Tinta insomne

Charla de biblioteca: entrevista a Judith Castañeda Suarí

Charla de biblioteca: entrevista a Judith Castañeda Suarí

Octubre 29, 2021 / Por Fabiola Morales Gasca

En esta ocasión, “Tinta insomne” se lanzó a las calles del centro de Puebla para llegar a una famosa librería y hacer una visita a la escritora poblana Judith Castañeda Suarí. Lo primero que recibimos, tras estacionar la bicicleta, fue su amplia sonrisa y una charla que duró más de una hora. Sus palabras y presencia nos llenaron de regocijo tras días de sólo juntas, clases y conferencias por Zoom, Microsoft Teams y StreamYard. La charla giró en torno a las experiencias personales durante la cuarentena y el Covid-19, y cómo nos perturbó a todos. Por supuesto, hablamos sobre  libros y cómo ellos han aliviado el peso del alma en los días de incertidumbre.

La autora de La distancia hasta el espejo, Dios de arena, Aire negro y Vestir de negro, además de bibliotecaria, gentil conversadora y amante de la ópera, ha recibido en su carrera de escritora diversas distinciones: en 2005 recibió el Premio Nacional de Literatura Joven Salvador Gallardo Dávalos. En 2007 ganó el Premio Nacional de Cuento Joven Alejandro Meneses y el Premio Nacional de Narradores Jóvenes María Luisa Puga. Y en este año, el Instituto Municipal Aguascalentense para la Cultura le otorgó el Premio Dolores Castro 2021, en la categoría de narrativa. La visita y la conversación amena me permiten preguntarle sobre su trabajo.

 

—¿A qué edad comenzaste a leer? ¿Cuáles fueron tus primeras lecturas?

Recuerdo que mis primeros libros fueron los de una enciclopedia que se llamaba El libro de oro de los niños. Era de pastas rojas y duras, y traía cuentos, leyendas, algo de mitología griega. No los leía mucho, y yo tenía unos siete o seis años.

—¿Qué autores son significativos para ti y por qué?

—Edgar Allan Poe y Óscar Wilde, pues fueron de los primeros que empecé a leer, ya a una mayor edad, como a los 16 o 17 años. Por gusto el último y por la escuela a Poe. Con ellos me dio la inquietud, un poco más tarde, de escribir cuento. Y cuando me inscribí a un taller literario, el de Alejandro Meneses. Él es el más importante para mí, como autor, como maestro y amigo. De él aprendí todo lo que he tratado de hacer todos estos años. Gracias a él es que intento seguir escribiendo.

—¿Cómo es que te interesaste por la escritura?

—Leyendo los cuentos de Edgar Allan Poe y El retrato de Dorian Gray, de Óscar Wilde. Quise escribir algo parecido, me imaginé cómo sería, aunque fue mucho después que me inscribí formalmente a un curso.

—¿Dónde tomaste talleres?

—En la SOGEM (Sociedad General de Escritores de México), cuando se impartían en el Instituto Cultural Poblano, en el 2002. Tomé taller de cuento con Alejandro Meneses. Después fue en PlantAlta, talleres independientes que se dieron gracias a las facilidades que otorgó Gabriela Puente, pues nos reuníamos una vez a la semana en su casa.

—¿Qué características de la obra de Alejandro Meneses es lo que debiera interesarle al posible lector que no lo conoce aún? ¿Qué te ha influido más de su obra?

—De Alejandro, creo que me han influido mucho sus consejos, su enseñanza, que también siento como parte de su obra. Me gusta mucho leerlo, tiene cuentos que casi pueden saborearse, como los que integraron su libro Vidas lejanas. Esos son cuentos construidos con sus recuerdos familiares, con sitios cercanos a él, su estado natal, el lugar donde estudió. Y creo que sería interesante para los lectores acercarse a esos textos.

—En tu trabajo como bibliotecaria que observas de los lectores ¿Qué autores buscan más? ¿Qué autores van en aumento?

Creo que acuden más a los autores mexicanos. Usuarios frecuentes toman los de Ángeles Mastretta, por ejemplo, aunque buena parte de quienes vienen a la biblioteca lo hacen para trabajar con sus propios libros, o con su laptop. También hay quienes leen a Tolkien o a Christian Jacq, un autor francés que aborda temas sobre Egipto.

—Si te preguntan, ¿qué autores recomiendas tú?

—Juan Rulfo, Carlos Fuentes, por ejemplo, si me piden algún autor mexicano. También les pregunto qué tema es de su interés y sobre eso les recomiendo algo. Igual si tengo oportunidad recomiendo los cuentos de Alejandro.

—En “Tinta insomne” hemos observado tu gusto por la ópera, ¿cómo te acercaste a ella? De acuerdo a tu experiencia ¿Cuál es la relación entre la ópera y la literatura?

—Me acerqué de manera más completa a través de un programa que Sergio Vela conducía en el Canal Catorce, Ve la ópera con Sergio, donde él y otros dos co-conductores charlaban sobre una obra, y el fin de semana se transmitía dicha obra, completa, con comentarios de Sergio entre acto y acto. Antes ya había escuchado Nessun dorma, con Luciano Pavarotti, el aria de la reina de la noche, de La flauta mágica, de Mozart, en la película Amadeus, y la música de Handel en Farinelli. Pero ver un escenario así, un vestuario, y a los cantantes en una puesta completa, fue como un “derechazo”. De ese viaje no he regresado.

