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Helí Morales y la imposible apuesta del arte contemporáneo

Helí Morales y la imposible apuesta del arte contemporáneo

Mayo 31, 2022 / Por Antonio Bello Quiroz

Allí, en esa larga noche del mundo debe existir quien se arriesgue más allá del peligro que denota este mundo de producción uniforme. Los más arriesgados deberán sobrepasar el imperio de lo útil en lo que se han convertido las cosas, trastocadas por el mercado.

Helí Morales

 

El sábado 4 de junio próximo se presentará en Puebla el más reciente libro del psicoanalista Helí Morales: aRTE Y PSICOaNÁLISIS. Heterotopología de la sexualidad.

La imagen de la tapa nos seduce y nos remite de inmediato a la sexualidad, sí, pero a ese costado de la sexualidad que permanece velado, oculto, atópico. Se trata del cuadro El origen del mundo, de Gustave Courbet, que perteneció a Lacan y su esposa Sylvia por 1955. Es una obra que, por la censura e incluso la autocensura, Lacan tenía disimulada bajo otra obra de André Masson (como en el libro está con el cintillo). Se trata de un cuadro que, dice Helí, “impacta, seduce, secuestra. ¿Qué secuestra? Justamente la mirada”

El libro inicia como un sueño en tanto que el sueño es, por definición, una atopia. Se trata de un sueño luminoso consignado por Michel Foucault en una noche oscura. El filósofo sueña con una ciencia inédita que aborde el espacio heterogéneo que es el territorio que habitamos. Los espacios diferentes, atópicos, se trata de un sueño de heterotopías.

Helí se compromete aquí a un trabajo imposible, aunque no por ello menos necesario: se compromete a desarrollar no las heterotopías de Foucault sino las heterotopologías que se realizan en el cruce entre psicoanálisis y el arte, a partir de ese eje que Lacan reconoce como su única invención, es decir, el objeto a, ese objeto que también hace del cuerpo el campo de resonancia entre la sexualidad y la muerte.

Helí Morales toma como punto de partida un sueño, y con ello nos remite a nuestro origen heterotópico. Sin más, nos recuerda que nos constituimos donde no estamos, lo que me recuerda ese aforismo de Nietzsche que nos dice que “el hombre es un animal sin lugar”. Este es el punto de partida: la realidad es, per se, heterotópica. Hay varios escenarios cuyo interior está en conflicto y convoca al afuera, pero no se convoca cualquier cosa, se convoca a que la sexualidad ocurra, ocurra fuera del ámbito familiar, las cárceles, los asilos, los psiquiátricos, los burdeles, los cementerios. Helí nos da una imagen de la heterotopía por excelencia que constituye el navío. Cito a Helí: “pedazo de ilusión pintada que, de puerto en puerto, de orilla en orilla, viaja trasportando las mercancías más valiosas, los personajes más lastimados…” Y nuestro autor, al respecto de los barcos, cita a Foucault: “…el barco ha sido para nuestra civilización, desde el siglo XVI hasta hoy, a la vez, no solo, por supuesto, el mayor instrumento de desarrollo económico, sino también la mayor reserva de imaginación. La nave es la heterotopía por excelencia…”. La realidad heterotópica del navío es aquella donde habita lo que no tiene lugar (pienso ahora en la mítica “Nave de los locos”).

Partiendo de que la realidad, como el sueño, es una heterotopía, Helí nos adelanta su propuesta: “ir más allá de Foucault, a condición de apoyarnos en sus aportes”. Bajo esa guía busca vincular no sólo espacios sino campos, campos del saber. No sólo a partir de los espacios de la ciudad sino de la sexualidad, ahí donde se relaciona la vida y la muerte. En la sexualidad, en el interior de la sexualidad, pero al mismo tiempo en el exterior, de la sexualidad se encontrarían el arte y el psicoanálisis. Helí nos dibuja los significantes con los que tejerá el entramado de estas heterotopologías que entrecruzan al psicoanálisis y el arte, la sexualidad y los sueños. A partir de estas coordenadas nos deja un libro que son muchos libros, por lo menos tres que son uno, y terminan por ser cuatro.

Se trata de un libro de psicoanálisis donde se despliega una arqueología epistémica y clínica del objeto desde los escritos de Freud hasta la topología de nudos y cadenas de Lacan. Pero también es un libro sobre arte contemporáneo, más aún, de arte desterritorializado, subversivo, rebelde, arte que estremece y estremeció al mundo y por ello, muchas veces, debió ser ocultado, prohibido, como ocurre con el cuadro que ilustra la portada. Además de un libro de psicoanálisis en sus dimensiones teóricas y clínicas a partir del objeto a, es también un segundo libro, un libro sobre el arte vivo, aunque trabaje con cadáveres, un libro de arte en movimiento, performance.

