Káos

Alicia: el cuerpo que habla y sus maravillas

Alicia: el cuerpo que habla y sus maravillas

Marzo 01, 2022 / Por Antonio Bello Quiroz

[Alicia…] Es el ámbito de la acción y de la pasión de los cuerpos: cosas y

palabras se dispersan en todos los sentidos o por el contrario se sueldan en bloques

indiscomponibles. Todo es horrible en el fondo, todo es sinsentido.

Gilles Deleuze

 

El psicoanálisis siempre ha tenido vasos comunicantes con la literatura. La poesía y la mitología han sido referencias para Freud desde los primeros momentos de su obra. Tanto Sigmund Freud como Jacques Lacan han realizado múltiples homenajes y reconocimientos a los escritores y poetas, además de mostrar disposición a dejarse enseñar por ellos. 

El viaje de Alicia en el país de las maravillas es un recorrido por el asombro, la contradicción, el sin-sentido.

La famosa novela está firmada por Lewis Carroll, seudónimo utilizado por el reverendo y matemático Charles Lutwidge Dogson, quien mantiene una muy cercana relación con la niña Alicia Liddell y sus dos hermanas. Las visitaba con frecuencia, llevando consigo un maletín lleno de juguetes, y ellas quedaban fascinadas con las historias que les contaba. Entre las hermanitas Liddell había una preferida: Alicia.

Lacan, en su homenaje al escritor, señala que Lewis Carroll se hace servidor de Alicia: ella es el objeto que él dibuja. Es por ella que él se hace escritor de literatura infantil, quizás el precursor del género. Es la forma en que el reverendo sublima una pasión amorosa, hace de este goce proscrito un tratamiento por la vía de la escritura, aunque inicia con la palabra hablada.

Lewis paseaba con frecuencia con las niñas y en uno de estas excursiones las hermanas Liddell pidieron a Carroll que les contara una aventura. Nuestro escritor inventó la historia colocando a Alicia como la protagonista. Él inventó la historia y ella, Alicia, le pidió que la escribiera: Alicia en el país de las maravillas es entonces la respuesta a una demanda y, como bien sabemos, toda demanda es una demanda de amor.

Lacan destaca la satisfacción —alegría— con la cual Lewis Carroll hace juegos con el lenguaje, cadenas asociativas e incluso neologismos, en donde él mismo se ubica como el personaje del Dodo, un ave tartamuda que organiza una carrera loca y una larga historia. Al tartamudear, se nombra en ese nombre que ha abandonado, do-do como el reverendo Dogson. De Alicia podemos destacar el lugar que Lewis Carroll le da a su pulsión: su curiosidad que no se agota y sus deseos de aventura por un lado, pero también la pulsión ligada al cuerpo que la llevan a comer y beber sustancias que alteran su percepción corporal.

En la enseñanza de Lacan, el lenguaje adquiere una nueva dimensión: se destaca el elemento anterior a cualquier ordenamiento formal del lenguaje, le llama la lalengua, ese primer encuentro con el lenguaje donde priva el ritmo: ahí habitan los sonidos del lenguaje que se imponen a su sentido. Poner acento en este uso del lenguaje es lo que se hace en la experiencia clínica del psicoanálisis y, podemos decir, es también lo que hace Lewis Carroll en Alicia. En la trama la Duquesa le dice, por ejemplo, “cuida del sentido y el sonido cuidará de sí mismo”. Muestra que el sonido, el ritmo podría decirse, funciona por sí mismo, es el goce del lenguaje sin que el sujeto intervenga imponiendo un sentido. Y también en el diálogo con el sombrero loco encontramos el ritmo ahora referido al tiempo: “¡Ah, eso lo explica todo! —dijo el Sombrero—. El tiempo no tolera que le den palmadas”.

El ritmo, tanto en la experiencia clínica como en Alicia, impone el sinsentido, el nonsense, eso que escapando a la lógica introduce un sentido inédito, incluso un contrasentido, por ejemplo: caminar en sentido opuesto para aproximarse. En el seminario 23, dedicado a Joyce, Lacan nos muestra que el hablante goza del lenguaje con su cuerpo. Alicia juega con su cuerpo, en ella, sus dimensiones, sus extensiones, el misterio del ser se ciñe a la extrañeza del cuerpo.

En la experiencia en análisis se produce un encuentro que desencuentra, inicia con una interrogación sobre el ser, la relación con el Otro y con los otros, hasta cuestionar la relación con el propio cuerpo. El cuerpo es algo extraño para cada uno: no tenemos con él sino una relación de desconocimiento, sólo lo conocemos parcialmente, el cuerpo es desconcertante, es Otro para cada uno que lo tenga. Justamente porque nos resulta desconocido, cada uno tendrá que hacer un trabajo permanente de apropiación del cuerpo.

Lacan inventa un neologismo para mencionar esta condición y habla de lo éxtimo, es decir, la vivencia de sentir algo íntimo a la vez que completamente externo, ajeno. Ya Freud nos hablaba de lo ominoso para referirse a lo mismo. En el capítulo V de Alicia en el país de las maravillas, a partir del consejo de una Oruga, se produce la pregunta por el ser: ¿quién eres tú? Y Alicia responde “Pues… pues creo que en este momento no lo sé, señora… sí sé quién era cuando me levanté esta mañana; pero he debido de cambiar varias veces desde entonces”, y un poco más adelante continúa Alicia: “me temo que no se lo puedo explicar con más claridad; porque, para empezar, yo misma no consigo entenderlo; y el cambiar de tamaño tantas veces en un día es muy desconcertante.

Así entonces, la relación con el cuerpo es lo que bordea la cuestión del ser que lleva impreso un desconocimiento estructural, un no-saber fundante. Por tanto, el lenguaje no está al servicio de la comunicación sino del goce.