En cuanto a su relación con la literatura, muchas veces el origen de una ópera está en una novela, por ejemplo Carmen, Cavalleria rusticana o La dama de las camelias, libro en el que se basa La Traviata, de Verdi. También hay obras narrativas que abordan el tema de la ópera; los dos géneros abrevan uno del otro.

—¿Por qué la ópera? ¿Qué tipo de ópera escuchas? ¿Qué recomiendas a los inician en este género?

—Soy fan absoluta de Giuseppe Verdi, también de Puccini y de obras como Pagliacci. Una puesta puede volarte la cabeza, puedes seguir a un cantante; también te puedes sentir atraído por la trama, como si vieras una película o una serie, que además es comprensible, pues muchos videos en Youtube tienen los subtítulos. También TV UNAM transmite óperas el fin de semana. Es accesible y se le puede dar la oportunidad, si no has visto ninguna. En ese caso dependerá de los gustos de la persona, recomendar algo divertido, como El barbero de Sevilla o La Cenerentola, de Rossini, o quizás algo más dramático, La Traviata o La bohéme. Si a alguien le gusta el género policiaco, Tosca podría ser de su agrado.

—Ganaste recientemente el Premio Dolores Castro 2021 en la categoría de narrativa (te felicitamos enorme) ¿De qué va? ¿Cuánto tiempo te llevaste en el proceso de escritura?

—¡Muchas gracias! Fue con un libro de cuentos, Unas gotas rojas es el título. Y los textos se van conectando con un elemento rojo que aparece en la historia: un guante manchado de sangre, una firma que uno de los personajes hace con tinta roja. También las protagonistas o narradoras son mujeres. Los textos tienen unos diez años, algunos menos, y regresé a reescribirlos, a corregirlos, incluso a concluir uno de ellos durante ese tiempo.

—Estamos leyendo tu más reciente libro, Vestir de negro. Tus historias narran de forma directa el dolor y la explotación de personas esclavizadas en los siglos pasados. ¿Cuál fue tu intención original al escribir las historias? ¿Sobre qué te inspiraste? ¿Qué te motivó a escribir?

—Me llaman mucho la atención los temas históricos, pero desde el punto de vista de “los vencidos”, por así decirlo. Y este libro es como una especie de “primo hermano” de uno anterior que se llama Dios de arena y aborda temas prehispánicos o de la colonia. Creo que en los dos están las huellas de la colonización europea, por un lado invadiendo el llamado Nuevo Mundo, y por otro, secuestrando a los habitantes de África para traficar con ellos como si fueran mercancía. Para ayudarme a escribir sobre el tema, para apoyarme, leí además de libros de historia, algunas novelas de Toni Morrison. También leí El reino de este mundo, de Carpentier, Negro como yo, de John H. Griffin, y El color púrpura, de Alice Walker.

—¿Qué estás leyendo actualmente?

—No he leído mucho por el momento. Es un tiempo muy extraño este de la pandemia, pero ahorita estoy leyendo un libro sobre mitología griega, de Stephen Fry, Mythos.

—¿Cuáles son tus proyectos literarios? ¿Qué estás escribiendo hoy?

—No he escrito tampoco mucho, pero tengo la idea de hacer un libro con cuentos de ópera.

—¿Qué consejo das a los que inician en la escritura?

—Lecturas. También pueden acercarse a algún taller literario, aunque hay quienes no creen en ellos. Gracias a los talleres es que puedo seguir escribiendo.

—En Tinta insomne asociamos la literatura con la diversión, responde en pocas palabras a cada una de éstas:

  • Reggaetón: no me gusta. Siento que todos cantan igual y sobre lo mismo, la misoginia. Aunque debe haber otros temas, supongo, pero no son tan populares entre sus oyentes.
  • Ópera: un viaje del que no regresas. Amo a Verdi.
  • Escritura: una segunda vida, un lugar que puede ser sólo tuyo.
  • Vida: ahorita, rara.
  • Covid: el “bicho” que llegó a arruinarlo casi todo.
  • Libros: adicción, sigo acumulándolos aunque muchos no los haya leído.

 

La bicicleta ha descansado demasiado tiempo y es hora de marcharse. Nos despedimos y agradecemos el valioso tiempo de convivir personalmente. “Tinta Insomne” deseó detener el tiempo para seguir conversando con Judith Castañeda, pero ante la imposibilidad sólo nos llevamos el olor del café que predomina en el ambiente, la simetría de los libros que extasían la vista y la charla de esta escritora poblana que por su sencillez personal y fuerza en su escritura nos invita a seguir leyéndola.

 

Fabiola Morales Gasca

Fabiola Morales Gasca Licenciada en Informática por el Instituto Tecnológico de Puebla. Egresada de talleres literarios en la Casa del Escritor y la Escuela de Escritores. Terminó el Diplomado en Creación Literaria en la SOGEM-IMACP de Puebla. Maestra en Literatura Aplicada por la Universidad Iberoamericana. Autora de los poemarios “Para tardes de Lluvia y de Nostalgia” 2014 y “Crónicas sobre Mar, Tierra y Aire” 2016 Editorial BUAP. Libros infantiles “Frasquito de cuentos” y “Confeti” 2017, BUAP y Libro de minificciones “El mar a través del caracol” Editorial El puente 2017. El niño que le encantaban los colores y no le gustaban las letras 2018. Luciérnagas 2020. Participante de varias antologías en España, Paraguay, Chile, Colombia y México. Lectora voraz y escritora incansable.

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