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La noche oscura

La noche oscura

Julio 15, 2022 / Por Maritza Flores Hernández

Cada verano trae sus propias quimeras, tempestades y amaneceres sin importar cómo se confabulen las primeras y se superen las segundas. Siempre quedan los soles dorados horadando la negrura de la noche, abriéndose paso hacia la eternidad. Por cierto, ¿Usted ha tenido alguna noche oscura?

Con toda certeza, “noche oscura” tendrá un significado distinto para cada persona. En cualquier caso, por lo general implica temor, incertidumbre y valentía.

La poesía mística es un instrumento alentador para hacer frente a las adversidades. Resulta extraordinaria por la cantidad de elementos inasibles presentados dentro de imágenes tan fáciles de comprender como desconcertantes. Esta aparente ambivalencia, por un lado, lleva suavemente al intelecto hacia las preguntas y respuestas que van más allá de las ciencias; y por otro, alumbran al corazón humano sin importar cuáles sean sus creencias.

Se dice que, en vida, la unión con Dios es posible sólo para los elegidos. Se trata de una gracia alcanzada por el alma perfeccionada a través de la oración, la negación de los placeres mundanos o a la meditación activa para someter el ego; o de las tres juntas.

Para muchos, esta vivencia es dable únicamente a los santos o iluminados. No obstante, los humanos comunes son capaces de comprender el acontecimiento de la revelación, especialmente cuando el inspirado comparte su experiencia mediante la palabra.

Mas se debe estar muy atento, porque la expresión estará envuelta en simbolismos, pues no hay otra forma de externar lo divino ni de percibir el misterio.

Desde luego, es en el poema “Noche oscura”, de san Juan de la Cruz, donde encontramos al prototipo de la poesía mística, inefable e invisible, que desvela la unicidad del mundo y del hombre, así como su universalidad, sin hacer a un lado la materialidad que lo desborda.

El poema “Noche oscura” tiene un nombre bastante más largo, a saber: “Canciones del alma que se goza de haber llegado al alto estado de la perfección, que es la unión con Dios, por el camino de la negación espiritual”.

Del título se desprende que estos versos no provienen solamente de la reflexión exterior sino de la esencia del alma, exactamente en el momento en que el poeta se encontraba trabajando en el camino de la negación espiritual para llegar a la perfección, ocasión en que descubrió al Misterio. Dicho de otra forma, la unión se le presenta de manera intuitiva, suponiendo la no exigencia de estudios ni de doctorados de ninguna clase para asimilarlo.

La belleza de este poema se percibe desde sus dos primeras estrofas:

 

  1. En una noche oscura,

con ansias, en amores inflamada

¡oh dichosa ventura!,

salí sin ser notada,

estando ya mi casa sosegada.

 

Querido lector, ¿quién salió sin ser notada, estando su casa sosegada? ¿Y por qué en una noche oscura?

San Juan de la Cruz comunica, con ayuda de representaciones distintas, los requisitos para el éxtasis.

El estado de tranquilidad de la “casa” —es decir del cuerpo y de lo que él envuelve— se logra, como ya se ha dicho antes, mediante la oración, la negación de los placeres mundanos y la meditación activa para someter al ego. En suma, se trata de purgar el cuerpo y el alma de las necesidades mundanas, de los apetitos sensoriales, de los apegos sensitivos.

La “casa” liberada de estos lastres hace posible que la esencia del alma humana se encuentre consigo misma; por lo tanto, dispuesta a unirse con Dios en un vínculo amoroso, de absoluta caridad.

Así, quien sale de la casa es la esencia del alma. Pero no lo podría hacer si antes no se quitara las ataduras físicas y morales que la doblegan.

El alma va al encuentro con lo Sagrado no sólo de manera voluntaria, sino que además lo hace con “ansias”; esto es, con un deseo vehemente de consumar esa unión. Entonces externa: “¡oh, dichosa ventura!”.

Se trata de la felicidad prometida, conseguida por la disposición de hacer a un lado la tendencia y acto de moverse hacia las cosas materiales y a las pasiones: amor, odio, alegría, tristeza, egoísmo, etcétera, que atañen tanto al cuerpo como al alma.

Despojarse de todo ello es altamente difícil para la mayoría de los simples mortales, aunque no imposible; no obstante, hay que correr un riesgo: la tentación.

Por más que no lo crea, querido lector, la esencia del alma queda expuesta a la oscuridad y a su noche, larga o corta, momento de peligro en que el mal se hace presente, incitándola a pecar, poniendo a prueba su fe y esperanza, sin más luz que ella misma. Recuerde, “En una noche oscura”, sin estrellas ni astros, es la esencia del alma en la más absolutad vastedad y soledad.

En los siguientes versos, san Juan de la Cruz agrega:

 

  1. A oscuras y segura,

por la secreta escala, disfrazada,

¡Oh, dichosa ventura!,

a oscuras y en celada,

estando ya mi casa sosegada.

 

A pesar de la oscuridad, la esencia de su alma se siente segura, libre de peligro porque está consciente de haber quitado de sí misma lo malo y superfluo. Confía en su propia pureza y en el importante plan que ha seguido para llegar a Dios, que incluye algo que disimule su vocación de excelencia y sus ansias amorosas. Avanza de este modo, bajo camuflaje para no ser descubierta y así eludir la tentación.

Tentación que embosca a las almas, pero las puras han de pasar la prueba hasta consumar su unión con Dios.

Es interesante que el poeta se haya referido en todo tiempo al personaje central en femenino, “salí sin ser notada”, dándole la opción de lo nupcial con Dios.

El poeta, en las siguientes estrofas, cuya belleza inefable queda sujeta a los ojos del lector más osado, narra lo que ocurre al alma y a su autor.

No todos podrán entrar en el éxtasis de san Juan de la Cruz, pues implica salir de uno mismo para entrar a la plenitud espiritual. Sin embargo, sí se podrá sortear la noche oscura, siempre y cuando se persevere con fortaleza, fe y determinación para afrontar las situaciones más difíciles.

Como siempre la última palabra la tiene Usted, querido lector

 

Maritza Flores Hernández

Cuentista, ensayista y también abogada. Egresada de Casa Lamm, donde hizo la Maestría en Literatura y Creación Literaria. Considera el arte, la ciencia y la cultura como un todo. Publica dos columnas literarias cada semana, en distintos diarios. Su obra ha formado parte de la antología de cuentos “Cuarentena 2020”.

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