Alicia lo encarna a la perfección. Si algo es una constante en sus encuentros con nuevos personajes es el fracaso reiterativo de la comunicación, es el despliegue absoluto del equívoco y la muestra permanente de que el lenguaje está al servicio del goce. Alicia en su aventura se angustia, pasa miedos, llora, se enfrenta a lo raro, a lo extraño… pero también está reflejada la satisfacción que extrae cuando logra atrapar un cierto saber haciendo uso de la lalengua.

De este modo, Carroll elevó la dignidad de la infancia a una experiencia que no quedaba reducida a la felicidad de la inocencia infantil. Y esto, hay que decirlo, antes de Freud. Si bien la historia de Alicia se despliega como una gran ficción, un sueño, algo que pertenece al mundo de la fantasía, ésta no se le opone a la realidad. El efecto que consigue Carroll une realidad y ficción.

Alicia en el país de las maravillas es una ficción que nos acerca al susurro del goce. Se trata de una ficción, que sin embargo está soportado en una estructura lógica. El absurdo soporta la estructura misma de la obra. Su disparatada trama funciona porque la soporta una robusta estructura lógica, recordemos que el reverendo Dogson era matemático. Lacan tomaba muy en serio el absurdo, los excesos en el decir, las ocurrencias, los yerros: vamos, la sustancia gozante del habla.

Por otro lado, Lewis Carroll también subvirtió la estructura narrativa de lo que hasta ese momento era un cuento. De algún modo altera la estructura inicio-desarrollo-desenlace, en tanto que principio y fin quedan entrelazados. Y por si algo faltara, también podemos hallar en el cuento la crítica a la psiquiatría, a la división entre la normalidad y la locura, pues en el País de maravillas —como se lo dice el gato de Cheshire a Alicia— todos están locos, incluida ella. Lacan formuló algo semejante hablando de Freud. Decía que si leemos bien a Freud encontramos su idea de que todo el mundo está loco. Y es que para el psicoanálisis el pathos fundamental del ser humano es el hecho de tener un cuerpo sexuado y una actividad parlante, y desde ese punto de vista, todos estamos traumatizados por el lenguaje, y por tanto todos sufrimos esa locura gozante del habla. Todos, como Alicia, nos la tenemos que ver con la extrañeza radical que es tener un cuerpo mortal, sexuado y hablante.

Lewis Carroll es un autor que entrelaza la creación literaria con la lógica por estar implicado con ambas. El soñador y el lógico, Lacan señala esta división como necesaria para la realización de la obra, en la obra no habla de sexo, tema prohibido, pero no deja de hablar de eso.

El reverendo no dice del deseo sexual, el escritor lo muestra y lo toca por la tangente, a través del juego de las paradojas. No lo dice sino por la vía de la sublimación. Su nonsense va a contrariar la lógica de prohibición vigente y señala lo que se le escapa. Encontramos la excentricidad del deseo en las transformaciones de la anatomía de Alicia: crecer y achicarse, estirarse y encogerse, entrar y salir, verificando, como bien dice Lacan que “no se puede pasar por una puerta que no sea de su tamaño”.

Pocas décadas después de publicada Alicia, el psicoanálisis vino a hablar del sexo y a conceptuarlo justamente como el que huye al encuadramiento establecido. Partió de la noción de desvío y amplió la sexualidad a lo excéntrico del cuerpo, distinguiéndolo así del organismo. Al tratar abiertamente el sexo como aberración, se contribuyó mucho para abrir vías a un discurso sobre el sexo y lo erótico, tanto en el campo de la ciencia como en la producción de nuevas condiciones subjetivas de creación en las artes. Estas cuestiones no dejan de ser también las cuestiones vivas, tanto en la obra como en la vida, del Reverendo Charles L. Dodgson, amante de los juegos verbales y de las paradojas, de las fotos y de las niñas.

Lewis Carroll, por medio de su obra, ilustra y demuestra muchas verdades, sin embargo, cuando se considera el tratamiento que el psicoanálisis le da a la verdad, la historia vale por su dimensión de estructura. Incluso en su primera enseñanza, Lacan llega a decir que si tuviera que aconsejar un libro de introducción para los psicoanalistas de niños, antes que cualquiera de los libros de Piaget, aconsejaría Alicia en el País de las Maravillas, porque en ese libro se capta el fundamento de la experiencia de los niños con los juegos de lenguaje y principalmente el valor y la incidencia de falta de sentido que eso implica.

 

Antonio Bello Quiroz

Psicoanalista. Miembro fundador de la Escuela de la Letra Psicoanalítica. Miembro fundador de la Fundación Social del Psicoanálisis. Ha sido Director fundador de la Maestría en Psicoanálisis y Cultura de la Escuela Libre de Psicología. Ha sido Director de la Revista *Erinias*. Es autor de los libros *Ficciones sobre la muerte*; *Pasionario: ensayos sobre el crimen* y *Resonancias del deseo*. Es docente invitado de diversas universidades del país y atiende clínica en práctica privada en Puebla.

Antonio Bello Quiroz
En pocas palabras

Mayo 17, 2024 / Por Márcia Batista Ramos

Adiós a un poeta que cuenta historias

Mayo 14, 2024 / Por Márcia Batista Ramos

Diarrea emocional

Mayo 14, 2024 / Por Damián Cruz González

En pocas palabras

Mayo 10, 2024 / Por Márcia Batista Ramos

Konrad o la madre que abrió la lata

Mayo 10, 2024 / Por Maritza Flores Hernández

Con las valijas a cuestas

Mayo 07, 2024 / Por Márcia Batista Ramos

En pocas palabras

Mayo 03, 2024 / Por Márcia Batista Ramos