pedro Salinas, en su poema “Anoche se me ha perdido”, enuncia:

 

En la arena de la playa

un recuerdo

dorado, viejo y menudo

como un granito de arena.

¡Paciencia! La noche es corta.

Iré a buscarlo mañana…

Pero tengo miedo de esos

remolinos nocherniegos

que se llevan en su grupa

¡dios sabe adónde! la arena

menudita de la playa.

 

Pedro Salinas Serrano, mejor conocido como Pedro Salinas —nacido en Madrid, España, el 27 de noviembre de 1891, fallecido el 4 de diciembre de 1951—, perteneció a la denominada Generación del 27.

En “Anoche se me ha perdido” —de su poemario “Presagios”, de 1923— comparte la belleza y fragilidad de un breve grano de arena perteneciente a la playa, mas ese grano contiene algo especial y único.

Contiene un recuerdo dorado; es decir, uno de valor excepcional, que implica no el oro ni la plata, sino la brillante impronta dejada por una experiencia antigua, fiel a la memoria, que llena al poeta de confianza y belleza.

Ese recuerdo lo ha ganado en los avatares de su propia historia, grande e infinita como la arena de la playa.

Sin embargo, el propio individuo sabe que dejarse tentar por los “remolinos nocherniegos” —esto es, por las noches locas, por las cosas materiales— lo precipitarán a la oscuridad del espíritu, al vacío, donde la belleza y la verdadera vida se pierden para siempre.

Así, apuesta por la esperanza de que la noche nunca es más larga que el día, por lo que podrá recuperar siempre en su memoria esa experiencia que lo hace humano.

La sencillez de su poema no es obstáculo para comprender que bajo la apariencia de las cosas hay una profunda espiritualidad, emanada del conocimiento interno y externo del mundo.

Posiblemente, por esa razón, viaja sin aspavientos de la noche al día, de la representación de lo grandioso —la vida— a lo minúsculo —una arenisca—, tejiendo en un círculo el significado de la existencia.

Como las arenas del desierto del Sahara que, atravesando el Atlántico, arriban hasta México, dejando su polvo que, según la Agencia Europea Copernicus, disminuye la radiación solar, entonces se comprende el beneficio que aporta.

Por su parte, Salvador Rueda, en “Coplas 46”, comparte:

 

Pone mi pecho vibrando

como un granillo de arena

hace temblar todo un lago.

 

El poeta asombra al afirmar cómo un grano de arena hace temblar a todo un lago. ¿Cuál es el verdadero peso de uno de estos granos? ¿De qué método se vale para que, al tocar la superficie del agua, cree ondas serenas o no que retumban a lo ancho y largo, y en sus profundidades?

En este caso, el grano corresponde a la playa de un lago y no de un mar. No obstante, tiene el poder de condensar materialmente la fuerza para mover a otro elemento, al agua. Que además, por su volumen, es más pesada que la singular arenisca.

Así como el lago es grande, voluminoso y profundo, el pecho del hombre es tan sensible como ese cuerpo de agua. Por lo que resulta natural, ser conmovidos por un afecto, un ente casi microscópico que demuestra que por dentro y por fuera los tres son igualmente significativos.

Salvador Rueda, de nombre completo, Salvador Rueda Santos, precursor del Modernismo, —nacido en Málaga, España, en 1857 y fallecido en la misma provincia en 1933— logra crear la tensión entre estos versos para hacer imaginar al lector el prodigio y la pequeñez simultánea de la vida.

No es fácil elegir entre tantas playas hermosas.

Tal vez, baste con mirar el arenero donde juegan los niños; o aquel por donde pasan las hormigas haciendo camino.

Como siempre, querido lector, Usted tiene la última palabra.

Maritza Flores Hernández

Cuentista, ensayista y también abogada. Egresada de Casa Lamm, donde hizo la Maestría en Literatura y Creación Literaria. Considera el arte, la ciencia y la cultura como un todo. Publica dos columnas literarias cada semana, en distintos diarios. Su obra ha formado parte de la antología de cuentos “Cuarentena 2020”.

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