Gorilas en Trova

Tarde de lluvia, virtud franciscana o gente corriendo

Tarde de lluvia, virtud franciscana o gente corriendo

Julio 06, 2021 / Por Maritza Flores Hernández

Cada fenómeno de la naturaleza imprime su huella en nuestros sentidos. Por cierto,¿ a Usted, a qué le suena la lluvia?

Para muchos, la lluvia signfica ecos, onomatopeyas; incluso, canciones; como diría Armando Manzanero:

 

 

… Esta tarde vi llover vi gente correr

Y no estabas tú …

 

 

En este fragmento —de la canción, “Esta tarde vi llover”, del yucateco Armando Manzanero—, la precipitación pluvial imita el discreto sigilo que deja la ausencia del ser amado.

Pareciera la cortina de agua desatada en una calle populosa, desvelando lo que la ciudad ya sabe: ella no está. El vacío atrapa al personaje, y aunque será diluido en el mismo elemento donde fue creado, permanecerá en su memoria por mucho tiempo.

Siempre hay y habrá una lluvia, especialmente, hermosa o duradera, reverberando en nuestras vidas. ¿Usted, cuál recuerda?

El sevillano, Rafael de León, miembro de la Generación del 27, en su poema “Lluvia a Conchita Herrera”, dice:

 

 

… ¡Te quiero!,

dijiste, y la flor de tu mano

puso un arpegio triste

sobre el viejo piano.

 

(En la ventana oscura

la lluvia sonreía…

Tamboril de dulzura

Gong de monotonía).

 

—¿Me querrás tu lo mismo?

y en tu voz apagada

hubo un dulce lirismo

de magnolia trochada.

 

(La lluvia proseguía

llorando en los cristales…

Cortina de agonía.

Guadaña de rosales) ...

 

 

En estos versos, Rafael de León y Arias Saavedra —VIII marqués del Valle de la Reina, VII marqués del Moscoso y IX conde de Gómara—, mejor conocido como Rafael de León, relata cómo las vibraciones de la lluvia percuten en la ventana, adquiriendo la placentera sensación de un “tamboril de dulzura”, y el apacible movimiento de un “Gong de monotonía”; gran telón de fondo para la franca confidencia de la amada: “Te quiero”.

Sin embargo, la duda penetra su voz: “¿Me querrás tú lo mismo?”, y en la espera de la respuesta, la lluvia se transfigura en ruego y amenaza. El poeta la escucha llorar en los cristales, prometiendo cortar de tajo con la ilusión recién nacida; coincidente con la voz de magnolia trochada; es decir, de mujer solitaria, temerosa de su propia conducta y de la réplica que podría partirla en dos.

Rafael de León, en los siguientes versos, plantea otras acuosas resoluciones; pero lo importante es: la lluvia suena a un “Te quiero”.

Por su parte, Federico García Lorca, en su poema “Lluvia”, narra:

 

 

… ¡Oh lluvia silenciosa, sin tormentas ni vientos,

lluvia mansa y serena de esquila y luz suave,

lluvia buena y pacífica que eres la verdadera,

la que llorosa y triste cae sobre las cosas caes! ...

 

 

Para el nacido en Fuente Vaqueros, España, adscrito a la denominada “Generación del 27”, la lluvia es silenciosa, tiene el hábito de callar y de no hacer ruidos.

Y debido a su carácter suave y dócil, es bienhechora; no se le confunde con las tempestades, aguaceros ni trombas; recuerde, nunca le acompañan tormentas ni vientos.

Aún más, es agua clara y benigna. Es la que cae, como lágrimas derramadas, apesadumbrada sobre toda la Tierra. Y es la “de esquila”; o sea, de la campana convocante de la comunidad, hacia la verdad.

Probablemente, estos versos contienen un concepto religioso o espiritual; el poeta continúa:

 

 

… ¡Oh lluvia franciscana que llevas en tus gotas

almas de fuentes claras y humildes manantiales!

Cuando sobre los campos desciendes lentamente

las rosas de mi pecho con tus sonidos abres…

 

 

Así, la lluvia hace referencia a la pureza y humildad, virtudes franciscanas. Cabe recordar: el “cordón de San Francisco (de Asís)” se desata causando fuertes tormentas, por lo cual es famoso.

La leyenda informa que San Francisco usaba una túnica atada a la altura de su cintura con un cordón. Con él, fustigaba al demonio soltándose rayos, truenos, vientos violentos y abundantes y destructivas aguas.

De modo que éstas son la cara contraria a las tormentas, cuya característica es la maldad.

Ahora bien, para algunas iconografías cristianas, las rosas simbolizan al receptáculo de la sangre de Cristo o a esta misma en forma de sus llagas.

En consecuencia, esa lluvia prodigiosa lava la Tierra; a gotas, es Dios entrando al corazón del poeta y es el tañido que convoca y dirige hacia la Verdad o hacia Dios.

García Lorca, agrega:

 

 

… El canto primitivo que dices al silencio

y la historia sonora que cuentas al ramaje

los comenta llorando mi corazón desierto

en un negro y profundo pentagrama sin clave...

 

 

La lluvia lleva y prolonga antiguas alabanzas, rítmicas y acompasadas, dedicadas al Misterio (Dios); transmite Vida a los seres vivos, particularmente, a la humanidad; dado que el ramaje corresponde al conjunto de familias de plantas, animales y hombres. Mas el poeta, compungido porque su alma es hoja rayada sin notas musicales, pide participar de esa lluvia; por lo tanto, de Dios.

Federico del Sagrado Corazón de Jesús García Lorca —conocido como Federico García Lorca—, prosigue explicando el tema de la lluvia. Por el momento, podemos sostener, a este extraordinario poeta, dramaturgo y prosista español la lluvia le suena a silencio, Verdad, Vida y divinidad.

Seguramente muy pocos atinarán a formular respuestas tan profundas como las de García Lorca; ni tan musicales como las de Rafael de León. Ni siquiera tan ciertas como las de Manzanero. No obstante, serán atinadas, originales y sinceras.

Como siempre, Usted tiene la última palabra.

 

Maritza Flores Hernández

Cuentista, ensayista y también abogada. Egresada de Casa Lamm, donde hizo la Maestría en Literatura y Creación Literaria. Considera el arte, la ciencia y la cultura como un todo. Publica dos columnas literarias cada semana, en distintos diarios. Su obra ha formado parte de la antología de cuentos “Cuarentena 2020”.

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