También es un tercer libro que, dice Helí, en realidad es el único, es un libro sobre la relación entre el arte y el psicoanálisis como campos discursivos. No es una mera relación de grados, no. Se trata, y aquí radica la novedad, de una relación heterotopológica a partir de la deconstrucción del objeto, su subversión. Dice Helí: “El arte y el psicoanálisis serían dos potencias desterritorializantes que abrirían la posibilidad de pensar una nueva subjetividad. Subjetividad que es una otra manera de sexualidad y muerte anudadas”.

El abordaje que hace Helí del arte me parece inédito y fascinante. Nos coloca en la reflexión del arte en las antípodas de la modernidad, ese que se juega en una sociedad del espectáculo, convocada a la exhibición, donde la vida íntima ha devenido éxtima, donde lo importante es aparecer. Pero el autor nos lleva a pensar que también hay quienes quedan por fuera de lo moderno, aquellos, aquellas que no tienen internet ni luz, están en la oscuridad. Los jodidos, ese nuevo exceso que el capitalismo ha producido. Ante esta jactanciosa exhibición, incluso de la condición paupérrima, el arte deviene lo que siempre debió ser, movimiento de resistencia y denuncia, de diferencia, arte que coloca a la desnudez como experiencia extrema, esa que sólo aparece en la soledad radical o en el arrebato místico. “La desnudez que, dice Helí, a diferencia de la exhibición, empuja al éxtasis, la vergüenza o el sacrificio. Nunca es cómoda. No es sin dolor. Sin dolor de ser. Del ser. Del ser en falta”. Al devenir desnudez, desnudez no de las prendas sino del corazón, los artistas modernos, algunos, se abren al otro, dan testimonio de la oscuridad del corazón, así ocurre con la escritura que abre a lo otro, a la soledad que desnuda. Helí lo ilustra con pasajes de Poe, Baudelaire y Marguerite Duras quien escribe desde esa soledad desnuda: “Hallarse en un agujero, en el fondo de un agujero, en una soledad casi total y descubrir que solo la escritura te salvará”. Helí reconoce la enorme, quizá imposible, apuesta del arte contemporáneo: astillar el centro, hacer del centro un punto vetusto, irreversible e inservible, apuesta quizás, al menos, en el campo de lo posible, a la multiplicidad de centros. Esa búsqueda nos llevaría, desde la escritura o la plástica, a la confrontación con lo innombrable y dice Helí: “Tal vez solo se pueda enfrentar lo innombrable con el arte. O el psicoanálisis.”

El libro arte y psicoanálisis de Helí Morales es un abanico y a la vez caleidoscopio de lo indecible. Borda en lo que escapa, teje desde diversos campos discursivo acercamientos a lo que se diluye, lo desangrado y lo sagrado. Nos confronta desde su escritura con un mundo que se vuelve inmundo, con un planeta que se está muriendo en medio de la contaminación, el hambre persistente, la pobreza, el racismo, la falocracia, la violencia contra las mujeres, los ataques a la comunidad trans, y un largo etc.

Esta condición moribunda del mundo, que Helí nos muestra sin estridencias, sino por el contrario, con un realismo que nos desnuda, me recuerda aquel verso con el que George Steiner inicia su Gramáticas de la creación: “No nos quedan más comienzos”. Helí, retomando una lectura de la realidad de Guattari a partir de tres ecologías: una del medio ambiente, otra de las relaciones sociales y una más de la subjetividad, nos propone pensar una posible imbricación de estas tres dimensiones a partir del arte. El arte como cuarto lazo vinculador. De esta manera se derrumbaría el mito de una sola subjetividad que sostiene el capitalismo para, así, abrir espacio a las respuestas singulares, la de los y las colectivas, abrir cauces a micropolíticas del deseo. La apuesta del libro es grande y hermosa, conmovedora. Se trata de apostar por la legitimación de lo fragmentario, lo singular y lo diferente. Escribe Helí Morales: “el psicoanálisis puede resignificar y construir una cierta ecología del fantasma como soporte de producción de singularidades”.

El libro aRTE Y PSICOaNÁLISIS. Heterotopología de la sexualidad, de Helí Morales, será presentado el próximo sábado 4 de junio a las 19 horas en la Librería Caligari, en 9 sur 108, en la ciudad de Puebla, Puebla.

Antonio Bello Quiroz

Psicoanalista. Miembro fundador de la Escuela de la Letra Psicoanalítica. Miembro fundador de la Fundación Social del Psicoanálisis. Ha sido Director fundador de la Maestría en Psicoanálisis y Cultura de la Escuela Libre de Psicología. Ha sido Director de la Revista *Erinias*. Es autor de los libros *Ficciones sobre la muerte*; *Pasionario: ensayos sobre el crimen* y *Resonancias del deseo*. Es docente invitado de diversas universidades del país y atiende clínica en práctica privada en Puebla.

Antonio Bello Quiroz
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